
El Banco de España ha llevado a cabo una revisión del comportamiento de la economía española a raíz de las actualizaciones efectuadas por el INE, en la que pone el foco, entre otros aspectos, en el avance de los costes laborales que ha sido notablemente superior al crecimiento de la productividad entre 2019 y 2024. Los costes laborales unitarios (por trabajador) crecieron un 21,5% frente al 19,8% al que se había apuntado con las estadísticas anteriores, más que en Alemania (20%), Francia (16%) o Italia (11,4%) y por encima de la media de los países de la unión monetaria (18,3%), lo que supone una ligera pérdida de competitividad para España.
Este dato se debe fundamentalmente al crecimiento de los salarios, en un contexto en el que se ha producido un alza generalizada en los países del entorno europeo, como consecuencia de la crisis de inflación derivada de la invasión rusa de Ucrania en 2022. Si bien, no han tenido el mismo comportamiento en todos los países y en el caso de España las subidas del salario mínimo interprofesional, las negociaciones en los convenios colectivos o las nuevas contrataciones en un contexto marcado por la dificultad para encontrar perfiles cualificados han llevado estas alzas más allá.
Otros componentes del coste laboral, como las cotizaciones sociales también se han elevado en los años analizados a raíz de la reforma del sistema público de pensiones impulsada por el ahora gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá. De modo que las rentas laborales, en concreto, registraron un incremento del 28,1% desde el fin de 2019 hasta el segundo trimestre de 2024 (frente al 25,5% estimado inicialmente). Sin embargo, debido a la crisis de precios, esto no se ha traducido en una mejora del poder adquisitivo de los salarios en términos reales. "Los salarios reales se mantenían, en el segundo trimestre de 2024, un 0,9% por encima de los observados en 2022".
También se ha revisado al alza la evolución de la productividad tras la covid-19 que se ha comportado mejor que en la media de los países analizados, el empuje viene explicado el crecimiento anotado por el empleo, que también se ha mejorado en la revisión pero en una magnitud inferior a la del PIB. "El crecimiento del empleo se revisa al alza en 0,6 puntos porcentuales tanto en personas como en horas" subraya el documento, frente al incremento de 1 punto añadido al PIB. Así, la productividad por hora creció un 2,3% (antes se había estimado un 1,9%) mientras que en el conjunto de la UEM lo hizo de media un 0,8%.
Esta diferencia es algo menor si se aprecia el alza desde el cuatro trimestre de 2021, donde ha sido del 2,2% en España y el 1,5% en la Unión Económica y Monetaria. De hecho, el organismo advierte que el dato agregado oculta la heterogeneidad que se observa en este caso entre países, ya que la evolución de Alemania arrastra al resto del grupo a la baja. La productividad por hora trabajada creció más en Grecia y Portugal (4,7% y 3,5%, respectivamente) que en España, mientras que fue mucho menor en Alemania (0,7%) o incluso negativo en Francia (-1,5%) o Italia (-0,5%).
Esta observación resulta crucial en un momento en el que el Gobierno trata de llevar a cabo una reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin reducción salarial, lo que se traducirá en una subida implícita de las nóminas de los trabajadores. Tanto el Ministerio de Trabajo como los sindicatos han argumentado a lo largo de toda la negociación contribuirá a mejorar la productividad del país, pero las organizaciones empresariales y centros de estudios como Fedea han advertido que el orden de los factores debería ser el contrario, para proteger la economía.