La LFP ha destinado 210 millones a mejorar la prevención en los campos españoles desde 1996. ¿Suficiente? Es la pregunta que aficionados -y no- al fútbol se han hecho este fin de semana en relación a la seguridad en los estadios.
El binomio fútbol-violencia ha vuelto a colocarse en el punto de mira a raíz de los enfrentamientos vividos el pasado viernes en la ciudad italiana de Catania, con motivo del encuentro entre el Catania y el Palermo, que se saldaron con la vida del agente Filippo Raciti.
Ayer, la lista de 30 detenidos por participar en los altercados se vio incrementada con el arresto de un vigilante de seguridad acusado de haber permitido a los ultras entrar con armas y explosivos que, posteriormente, fueron utilizados en los enfrentamientos. El Gobierno italiano ha prometido "medidas drásticas" para atajar el problema entre las que se encuentra "no enviar Policía a los partidos si los propios agentes deben temer también por su seguridad".
La seguridad en el fútbol
A partir de este lamentable suceso, por el que el fútbol italiano está suspendido "por tiempo indeterminado", son muchas las preguntas. ¿Cómo se gestiona la seguridad en los campos? ¿Quién la financia? ¿Garantiza el control de los grupos violentos? ¿Podrían ocurrir acontecimientos de esta magnitud en el fútbol español?
La LFP lo tiene claro: "En España el esfuerzo inversor en seguridad es muy importante y, aunque todo es mejorable, estamos en un altísimo nivel, a la cabeza a nivel mundial, y es muy difícil que se produzcan acontecimientos como los vividos en Italia".
La Policía también está tranquila. "La seguridad en los campos españoles es suficiente", aseguran desde la Confederación Española de Policía (CEP).
14 millones por las quinielas
Las mismas fuentes de la LFP valoran que las medidas de seguridad han mejorado mucho en la última década y ponen cifras. "El gasto desde la temporada 96-97 asciende a 210 millones".
¿De dónde sale ese dinero? De las quinielas. Del total de la recaudación anual, Loterías y Apuestas del Estado destina un 10 por ciento a la LFP. De ese porcentaje, que el año pasado alcanzó los 49 millones de euros, en torno a un tercio -14,64 millones en la pasada temporada- es destinado a la seguridad en los estadios.
El Consejo Superior de Deportes recuerda que los equipos que ascienden a Primera División son "los más beneficiados" porque es necesario que sus instalaciones se ajusten a las exigencias recogidas en la Ley del Deporte del año 1990.
¿Y a qué se destina ese dinero? Principalmente, a los sistemas de control de acceso e informatización de la entrada, la instalación y mejora de cámaras de seguridad y megafonía, a inversiones en las salas de control, instalación de gradas de asientos, protocolos de evacuación, separación física entre aficiones y, en líneas generales, al mantenimiento del estadio.
Parte de los Presupuestos Generales
La segunda pata en la seguridad de los estadios corre a cargo de los dispositivos del Ministerio del Interior cuyo coste proviene directamente de los Presupuestos Generales del Estado. "No hay una partida específica destinada a cubrir los acontecimientos deportivos", asegura el Gobierno.
En cada estadio un inspector de Policía coordina la seguridad pública y privada. Pero el número de agentes antidisturbios varía en función de la peligrosidad fijada en la reunión semanal de la Comisión contra la Violencia.
Un informe policial de 2003 concluye que la seguridad de los partidos de fútbol le cuesta a las arcas del Estado cerca de 16 millones de euros. El despliegue de funcionarios en partidos de alto riesgo -cuyo principal ejemplo es el Madrid-Barcelona- conlleva un coste de 66.500 euros; en los partidos normales, el Ministerio se gasta en seguridad una media de 15.000 euros.
El secretario de organización de la CEP, Lorenzo Nebreda, cuantifica los agentes: "El número de efectivos varía entre un mínimo de 100 en los partidos menos importantes, hasta los 350 en encuentros de alto riesgo". Los costes por los servicios extraordinarios de los funcionarios se encuentran entre los 60 y los 90 euros, es decir, podrían ascender a 31.500 euros. "A este gasto es necesario sumar los costes en materiales, vehículos, dietas por desplazamientos, así como otros efectivos como los guías caninos, caballos...".
La seguridad de los clubes
Los clubes son el tercer eje de garantía en la seguridad. En líneas generales, no recogen partidas específicas dentro de sus presupuestos, sino que incorporan este coste al gasto total de mantenimiento del estadio. Con todo, defienden que hacen un esfuerzo "importante" en seguridad privada.
Valgan tres ejemplos. San Mamés, campo del Athelic Club de Bilbao, cuenta con una media de 75 efectivos de seguridad entre guardias jurado y vigilantes. El Sánchez Pijúan, estadio del Sevilla, tiene una media de 150 agentes que llega a superar los 200 en los partidos de alto riesgo; y Riazor, campo del Deportivo de la Coruña, cuenta con una dotación de entre 200 y 250 efectivos privados de seguridad.
Todos coinciden en que están tranquilos, pero no en quién debe pagar. En más de una ocasión, la Policía ha reclamado a Interior que sean los propios clubes quienes se hagan cargo de la mayor parte del gasto destinado a seguridad. Esgrimen que son "los beneficiarios".
La réplica tiene su principal argumento en que, al igual que otros acontecimientos como manifestaciones, es la Policía quien tiene que garantizar la seguridad.