El Gobierno está persuadido de que los próximos meses van a ser muy duros para el empleo. El globo del verano puede comenzar a desinflarse este mismo agosto. Las expectativas oficiales y privadas apuntan a un inevitable incremento del paro antes de diciembre superior a 400.000 personas, lo que supondría rebasar el listón de los cuatro millones de desempleados. El Gobierno y los sindicatos abordarán la próxima semana los cambios del subsidio de los 420 euros.
Incluso el entusiasta ministro de Trabajo, aquel que pronosticó que la crisis acababa en dos meses, ha admitido que el horizonte laboral es muy oscuro. Y el mensaje parece haber calado en otro optimista antropológico, el presidente del Gobierno.
Por todo esto, Rodríguez Zapatero ha tomado la iniciativa, según han confirmado fuentes de Moncloa a elEconomista, de dirigirse a los grandes empresarios españoles y a gestores de multinacionales asentadas en España para que hagan todos los esfuerzos posibles por no despedir a más trabajadores.
El reclamo del presidente llega en el peor momento de las relaciones entre la cúpula empresarial de CEOE y la Administración socialista. Un distanciamiento que ha llegado hasta el punto de que el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha puesto en duda la representatividad de la misma en el cuerpo empresarial español.
El enfado de Zapatero con la patronal es grande y, por eso, su estrategia consiste en ir empresario por empresario solicitando su colaboración para evitar que el número de parados siga en aumento.
El Ejecutivo es consciente de que a los pequeños empresarios y a los autónomos que cesan de actividad no se les pueden pedir esfuerzos.
También sabe de antemano que muchos de los trabajos que se han acogido al Plan de Financiación Local van a ir concluyendo en el último cuatrimestre. Según las cifras oficiales, son más de 400.000 los que se han encontrado ocupación, con contratos de corta duración, en estos tajos.
Construcción y distribución
El presidente del Gobierno aprovecha cualquier oportunidad para hacer su petición a los grandes empresarios del país. En los planes que se están diseñando aprovecha cualquiera de las negociaciones formales o informales, como en las del plan extraordinario de infraestructuras, para el que se espera que la inversión supere los 15.000 millones de euros.
Ante esta enorme inversión se reclama que se mantengan los puestos de trabajo, dado que habrá obras garantizadas hasta 2013. No hay que olvidar que, precisamente, el sector de la construcción es donde más se cebó el desempleo en el primer avance de la crisis, según han explicado empresarios de las grandes constructoras a elEconomista.
Pero no es el único sector. Zapatero también quiere cuidar el empleo existente en el sector de la distribución o de la energía, a cuyos responsables empresariales reclama el mantenimiento del empleo, igual que el ministro de Industria, Comercio y Turismo, quien siguiendo el ejemplo del presidente hace el mismo llamamiento, según confirmaron responsables de estos sectores a este periódico.
El verano es corto
No ignora el Ejecutivo que, de los 189.184 parados menos registrados entre mayo y julio, una amplia mayoría volverán a engrosar las cifras del Registro, ya que la media de contratados fijos en estos tres meses ha sido del 8,7 por ciento. Se podría calcular que el paro registrado se engrosará en casi medio millón de personas en los últimos meses del año, lo que provocaría que se superaran los 4 millones de parados.
Esta cifra, que se ha considerado desde el Gobierno inalcanzable, aunque en términos de la EPA de julio está sobradamente rebasada (4.137.500), podría verse alterada con la aplicación del Real Decreto Ley aprobado el 13 de agosto sobre prórroga de la prestación por desempleo, pese a que Trabajo ha dado versiones diferentes sobre la posible baja de los listados.
Así, ese mismo día, una portavoz del Ministerio de Trabajo aseguraba que en ningún caso se darían de baja estos parados "porque la prestación está vinculada al seguimiento de cursos de formación", y estos cursos no son retribuidos.
Pero, el director general del Inem ha matizado que no todos se darán de baja, lo que quiere decir que algunos sí quedarán excluidos del paro.
Momentáneamente puede rebajar las cifras de paro, pero a un alto coste, porque aumentarán aún más las divergencias entre este registro y la EPA que elabora el Instituto Nacional de Estadística. En junio, la diferencia era de más de medio millón de personas.
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