
Los gigantes europeos, con firmas como Mercedes-Benz, LVMH y BMW a la cabeza, están manteniendo negociaciones 'por la puerta de atrás' con EEUU para intentar salvarse de las amenazas arancelarias de EEUU. Unos movimientos que pueden debilitar las negociaciones de la propia Comisión Europea.
En un intento por evitar una guerra comercial transatlántica, algunos ejecutivos han mantenido reuniones extraoficiales con altos cargos estadounidenses para defender sus intereses. A la vez, están presionando a Bruselas para cerrar un acuerdo que permita una reducción de los aranceles a cambio de aumentar las inversiones en EEUU y eliminar productos estadounidenses icónicos, como el bourbon, de la lista de víctimas potenciales de unos 'contraaranceles' europeos, según apunta la agencia Bloomberg.
Los consejeros delegados de las tres compañías han viajado a Washington para reunirse a puerta cerrada con aliados de Trump, pero han logrado pocos avances a pesar de las ofertas de paz. BMW ha anunciado nuevas inversiones en EEUU, Mercedes ha trasladado la fabricación del SUV GLC -uno de los modelos más vendidos de la marca- a Alabama, y la sueca Volvo se ha comprometido a ampliar la producción en el país norteamericano. A las autoridades europeas les preocupa que las empresas puedan tentar a sus proveedores a trasladar también algunas inversiones y producción al otro lado del Atlántico. De igual forma, varias farmacéuticas europeas se han comprometido a invertir miles de millones en el desarrollo y la fabricación de fármacos en EEUU.
El presidente de LVMH, Bernard Arnault, advirtió que no alcanzar un acuerdo podría ser catastrófico para la industria francesa del vino y las bebidas espirituosas y abogó por un compromiso en lugar de un conflicto, llegando incluso a sugerir la existencia de una zona de libre comercio entre la UE y Estados Unidos. "Espero lograr, con mis modestos recursos y mis contactos, convencer a Europa de que adopte la actitud más constructiva posible", declaró Arnault a la Asamblea Nacional francesa en mayo.
Además, los grupos industriales que representan a los productores de coñac francés y whisky irlandés también han intensificado sus esfuerzos de 'lobby', advirtiendo que los aranceles de represalia afectarían a un sector donde EEUU y China representan más del 80% de sus exportaciones.
Para los consejos de administración europeos, el momento es delicado. Durante el primer mandato de Trump, el sólido crecimiento de China y la UE redujo ligeramente la importancia de EEUU, y tampoco hubo guerra en Ucrania. Pero ahora, la demanda interna es lenta, la competencia china se intensifica y la pérdida de energía rusa barata añade costes, lo que hace que EEUU sea aún más crucial.
"Ya se observa una disminución apreciable de la inversión directa", declaró David Deissner, director gerente del grupo de presión alemán Fundación para Empresas Familiares y Política, en una rueda de prensa celebrada esta semana en Berlín. "Las medidas arancelarias ya actúan como una barrera comercial".
Un 17% más a la agricultura
Precisamente, las negociaciones siguen avanzando según se acerca la fecha límite. Y Trump aumenta la presión: según fuentes diplomáticas del Financial Times, Trump habría amenazado con reimponer los aranceles del 20% anunciados en abril y añadir un 17% a los productos agrícolas si no hay un acuerdo para lograr exenciones regulatorias para las grandes empresas norteamericanas y cerrar el déficit comercial mantenido entre ambas potencias.
Entre los países miembros hay una división de opiniones, entre los que plantean aceptar un acuerdo asimétrico, que dañe menos a EEUU, y los que prefieren luchar contra Trump ojo por ojo, aplicando contraaranceles equivalentes. La principal exigencia es liberar de los aranceles a sectores clave como la aviación o los coches. Las negociaciones están "cerca de alcanzar un acuerdo técnico de principio", señalan.
Cualquier acuerdo depende en última instancia de Trump y, según apunta Bloomberg, los escenarios previstos para la próxima semana van desde un acuerdo ya firme que los reduzca, uno provisional que los aumente hasta firmar uno definitivo, o que Trump anuncie aranceles unilaterales.