Poco más de cuatro meses restan para que se dé el pistoletazo de salida a la presidencia española de la UE y todo parece indicar que el Gobierno tiene problemas para fijar la letra grande (y, por supuesto, también la pequeña) de lo que serán los ejes sobre los que pivote el semestre europeo presidido por nuestro país.
La última evidencia de ello se produjo el pasado mes de abril, cuando el Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero concluyó el primer borrador resumido de lo que serían sus prioridades para esos seis meses. En el documento, elaborado por la Secretaría de Estado para la Unión Europea (departamento encargado de coordinar las actuaciones de nuestro país de cara a la presidencia del Consejo europeo en 2010), pasaba, paradójicamente, de puntillas por la crisis económica.
La introducción del documento dejaba claro que, para el Gobierno, las principios clave que guiarán sus propuestas e iniciativas serán la igualdad e innovación. Y, sobre la crisis, poco o nada. El borrador provocó un aluvión de criticas internas y un airado enfrentamiento entre Economía y Exteriores.
Falta de seriedad
"Resulta preocupante que España tenga la oportunidad de capitanear las iniciativas europeas en un momento clave para el futuro del sistema económico y financiero y presente un documento sin ninguna consistencia, impreciso y que demuestra una ausencia total de conexión con la situación nacional e internacional", aseguran a elEconomista fuentes ministeriales.
De hecho, el propio Ministerio de Economía exigió la rectificación inmediata y la reelaboración del mismo para dotarlo de mayor contenido económico. Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores argumentó que el vacío de poder en el Ministerio de Economía, provocado por la salida de Pedro Solbes, les dejaba sin interlocutor válido con el que poder trabajar.
El documento apunta que estamos ante una crisis no sólo global, sino de naturaleza sistémica. Y, por eso, según recoge en sus páginas, las medidas que los países europeos, y otros, han adoptado para estimular la economía y estabilizar los mercados financieros, siendo imprescindibles, no son suficientes.
Economía baja en carbono
Así pues, el borrador establece que "hay que trabajar para construir nuevas pautas de crecimiento hacia una economía baja en carbono, basada en el conocimiento y las tecnologías de la información y preservando la cohesión y la diversidad cultural de Europa". Y eso es todo.
La economía de la sociedad del conocimiento, la dimensión social de la estrategia de crecimiento y la creación de empleo de calidad, así como la dimensión medioambiental y energética, completan los epígrafes dedicados a los retos económicos a los que se enfrentan Europa y el resto del mundo.
Y es que el 7 de abril de este año, Elena Salgado era nombrada, en sustitución de Pedro Solbes, vicepresidenta económica del Gobierno. Fue en esos días cuando se concluyó la redacción del primer borrador resumido de las prioridades españolas para la presidencia del Consejo y, al existir un vacío en la vicepresidencia económica, Exteriores decidió diseñar, por su cuenta y al margen de los departamentos que configuran el área económica del Gobierno, el documento.
El resultado es una tenue declaración de intenciones en la que el Gobierno pone el acento en la necesidad de desarrollar una Europa fuerte y capaz de ejercer su liderazgo a favor de un orden internacional justo y equilibrado, "una Europa innovadora y que promueva la igualdad en todas sus manifestaciones". Y es que, según el Gobierno, la crisis financiera y económica ha puesto de manifiesto que la innovación "es la clave para afrontar la crisis y para salir de ella más fuertes, con una economía y un mercado de trabajo más sólidos".
Fuera dejaba cualquier tipo de referencia concreta a reformas fiscales, laborales o, incluso a la reforma de los organismos reguladores y supervisores financieros.
El otro asunto, la igualdad, hacía referencia a la necesidad de fomentar la solidaridad y reducir las discriminaciones en todas las políticas comunes y, dentro de éstas, incluía salud, energía, educación, investigación, infraestructuras y transporte, medio ambiente, agricultura y la política exterior.