
BBVA Research también rebaja la previsión de crecimiento de la economía española para 2025. El centro de estudios recorta tres décimas el avance del PIB para este ejercicio, al 2,5%, respecto a su previsión de marzo después de que tanto la OCDE como el Banco de España hayan apuntado en la última semana a una ralentización de la actividad, como consecuencia del clima de incertidumbre generado por los aranceles de EEUU. Los analistas extienden este efecto a 2026, en el que esperan que el crecimiento se modere al 1,7% a medida que la economía pierda el impulso de la caída de los precios energéticos y de la contribución del sector servicios.
Los economistas explican que casi dos tercios de este ajuste vienen dados por la revisión a la baja que ha realizado el INE de los datos correspondientes al tercer y cuarto trimestre, aunque apuntan que el crecimiento seguirá siendo "sólido" durante los próximos meses. BBVA Research acusa un menor dinamismo de la demanda interna, a raíz de que el avance del consumo público y privado se ha moderado y destaca "la falta de sensibilidad de la inversión a la recuperación de la demanda y el empleo". Los economistas creen que este es uno de los principales riesgos a nivel interno, que vinculan a la escasa rentabilidad de las empresas españolas respecto a las europeas, a la menor productividad por ocupado y al porcentaje de la población que participa en el mercado laboral.
Pese a ser un problema de carácter estructural, los economistas aprecian una cierta recuperación en los últimos meses. BBVA Research pronostica que la inversión ha crecido más de un 5% en el segundo trimestre del año, frente al 3% y 2,1% registrado en los dos ejercicios anteriores. "Ha tardado bastante en llegar, hemos tenido años de mucho crecimiento en los que la inversión no ha crecido lo esperado, pero estamos viendo como la inversión empieza a crecer a tasas que duplican las del crecimiento del PIB" ha destacado el Jefe de Economía de BBVA Research, Rafael Doménech.
En concreto, se anota un comportamiento positivo de la inversión en material de transporte que creció un 15,2% (en la comparativa intertrimestral) en la última parte de 2024 que se ha consolidado en los primeros meses del año. Este creen que podría estar asociado a los recursos destinados para paliar la situación de la DANA en Valencia y el impacto de algunos proyectos financiados con fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La financiación europea también estaría detrás de la inversión en construcción no residencial que pronostican que ha crecido a un ritmo del 3% en la primera mitad del año.
No obstante, los economistas subrayan que España parte de una escenario negativo respecto a la tasa de inversión. Desde la etapa anterior a la pandemia, la inversión apenas ha crecido en dos puntos porcentuales frente a los ocho que ha sumado el PIB y en los que ha crecido el empleo, esto se traduce en una caída de la inversión por persona ocupada, lo que ejerce de freno de cara a que el país pueda mejorar su productividad. Si bien, esperan una evolución positiva en el corto plazo por la reducción de los tipos de interés. "Somos relativamente más optimistas que otras instituciones porque pensamos que una parte de la atonía de la inversión de los últimos años tiene que ver con los tipos de interés, en la medida que bajen, esperamos una recuperación" ha señalado el economista jefe para España y Portugal de la entidad, Miguel Cardoso.
Las exportaciones de servicios mantienen su posición como el principal motor de crecimiento, pese a que estas se moderan y se prevé que continúen creciendo por encima del PIB, un 5,6% en 2025 y un 2,4% en 2026, tras lo que se situaría un 46% de los niveles previos a la pandemia. "Su peso en el PIB durante este periodo habría pasado del 10,5% hasta el 13,7%. Esta capacidad de crecimiento continuará en la medida en que existe espacio para intensificar el proceso de desestacionalización que se viene produciendo en el turismo" apunta el informe. BBVA Research también espera que se mantengan los flujos migratorios durante este periodo, lo que permitirá que la población activa crezca un punto y medio al año e impulse la creación de puestos de trabajo.
Asimismo, el instituto espera una mejora de la renta de los asalariados, que podrían recuperar un 0,7% y un 1% de poder adquisitivo en 2025 y 2026, según apuntan los indicadores disponibles de la evolución de los salarios que muestran que estos crecen, de media, más que los precios. "La recuperación de las rentas salariales tendrá un mayor impacto sobre el gasto que la mejora en la renta bruta disponible de años anteriores apoyada en las transferencias sobre todo en las relacionadas con el aumento de las pensiones" explican los economistas. Además, la disminución de la inflación y de los tipos de interés completan este marco para sostener un avance del consumo de los hogares del 2,8% y el 1,9%, respectivamente.