Economía

EEUU se dirige a un nuevo cierre del Gobierno: puede durar pocas horas, pero la crisis será imprevisible y con Musk fuera de control

  • El presupuesto podría aprobarse el fin de semana, antes de que su falta hiciera 'daño' real
  • Las presiones de Musk abren un nuevo frente a los republicanos
El Capitolio de EEUU. Foto: Reuters

¿Puede funcionar un sistema político que requiere de grandes consensos, pero en el que la persona más rica del mundo puede lanzar una jauría de troles a presionar a diputados en directo? EEUU va a intentar responder a esta pregunta este viernes. El país está al borde de sufrir un cierre del Gobierno, porque esta misma noche caducan los presupuestos anteriores, y los dos partidos están negociando contrarreloj un acuerdo de mínimos para prorrogarlos tres meses más. El problema es que la polarización actual, y el sorprendente ascenso de Elon Musk, están haciendo cada vez más difícil llegar a los acuerdos bipartidistas que exige el sistema estadounidense.

En los últimos días, demócratas y republicanos acordaron una prórroga, con algunas partidas adicionales, como dinero para un hospital infantil para niños con cáncer o una subida del 3% del salario de los congresistas tras 16 años de congelación. Pero cuando Musk, que se ha ganado el apodo de 'presidente en la sombra' en los medios, anunció que estaba en contra, logró movilizar al momento a un centenar de diputados republicanos para que votaran en contra, tumbando el acuerdo y sumiendo a Washington en el caos.

El proceso fue el siguiente: los líderes parlamentarios de ambos partidos llegaron a un acuerdo. Cuando Musk ordenó rechazarlo, los republicanos retiraron la versión negociada y presentaron una versión unilateral, eliminando todas las partidas negociadas por los demócratas y añadiendo más peticiones republicanas en su lugar. Los demócratas votaron en contra, junto con 38 republicanos. La ley salió rechazada, y abrió una duda gigantesca: cómo salir del embrollo sin desatar la ira de Musk. La solución que plantea el presidente del Congreso, Mike Johnson, parece ser dar una patada a seguir: prorrogar los presupuestos actuales tres meses más y volver a la mesa en marzo. Si no hay una nueva rebelión de última hora, podría aprobarse este fin de semana, antes de que llegue el lunes y el cierre del Gobierno empezara a 'hacer daño'

Por supuesto, esta decisión no resuelve los verdaderos problemas a los que se enfrentan ambas partes. Por un lado, la mayoría minúscula de los republicanos en el futuro Congreso y Senado hace obligatorio que cuenten con los demócratas para aprobar futuros presupuestos. Todos los recortes que Musk diseñe deberán pasar previamente por el filtro de la oposición, algo que se antoja bastante complicado. Y a eso hay que añadir una de las crisis perennes del país: el techo de la deuda. El año que viene, el Tesoro de EEUU volverá a llegar al límite de deuda que tiene permitido emitir, y deberá pedir permiso al Congreso para ampliarlo y evitar una suspensión de pagos. Otro asunto en el que será necesario un acuerdo bipartidista, y los demócratas exigirán condiciones.

Acuerdos en tiempos de polarización

El gran problema es que el sistema político de EEUU está construido sobre las mayorías bipartidistas, requeridas por la constitución para hacer prácticamente todo, algo que choca completamente con la polarización extrema que sufre el país en la actualidad. Y la exigencia de pureza absoluta es especialmente pesada para los diputados republicanos, que tienen casi prohibido hacer la más mínima concesión a los demócratas bajo amenaza de ser declarados traidores a la patria por sus medios afines.

A todos esos problemas se suma el hecho de que el Partido Republicano hace tiempo que no es un grupo parlamentario, sino dos: los 'moderados', abiertos a negociar y hacer cesiones, y los 'radicales', dispuestos a votar que no a todas las leyes propuestas por su propio partido si no se cumplen todas sus exigencias. El segundo grupo no ha dejado de crecer desde la primera victoria de Donald Trump, lo que hace cada vez más difícil la gestión interna del partido: ¿Cómo puede el presidente del Congreso convencer a los demócratas de que aprueben un texto si la mayoría de los diputados republicanos amenazan con echarle si ofrece la más mínima concesión a los demócratas?

Por si fuera poco, Musk lleva varios días amenazando a políticos a diestra y siniestra. A 'sus' diputados republicanos les ha amenazado con hacer campaña para echarlos en dos años y reemplazarlos por otros republicanos 'muskistas' si no cumplen con sus exigencias. Y a todos los demócratas les ha amenazado con usar su enorme fortuna para financiar a candidatos republicanos en las próximas elecciones.

Pero el presidente electo oficial, Donald Trump, también se enfrenta a un reto inesperado: evitar que Musk le robe el foco. El magnate, acostumbrado a dominar la escena política y los medios en la última década, se ha encontrado con una persona más rica que él, que controla una plataforma mucho más grande que la suya, y que es capaz de proyectar su voz más fuerte incluso que Trump. La pregunta es hasta qué punto permitirá esa 'cohabitación' entre él y el autodenominado 'primer colega'.

Los mercados dieron por hecho que la victoria de Trump, y su mayoría en las dos Cámaras, supondría rebajas de impuestos y una serie de leyes partidistas republicanas. Pero un mes antes de llegar al poder, las señales apuntan a que la jaula de grillos en que se ha convertido el Partido Republicano parece incapaz de aprobar siquiera leyes en las que teóricamente están todos de acuerdo. Si este aperitivo es una señal de lo que se avecina, el caos del segundo mandato de Trump puede ser aún mayor que el primero.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky