Economía

Merkel y Sarkozy firmarán un acuerdo para presentar al G20 un plan de regulación de los 'bonus'

Los jefes de Estado y Gobierno de los 27 Estados de la Unión Europea se están planteando reunirse el jueves 17 de septiembre en Bruselas para cerrar filas ante la cumbre que celebrarán la semana siguiente en Pittsburg (Estados Unidos) los líderes del G20. La agenda va llena de temas, con las bonificaciones a directivos entre los platos fuertes.

Los órdenes del día de ambas citas tendrán los dos mismos pilares: la reforma del sistema financiero mundial para evitar los desplomes bancarios que han provocado la recesión y la estrategia para consolidar la salida de la crisis internacional.

Los ministros de Economía y Hacienda de los Veintisiete se reunirán en Bruselas el martes 2 de septiembre para preparar la cumbre del G20. Esa reunión ya ha sido oficialmente confirmada. La cumbre europea del 17 aún es una posibilidad en estudio. El Gobierno de Suecia, país que este semestre ocupa la presidencia semestral de la UE, se ha declarado preparado a organizar la cumbre si hay un interés generalizado entre las capitales comunitarias.

Según Estocolmo, la decisión de convocar o no la cita será anunciada oficialmente la semana próxima. Precisamente a finales de la semana próxima se reúnen en Estocolmo los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete.

División europea

Los Gobiernos europeos intentan dar la sensación de unidad ante la cita internacional del G20, en la que sólo tienen cabida los europeos del grupo de países más industrializados o G8 (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia), la Comisión Europea y el país que ocupa la presidencia de turno de la UE (Suecia en la segunda mitad de 2009). España ha vuelto ha ser invitada al G20.

Aunque la media docena de miembros europeos del G20 pretenden acudir a estas cumbres con una posición común en representación del bloque de la UE, sus divisiones han sido patentes en las dos reuniones ya mantenidas por este foro para hacer frente a la crisis financiera y la recesión económica.

En Washington a finales del año pasado y en Londres en abril de este año, Francia se ha destacado por su defensa de los planes de estímulo para resucitar la economía y por su presión para reforzar la reglamentación financiera. Alemania recela de que el gasto público sea la mejor solución a la recesión, pero apoya la reforma financiera.

Londres es partidaria de los planes de estímulo, pero teme que aumentar la reglamentación financiera provoque que el capital huya de la City londinense. París, por el contrario, intenta que su sector financiero se beneficie de la reputación de ser uno de los abanderados de la reforma y el aumento de transparencia de los mercados.

Control de 'bonus'

En lo que sí están de acuerdo tanto Londres como París es el la necesidad de controlar las primas que reciben los directivos de las grandes firmas, que tanta polémica han levantado. Así, propondrán en la próxima reunión del G-20 una regulación internacional de las bonificaciones.

En declaraciones a la cadena de televisión N24, la canciller alemana Angela Merkel se manifestó irritada por el hecho de que algunos bancos sigan otorgando primas millonarias a sus ejecutivos como lo hicieron antes de la crisis financiera. "Por ello debemos analizar cómo intervenir para limitarlos", afirmó.

Entre las opciones, Merkel mencionó el pago retardado de bonificaciones para permitir examinar si el éxito de la empresa es duradero.

El ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück aseguró por su parte que Alemania siente "gran simpatía" por los planes presentados ayer por Francia en relación con las primas a los ejecutivos (vincular la retribución variable no sólo a las ganancias sino también a las pérdidas).

El lunes está previsto que Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se reunan en Berlín para detallar los pormenores del acuerdo.

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