Economía

Los inspectores de Hacienda creen inevitable la subida de impuestos

Los inspectores de Hacienda no comparten las cifras avanzadas por su jefa, la vicepresidenta Elena Salgado. Simplemente no les salen las cifras para 2010 que el pasado viernes enunció la responsable de Economía y Hacienda.

Los inspectores argumentan que el Gobierno no descubre sus cartas porque la reducción del déficit que preveía (que el miércoles fueron nuevamente modificada por la incidencia de la mayor capacidad de endeudamiento autorizada a las comunidades autónomas) no se compadece con las expectativas razonables de la recaudación.

Las cifras de los inspectores explican que la reducción de déficit de 1,6 puntos representaría alrededor de 17.000 millones de euros y lo contraponen con la reducción que propone el Gobierno en el techo de gasto, que se acerca a 9.000 millones de euros; es decir, una diferencia de 8.000 millones. La interrogante planteada es, ¿en un contexto de caída del PIB como la que se propone el Gobierno, que es de -0,3%, es creíble que crezca la recaudación fiscal?

La respuesta de los inspectores de Hacienda es clara. No habrá un aumento de recaudación, sino un nuevo deterioro de otros 7.000 u 8.000 millones de euros adicionales respecto a la de este año. Por lo tanto, no le queda otra salida al Gobierno que aumentar de nuevo la deuda pública en cuantía suficiente o subir los impuestos.

El cálculo de los inspectores es contundente y alarmante. Si se concentra la subida de impuestos en el IRPF, un incremento recaudatorio de entorno a 15.000 millones (1,4% del PIB) supondría el 20% de la recaudación total, lo que inevitablemente llevaría, además de a eliminar la deducción por vivienda, a la supresión de la deducción de los 400 euros y, aún así, no sería suficiente para cubrir la reducción prevista del déficit.

Los inspectores de Hacienda opinan que la subida puede ser indispensable, pero consideran que también lo es que las autoridades políticas y económicas deberán explicarlo claramente a los ciudadanos.

Batalla política

La batalla fiscal. Es el nuevo horizonte de la estrategia política. Los cambios en el Ministerio de Economía y Hacienda han servido para imponer una línea más realista en materia impositiva que la mantenida en las postrimerías del mandato de Pedro Solbes. Ese realismo, que se puede traducir como la asunción de riesgos políticos, exige más convicción y pedagogía. Pero la oposición ha encontrado por fin un cauce a su persistente estrategia de denunciar el gasto público desbordado y proponer la rebaja de impuestos, lo contario de lo que patrocina el Gobierno.

Mariano Rajoy ya se ha amoldado a esta estrategia y, apoyándose en los argumentos del Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, de que una subida de impuestos "podría terminar esterilizando los efectos expansivos de las medidas adoptadas", planteará a Rodríguez Zapatero nuevas preguntas de desgaste sobre la política fiscal del Gobierno.

En defensa de esta política ha salido el ideólogo de cabecera de Zapatero, el exministro Jesús Caldera, defendiendo el progresismo de las subidas de impuestos. "Hay que alimentar los Presupuestos Generales del Estado", afima Caldera, "porque tenemos un déficit enorme". A continuación, explicó que la subida de la fiscalidad del tabaco tiene un efecto disuasivo del consumo, porque "el tabaco mata".

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