
El mercado laboral recibió el impulso del verano con una caída del paro en 49.409 personas que se vio acompañado por la creación de 76.720 empleos y llevó el total de afiliados a la Seguridad Social por encima de los 21,86 millones. No obstante, este avance dejó atrás a los ciudadanos con edades comprendidas entre los 35 y los 50 años, que constituyen el pilar estratégico del mercado de trabajo.
Los datos difundidos por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a inicios de mes reflejan una pérdida de algo más de 20.200 afiliados medios en esta franja de edad, una diferencia que se eleva hasta los casi 50.000 cuando se compara con el volumen del mismo periodo del año 2024. Una reducción que se acentúa en la década de los 40, donde se concentra la gran parte de esta caída, y da señales de la calidad del empleo generado con la campaña estival.
La reforma laboral aprobada en 2021 no ha evitado que cada mes de junio se produzca una intensa caída de los trabajadores que se dedican al sector de la educación. En esta ocasión se anotaron 55.568 bajas en términos medios en esta categoría, lo que el Gobierno relaciona con la actividad de las academias, en las que hay una importante presencia de profesionales fijos discontinuos a los que se da de baja al término del curso escolar. Es por tanto, probable, que parte de la pérdida de los trabajadores de más de 35 años y que todavía tienen lejos la edad de jubilación esté relacionada con el área de la enseñanza, pero la estadística no permite cruzar los datos de edad y actividad económica.
En contrapartida, fueron los trabajadores de menos de 20 años los que más crecieron, con 39.049 altas más en términos medios, seguidos de los jóvenes con entre 20 y 24 años que suman 36.479 bajas. Unas sumas que coinciden temporalmente con el impulso experimentado por el comercio, la hostelería y los servicios auxiliares, que concentran un tercio del conjunto del empleo creado ese ese mes. Al tiempo, el 60,74% de los contratos firmados en los esos 30 días fueron de carácter temporal y otro 15,7% fueron acuerdos laborales de carácter fijo discontinuo, por este incremento de las actividades estacionales.
Este es, de momento, un suceso puntual que no se había hecho notar en meses previos. No obstante, resulta llamativo por ser la franja de edad en la que habitualmente se alcanzan los salarios más elevados y también se accede a los puestos de responsabilidad, sobre todo en la década de los 40. Muchas veces también se entiende que estos profesionales son más productivos, en tanto que tienen asimiladas sus habilidades profesionales y siguen abiertos a emprender nuevos retos profesionales, tanto los que suponen un cambio de responsabilidad como los que implican cambiar de compañía.
Sin embargo, la intensidad de la crisis financiera de 2008 se ha traducido en que esta teoría general se haya quebrado en cierta medida, en tanto que las personas que tienen cerca de 40 años tuvieron un acceso al mundo laboral complicado, con contratos de larga duración, extensas becas o bajos salarios que han comprometido su carrera a medio plazo. Lo que también se ha reflejado en un poder adquisitivo muy inferior al que tenían generaciones previas a la misma edad.
El envejecimiento de la población en edad de trabajar también ha ido reduciendo el peso relativo que tiene este grupo dentro del conjunto de trabajadores, de forma que la franja más mayoritaria es precisamente la de los perfiles que tienen entre 45 y 49 años y rozan una etapa en la que se producen numerosas salidas del mundo laboral por diversos motivos, relacionadas con problemas médicos, prejubilaciones o situaciones de desempleo por las que se enquistan en el subsidio.