
Transcurrido poco más de medio año desde que arrancó el nuevo mandato, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen supera una prueba de fuego esgrimida desde la bancada ultraderechista de la Eurocámara. La alemana ha superado este jueves la moción de censura que habían presentado los tres grupos de extrema derecha por el escándalo del Pfizergate. Un proceso que ha superado gracias al respaldo de la coalición tradicional.
El pleno del Parlamento europeo ha rechazado la moción de censura impulsada por los grupos ultraderechistas, que se resolvió con el apoyo de 175 eurodiputados, el rechazo amplio de 360 eurodiputados, configurados principalmente por la gran coalición de populares, socialistas y Renew, y con 18 abstenciones.
Fue el eurodiputado ultranacionalista rumano, Gheorghe Piperea el impulsor de la iniciativa que, en un inicio, consiguió el apoyo de 80 eurodiputados de los partidos del mismo espectro político en el Parlamento Europeo. Según el reglamento comunitario se requiere un mínimo de 72 eurodiputados para poder presentar una moción de censura contra el Ejecutivo comunitario.
Finalmente, la moción de censura no ha salido adelante, evidenciando que no contaba con el apoyo de dos tercios de la Eurocámara para salir adelante y también las discrepancias dentro de los tres grupos ultraderechistas del Parlamento Europeo.
La alemana ha sido respaldada por la coalición tradicional de Partido Popular, Socialdemocráticas y los liberales de Renew, que han rechazado la iniciativa. La propia presidenta del Ejecutivo comunitario criticaba que este intento era una "estrategia extraída del más antiguo manual de extremistas: polariza la sociedad y erosiona la confianza en la democracia".
También los Verdes y parte del partido de Giorgia Meloni han rechazado la iniciativa impulsada por la extrema derecha. Pero este respaldo a Von der Leyen no estaba tan claro. Decía la formación socialista que podría abstenerse en la votación en un acto de protesta por los pactos que los populares habían sellado durante esta legislatura con las fuerzas ultras. Aunque así hubiera sido, la iniciativa no habría salido adelante.
Pero más allá del resultado final, lo que confirma la votación de este jueves es un primer aviso al Ejecutivo de la alemana. Refleja la inestabilidad política del arco parlamentario europeo así como las grandes grietas que se abren a la hora de tratar expedientes legislativos o tratar de sacar adelante una nueva senda para la UE.
Con su titubeo, los socialistas manifestaban su discordancia con las prácticas políticas emprendidas en los últimos meses por el partido de Von der Leyen. Dejaban claro que su apoyo no es incondicional. Una coyuntura que complica las cosas para la alemana en un momento en el que la UE parece haberse escorado a la derecha.
El eurodiputado de ultraderecha Piperea criticó abiertamente a la jefa del Ejecutivo comunitario por los mensajes que se envió con el director ejecutivo de Pfizer, Albert Buorla. El bautizado como Pfizergate tuvo lugar durante la compra de vacunas del COVID y muchos de los eurodiputados rechazan estas prácticas, sin embargo, el hecho de que la moción fuera impulsada por la ultraderecha ha sido condicionante a la hora de obtener respaldos.
Von der Leyen se enfrenta a su primera moción de censura aunque no es la única en el historial comunitario. El expresidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, se enfrentó a una en el 2014 que pocas reverberaciones generó a posteriori. El motivo era el caso LuxLeaks, un escándalo de acuerdos con multinacionales con Luxemburgo para rebajar impuestos.