Economía

Viaje a La Sagra: La región que ha hecho tristemente famosa 'El Pocero'

Francisco Hernando, El Pocero
Cuando Camilo José Cela viajó a La Alcarria, descubrió una veintena de pueblos con profundo sabor castellano. Una tradición que poco a poco ha ido perdiéndose en la vecina región de Henares.

Sesenta años después del literario viaje de Cela, pueblos como Azuqueca, Marchamalo, Cabanillas del Campo, Alovera y Villanueva de la Torre han disparado su población; las viviendas unifamiliares han desterrado los patios de piedra; y la tranquila vida rural ha dejado paso a las ciudades dormitorio de Madrid.

Pero Guadalajara -provincia que alberga La Alcarria y al Corredor de Henares manchego-, no es una excepción. Toledo está viviendo una metamorfosis muy similar. Sobre todo en la desértica comarca de La Sagra. Allí se encuentra Seseña, una pequeña población que, en cuestión de meses, ha pasado del más absoluto anonimato a la mayor de las polémicas.

La Fiscalía Anticorrupción está investigando un presunto delito continuado de prevaricación, falsificación documental y malversación de caudales públicos en esta pequeña localidad de 9.000 habitantes, donde Francisco Hernando, El Pocero, consiguió que se le adjudicara la construcción de 13.500 viviendas.

Ubicación estratégica

Pero, ¿por qué puso El Pocero sus ojos en Seseña? Por el potencial que tiene toda la región de La Sagra. Ubicada entre Madrid y Toledo, goza de una envidiable posición estratégica, que todos los alcaldes de la comarca se han lanzado a explotar.

Los 71 kilómetros que separan estas dos ciudades han quedado reducidos a media hora gracias al AVE; y la nueva autopista AP-41 permite reducir a la mitad el trayecto en coche: en apenas 30 minutos, sin atascos, se puede llegar desde la capital manchega a la M-40.

Un nudo de comunicaciones que se ha convertido en el maná de la comarca. Huérfana de un pulmón industrial, La Sagra ha visto en el desarrollo urbanístico su mejor opción de crecimiento, un auténtico imán que atrae a miles de habitantes de Madrid y Toledo.

Encontrar el equilibrio

"El problema de La Sagra hace tiempo que no es desarrollo sí o desarrollo no; sino qué tipo de crecimiento queremos", asegura Gustavo Figueroa, alcalde de Bargas. Esta pequeña localidad tiene empadronados a menos de 9.000 habitantes, "aunque la población flotante puede sumar hasta 3.000 personas más", añade el regidor.

Su caso no es una excepción. Todos los pueblos de la comarca tienen empadronada menos población de la que realmente vive ahí. Los alcaldes de la región intentan justificar este desfase en el hecho de que muchas de sus viviendas se utilizan como segunda residencia. Una explicación que se contradice con los argumentos que esgrimen para resumir el rápido crecimiento de la zona: la gente trabaja en Madrid y Toledo, pero vive en La Sagra.

¿Viven o veranean? Estos dos argumentos contrapuestos hacen sospechar un auge de la especulación en la comarca.

La segunda región que más crece de España

Junto al Corredor de Henares, La Sagra es una de las regiones que más está creciendo de toda España, gracias a su buena comunicación con la capital y unos precios de la vivienda muy competitivos.

Por ejemplo, una residencia unifamiliar de 150 metros cuadrados construidos y 300 metros de parcela en Olías del Rey ronda los 300.000 euros. En Madrid, por ese precio, se están vendiendo apartamentos de 60 metros cuadrados en el PAU de Vallecas.

Estos atractivos precios están atrayendo a muchos trabajadores de la capital, pero también están despertando el espíritu especulador y creando el caldo de cultivo propio de la corrupción urbanística.

Una amenaza que cada alcalde intenta combatir con diferentes armas. Sobre todo, porque La Sagra, como otras muchas comarcas de España, no goza de una unidad administrativa. Dividida en dos mancomunidades -la del norte, con 14 municipios, y la de sur, con otros nueve-, cada zona ha optado por modelos de desarrollo distintos.

Illescas marca la diferencia

Illescas, la capital económica de la zona, se ha desmarcado por completo del modelo de Seseña. "No es el nuestro", dice el alcalde, el socialista José Manuel Tofiño, presidente también de la Diputación Provincial de Toledo.

Ubicada a escasos 35 kilómetros de Madrid, Illescas no quiere ser una ciudad dormitorio de la capital. "Apostamos por la industria para que la gente se quede a vivir aquí. Además de generar riqueza, eso nos permite, entre otras muchas cosas, reducir los problemas de tráfico", asegura Tofiño.

Illescas suma más de 1.300 compañías, como Integral Press, en cuyas rotativas se imprimen gran parte de los diarios gratuitos que se distribuyen en Madrid; Bossi, una empresa especializada en el diseño y fabricación de cocinas; Euroquímica, que produce los jabones Lagarto, y, sobre todo, Airbus. El gigante aeronáutico europeo dispone en esta localidad toledana de su principal centro de fibra de carbono de toda Europa.

Ciudades dormitorio: la mejor opción

Otras poblaciones, como Esquivias, Yuncos o Borox, intentan seguir su ejemplo, pero la presión demográfica es muy fuerte y la amenaza de destapar nuevas Seseñas ronda toda la comarca.

Además, algunos Ayuntamientos admiten sin complejos que su mejor fórmula de desarrollo pasa por convertirse en una ciudad dormitorio de Madrid y/o Toledo. Por ejemplo, Luis Miguel Hernández, alcalde de Olías del Rey, donde tiene su casa el ex ministro de Defensa José Bono, está construyendo el futuro de su municipio sobre esta base. Aunque niega cualquier similitud con el escándalo de Seseña

"El problema es que pagamos justos por pecadores, pero siempre que se haga de forma ordenada, esta actividad es tan lícita como cualquier otra", asegura. El problema es precisamente ése, que el crecimiento sea ordenado.

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