La tecnología de la Inteligencia Artificial (IA) ha llegado para quedarse y progresa cada vez más rápido, lo que supone un reto para las empresas que se encargan de desarrollarla, las que la implementan para mejorar los servicios que ofrecen a sus clientes o desarrollan nuevos productos, las compañías que proporcionan energía y las que han apostado por abrir centros de datos. No obstante, se trata de un elemento disruptor que cambia y cambiará la forma de trabajar de todo el tejido empresarial, con independencia del sector al que se dediquen y la forma en la que gestionan su equipos, en los que cada vez será más habitual la presencia de agentes de IA, según han coincidido en señalar los ponentes en la mesa de debate del foro del Barómetro de la IA para la industria y las infraestructuras en España, organizado por elEconomista.es.
"El entorno de trabajo está cambiando, tienes por un lado al asistente y al agente IA que hace tareas de forma automática y por el otro a los trabajadores, vamos a manejar una plantilla híbrida con agentes que se hablan entre ellos, igual que ya hacemos entre nosotros. Tenemos que ver cómo gobernar este tipo de equipos, porque es un cambio imparable y nos va a habilitar para poder trabajar en cosas más complejas, por lo que la cuestión es transformar las relaciones internas y con nuestros clientes" ha señalado la directora de Operaciones y Marketing de Microsoft, Carolina Castillo. Esta transformación tendrá lugar en un contexto de escasez de talento cualificado, en el que las empresas más punteras llevan años reportando problemas para incorporar nuevos perfiles a sus plantillas y que prevén que se va a extender en los próximos años.
"En tres años seguiremos teniendo un déficit de talento, en ese tiempo no vamos a ser capaces de cubrir el 'gap' que tenemos actualmente" ha señado el director general de Siemens Digital Industries España y Portugal, José Ramón Castro. En este sentido, los ponentes han analizado que las competencias en tecnologías relacionadas con la IA ya están en el punto de mira de sus compañías a la hora de seleccionar nuevos trabajadores, puesto que todas las empresas tendrán que integrarla en sus procesos diarios. Así, el reto se concentra en el ámbito de las pymes, donde el grado de implementación es mucho más reducido y corren el riesgo de quedarse atrás frente a unos cambios que avanzan a marchas forzadas y que lo harán a un ritmo mayor en los próximos años.
Actualmente, el sector industrial se encuentra inmerso en este proceso. "La gran mayoría de fábricas no están listas para absorber toda la IA y toda la conectividad que queremos, tenemos que reforzar las comunicaciones público-privadas para poder dotarlas de estas capacidades" ha advertido el director de industria 4.0 de Gestamp, Sergio García. "Cuando hacemos una estrategia, pensamos en salir adelante en un mundo, el de la automoción, en el que es muy difícil. A partir de la IA, tenemos que llegar a un grado de competitividad que nos distinga y nos permita sobrevivir en un mundo muy incierto. Sobre esta base y entendiendo que no somos una pyme, como director de digitalización del grupo me toca pensar cómo voy a dar los pasos para ser capaz de dotar de esa competitividad a las fábricas que son las que, al fin y al cabo, tienen que dar la innovación, el producto y el coste que el cliente quiere. Entendemos lo que vamos a poder dar con una IA muy desarrollada y dónde estamos hoy" ha reflexionado el portavoz de la compañía de componentes de automoción.
Además, este reto está implícito en el propio sector tecnológico, en el que juegan un papel muy relevante las empresas de pequeño y mediano tamaño. "Al hablar del impacto de la IA en la economía, hablamos de pymes, en España hay 8.500 compañías de tecnología que emplean a 108.000 personas y que no existen si no hay activos digitales, el año pasado se estimó que aportaron unos 14.000 millones a la productividad y hay todo un conjunto de empleos indirectos en los que es fundamental" ha puntualizado la vicepresidenta de Spain DC, Elulalia Flo, que ha resaltado la importancia de dotar del espacio físico que requieren los centros de datos y en consecuencia, las herramientas de IA para "ser capaces de dar respuesta a una necesidad creciente" en un escenario en el que las empresas van a estar cada vez más interconectadas, con servicios en diferentes nubes y en el que tendrán que participar de forma activa en el proceso de regulación junto a los responsables públicos.
Se trata de un desafío fundamental, por las implicaciones que tiene en términos de productividad, ya que la IA se dibuja como una opción para que los trabajadores puedan centrarse en tareas más estimulantes y dejar en manos de los asistentes y los agentes las tareas más mecánicas, por lo que estas empresas también han puesto en marcha procesos de formación. "Hablamos del talento digital y es algo que nos obsesiona, muchos proyectos se retrasan por falta de talento, lo que nos ha llevado a invertir en programas de formación con 'partners' y diferentes gobiernos. Nos propusimos formar un millón de ciudadanos en nuevas tecnologías de IA y se han apuntado tres millones, de los que más de 250.000 ya están certificados y el número avanza a una velocidad increíble" ha apuntado Castillo de Microsoft.