Economía

China amarra el control del canal de Panamá: las posibilidades de que Trump compre los puertos se alejan en el horizonte

  • CK Hutchison ha lanzado balones fuera a la operación
  • Desde su anuncio, Pekín ha presionado para bloquearla
  • Trump ha amenazado con invadir el país centroamericano
elEconomista.es

Han pasado tres meses desde que empezara la telenovela entre Estados Unidos y China por los puertos del canal de Panamá. Durante todo este tiempo, en el que ha habido cruce de reproches, amenazas de invasión y una guerra comercial de fondo, la operación sigue en dique seco y con cada vez más dudas de si llegará algún día a buen puerto. En la junta de accionistas de CK Hutchison de la semana pesada, su director, Dominic Lai, echó un jarro de agua fría sobre las pretensiones de que Donald Trump retome el control del Canal a través de BlackRock. Lai indicó que la venta estaba sujeta a las aprobaciones regulatorias sobre las que China tiene una voz destacada. Tras semanas de idas y venidas, el presidente de EEUU parece que perderá otro frente comercial ante China. O se verá tentado de consumar su plan de invasión del país centroamericano.

En todo este tiempo de idas y venidas, ha habido una incógnita que todavía no ha sido aclarada: ¿qué gana BlackRock comprando la gestión de los puertos panameños? Las explicaciones son variadas: desde una operación más de compra (rápidamente descartada) hasta una forma de cobrarse favores de la Casa Blanca Este es el repaso de los principales eventos hasta ahora.

Diciembre: Trump exige la devolución del Canal

El neoyorquino pareció empezar su mandato antes de asumir el cargo oficialmente. Una vez ganó las elecciones de noviembre, el presidente electo lanzó una serie de soflamas nacionalistas sobre Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá. En este último caso, cargó duramente en diciembre contra el expresidente Jimmy Carter por firmar un acuerdo en 1977 con el Gobierno de Panamá que cedió el control del Canal en 1999.

Trump calificó el canal de Panamá como un "activo vital" para Estados Unidos —términos similares a los utilizados para exigir la anexión de Groenlandia— y criticó que las "tarifas que cobra Panamá son ridículas". "Si no se respetan los principios, tanto morales como legales, de este magnánimo gesto de donación, exigiremos que se nos devuelva el canal de Panamá, en su totalidad y sin cuestionamientos", agregó.

En las semanas siguientes, continuó con la misma tónica de mensajes, haciendo hincapié en que China controlaba el Canal y que se cobraban tasas extraordinarias a los buques con pabellón estadounidense.

Marzo: CK Hutchison anuncia la venta

A principios de marzo, CK Hutchison, uno de los gestores de las terminales que rodea el canal de Panamá, anuncia un acuerdo para vender la administración de los puertos de Balboa y Cristóbal a un consorcio conformado por MSC y BlackRock. La operación también incluye la venta de los derechos de otras 43 terminales distribuidas en una veintena de países por un importe conjunto de 22.800 millones de dólares.

La venta representa la operación del siglo de CK Hutchison, que ve como sus acciones vuelan en bolsa en menos de una semana. Para MSC supone una ampliación de su extensa cartera de terminales como la naviera más grande del mundo. Las dudas llegan con BlackRock: ¿qué ganaba el gestor de fondos más grande de EEUU y el mundo con esta compra?

Trump estaba pletórico: la Casa Blanca infligía un duro golpe a las pretensiones de China. De un plumazo, 3 de los 5 puertos estarían gestionados por firmas estadounidenses: Balboa y Cristóbal por BlackRock, y Manzanillo por SSA Marine. Los otros dos siguen bajo la administración de firmas asiáticas: la taiwanesa Evergreen controla Colón y la singapurense PSA, la terminal de Rodman. Pekín desaparecía de la vía interoceánica.

Abril: Pekín está furiosa y Trump estudia una invasión

Rápidamente comienzan a esparcirse mensajes controlados por el régimen chino que atacan directamente a CK Hutchison. Mediante medios afines a Pekín o por boca de mandatarios de Hong Kong (la ciudad mantiene un cierto nivel de autonomía), los mensajes contra la dueña de los puertos panameños y su fundador, el empresario Li Ka-Shing, suben progresivamente los decibelios. "Los que insisten repetidamente en que este acuerdo es un 'negocio jurídico' en virtud de la libertad contractual son demasiado ingenuos y están confundidos", indican funcionarios al periódico Ta Kung Pao.

Las acciones de CK Hutchison se desploman con fuerza en la bolsa de Hong Kong y alcanza los niveles previos al anuncio de la operación. Los mensajes de los medios chinos exigen vetar la operación por razones de "seguridad nacional". Li anuncia que cancela la firma y la pospone sine die hasta contar con los permisos regulatorios. En paralelo a esos mensajes, la NBC revela que Trump ha ordenado al Pentágono elaborar un plan de invasión del canal de Panamá. Las autoridades chinas temen que EEUU prohíba el paso de buques asiáticos si toma por la fuerza el país.

En esos días, Bloomberg y Wall Street Journal publicaron que Larry Fink, dueño de BlackRock, se había reunido con toda la plana mayor del Gobierno de Estados Unidos para contar con el beneplácito de Washington en la compra de los puertos panameños. Fink planteó la compra de los puertos como una solución comercial a la presencia china en el país centroamericano.

Mayo: la junta aleja una compra de EEUU

La tensión entre las dos superpotencias se encuentra con dos víctimas: la familia Li y el propio Gobierno de Panamá. El país centroamericano trata de mantener una postura neutral y asegura que el Canal funciona con normalidad. De hecho, independientemente de quién gestione las terminales, la administración de la vía artificial sigue siendo estatal. Por otra parte, la propiedad formal de los puertos también es del país centroamericano.

En el caso de Li, la dirección de la empresa fue discreta en la junta de accionistas. Dominic Lai solo aclaró que MSC es el socio mayoritario de la operación, que quiere hacerse con los 43 puertos internacionales del paquete. Por otro lado, BlackRock es la firma que se quedaría con los dos terminales panameños en disputa si se llega a ejecutar la operación. Algo que cada vez parece más lejos de realizarse para disgusto de Trump y conveniencia de China.

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