
Los economistas catalanes se muestran optimistas. Su confianza en la buena marcha de la economía recupera los niveles registrados en 2006, antes del estallido de la crisis financiera. En el caso de la economía autonómica, los profesionales retoman los niveles de optimismo del año 2002, según una encuesta elaborada por el Colegio de Economistas de Cataluña (CEC).
En una escala del 1 al 10, los economistas sitúan su confianza en el 5,77 en Cataluña y en el 5,58 en España. Según Xavier Segura, director técnico de la encuesta, estas puntuaciones reflejan un panorama "más favorable" que el resto de países de la zona euro.
Por su parte, Carlos Puig de Travy, decano del CEC, ha añadido que los economistas toman en consideración los "datos tractores" y ha señalado que el entorno es, textualmente, "totalmente positivo". La economía catalana, a su juicio, demuestra "gran resiliencia".
Pese a ello, el decano ha advertido de que Europa se debe "poner las pilas" en tecnología e innovación para evitar que crezca la brecha con EEUU y China.
Principales problemas
El sondeo del CEC también pregunta a los economistas por sus principales preocupaciones. Sobresale el llamado déficit fiscal, esto es, la diferencia entre los impuestos recaudados en Cataluña y las transferencias del Estado a la Administración autonómica. Para los encuestados, el déficit fiscal es el mayor desafío de la economía catalana (46,2%).
Por detrás están las infraestructuras y comunicaciones, con un 33,1%, el mismo porcentaje que las dificultades de acceso a la vivienda, que hasta el momento no formaba parte del listado de opciones. La baja productividad, con un 32,9%, y la falta de reformas estructurales, con un 32,8%, completan los cinco principales problemas.
Copa América de Vela
Por otro lado, el 62% de los entrevistados en la provincia de Barcelona apunta que el impacto económico de la Copa América de Vela --celebrada el pasado verano-- no estuvo a la altura de las expectativas. Solo el 13,4% cree que cumplió los pronósticos.
Puig de Travy ha señalado que las expectativas de ingresos y visitantes procedían de estudios y que "quizás no fueron lo suficientemente correctas".
Respecto a los impuestos a la banca y las energéticas el colectivo se muestra profundamente dividido. Aunque el 51,5% está en contra, un 40% se posiciona a favor de mantener estos gravámenes.