
Una decena de países europeos, pertenecientes o no a la UE, contemplan ya en sus legislaciones laborales las bajas flexibles. Estas últimas permiten que el trabajador, aun cuando no esté en condiciones de una reincorporación plena a su puesto, pueda ejercer sus funciones de modo parcial.
Una difusión tan amplia demuestra que la propuesta formulada, la pasada semana, por la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, está muy lejos de constituir una rara avis en el Viejo Continente.

Muy al contrario, este régimen laboral está previsto en economías del Norte europeo, como Suecia, Noruega, Finlandia, Alemania, Países Bajos o Reino Unido, pero también del sur, como Italia. Es más, en 2018, el Comité de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo se mostró a favor de su implementación. La institución se basó en argumentos técnicos que sugieren que facilitar un regreso anticipado al trabajo, siempre en condiciones seguras, podría ser beneficioso para el bienestar de los empleados.
El denominador común de todos estos sistemas consiste en que permiten a los trabajadores reintegrarse de manera gradual a sus funciones mediante la modalidad de trabajo parcial o la modificación de sus tareas. Estas naciones han evidenciado que un enfoque individualizado puede ser beneficioso para los empleados en su proceso de recuperación, sin la necesidad de interrumpir completamente su vida laboral.
Suecia
Se ha creado un modelo integral que facilita la transición de los empleados desde la baja médica hasta su plena recuperación, promoviendo el trabajo a tiempo parcial en situaciones donde la enfermedad lo amerite. Su enfoque busca no solo favorecer la recuperación del empleado, sino también mantener su conexión con el entorno laboral. La figura del "asegurado con capacidad laboral reducida" se aplica a aquellos trabajadores que, aunque enfrentan limitaciones temporales debido a una enfermedad o lesión, son capaces de desempeñar ciertas funciones. Este modelo permite que el retorno al trabajo sea gradual. La reincorporación se realiza a través de un proceso formal, donde tanto el trabajador como el médico deben acordar el plan de retorno. En Suecia, se fomenta un diálogo activo entre el empleado, el empleador y los profesionales de la salud para establecer un horario flexible que contemple las limitaciones del trabajador.
Alemania
Alemania, a pesar de que también ofrece la opción de trabajo parcial durante la baja, establece condiciones más rigurosas que pueden complicar la reincorporación de los trabajadores. Si bien las bajas pueden ser parciales, la burocracia y la rigidez en la evaluación de la capacidad laboral pueden hacer que este sistema no siempre beneficie al empleado. El modelo es denominado Stufenweise Wiedereingliederung, que se traduce como reintegración gradual al trabajo. Este modelo requiere la prescripción médica para su implementación. La reincorporación es gradual y puede extenderse hasta tres años, permitiendo que el trabajador regrese de forma paulatina, incrementando su carga de trabajo y salario a medida que se adapta.
Francia
De manera análoga, el país galo ha adoptado medidas que permiten ajustes en las cargas laborales y flexibilidad en los horarios, lo que favorece una reintegración más fluida y eficiente. El modelo de Temps partiel thérapeutique permite a los empleados regresar al trabajo de manera progresiva, siempre con la aprobación del médico. El retorno parcial varía entre el 50% y el 90% del tiempo laboral. Las autorizaciones son revisadas cada uno o tres meses, y si el empleado no se recupera en un año, puede volver a una baja total o intentar nuevamente el retorno progresivo.
Reino Unido
Las islas británicas han implementado un enfoque innovador a través de certificados conocidos como "fit notes", que permiten a los médicos certificar que un empleado puede realizar ciertas funciones, aunque no esté en condiciones de retomar su trabajo completo. Esta medida, respaldada por la tecnología, facilita que los trabajadores se reincorporen de manera gradual, adaptando sus responsabilidades a su estado de salud.
Finlandia
El modelo de bajas es supervisado por Kela, una entidad que funciona como la Seguridad Social en España. A partir del décimo día de baja, los trabajadores comienzan a recibir un subsidio estatal en lugar de su salario. Además, existe la posibilidad de un retorno parcial al trabajo, en el que el empleado puede asumir parte de sus responsabilidades laborales. Este proceso, pactado entre el médico y el trabajador, se complementa con un subsidio de rehabilitación, conocido como Kuntoutustuki, garantizando que la carga laboral no afecte negativamente a la recuperación del empleado.
Países Bajos
En Países Bajos se puede dar una reincorporación progresiva, con trabajo parcial o adaptación del puesto laboral. Este país es conocido por su énfasis en la eficiencia laboral y el bienestar de los empleados. Los empleados holandeses disfrutan de semanas laborales más cortas, abundantes días de vacaciones y una cultura que respeta el tiempo personal. En este país, los empleadores asumen un coste más elevado en indemnizaciones por bajas por enfermedad, lo que, según un análisis de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo, "les otorga un incentivo claro e inmediato para implementar procesos de reincorporación más efectivos". La agencia también destaca que, aunque se está avanzando hacia enfoques más personalizados y con una intervención más temprana para gestionar el regreso al trabajo, este cambio puede presentar retos significativos, especialmente para las pequeñas y medianas empresas.
Dinamarca
Existe un modelo similar que el de Países Bajos, con mucho contacto con el servicio de salud. Desde hace años, este país escandinavo se precia de fomentar los "horarios de trabajo flexibles" en todo tipo de situaciones laborales, incluida la baja por incapacidad temporal.
Bélgica
La reincorporación al trabajo tras una baja por enfermedad ha cobrado relevancia en la agenda política y social desde 2010, impulsada por el aumento de casos de ausencias por enfermedades crónicas y el consiguiente incremento del gasto en seguridad social. Para abordar esta problemática, los gobiernos han implementado nuevas políticas de activación, y los interlocutores sociales han jugado un papel clave en el diseño de un nuevo procedimiento formal de reintegración para empleados que desean retomar sus labores. A través de sus propuestas, han influido en la legislación, estableciendo principios y procedimientos que involucran a especialistas en salud laboral y comités de salud y seguridad a nivel empresarial.
Italia
El marco jurídico y contractual para la reincorporación laboral es fragmentado y mayormente enfocado en personas con enfermedades crónicas y discapacidades. Tienen algunas experiencias positivas a nivel local y empresarial, surgidas de la colaboración entre los interlocutores sociales y otras partes interesadas, que han logrado avances en la reincorporación laboral parcial.
Noruega
En Noruega, el sistema de baja laboral es flexible y permite a los trabajadores enfermos recibir prestaciones salariales completas durante un periodo de hasta 12 meses. Inicialmente, el empleador cubre los primeros 16 días de la baja, y luego el Plan Nacional de Seguros, administrado por la Administración Noruega de Trabajo y Bienestar Social (NAV), asume el resto. La compensación se ajusta al porcentaje de incapacidad del empleado, lo que permite una reincorporación gradual al trabajo. A las cuatro semanas de ausencia, el empleador y el trabajador colaboran para diseñar un plan de reincorporación. Si la baja se extiende más allá de ocho semanas sin actividad laboral, se requiere una justificación médica. Además, NAV supervisa el proceso y puede sugerir intervenciones para facilitar la vuelta al trabajo.
Países con políticas limitadas
Sin embargo, no todos los países europeos comparten esta perspectiva sobre la rehabilitación y reintegración laboral. En naciones como Grecia, Polonia, Malta y Croacia, las políticas están más centradas en la baja temporal, sin contemplar un regreso progresivo al trabajo. Este enfoque podría llevar a un desinterés por parte de los empleadores en promover la recuperación de sus trabajadores, perpetuando la inactividad y limitando las oportunidades para una reintegración efectiva.
Como ya reflejan varios medios de comunicación europeos, la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo clasifica los enfoques en cuatro grupos principales: uno que prioriza la rehabilitación y la integración del trabajador en baja laboral, como es el caso de Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Finlandia y Noruega; otro que se centra en la integración, pero también considera el impacto económico, como ocurre en Reino Unido, Francia, Bélgica e Italia; un tercero que ofrece un apoyo limitado al regreso al trabajo, donde se encuentran países como España, Irlanda, Bulgaria, Portugal y Rumanía; y, finalmente, un grupo en el que no se brinda un apoyo claro ni en la rehabilitación ni en el retorno al trabajo.
A nivel internacional, en el contexto comparado, existen 13 países dentro de la UE que han adoptado fórmulas con elementos no contemplados en la legislación española. En este sentido, los países escandinavos se destacan como referentes, al igual que Francia, por incorporar prácticas innovadoras y avanzadas en sus marcos normativos.
Dentro de este marco, la propuesta de la ministra Saiz podría interpretarse como un esfuerzo por alinear a España con las tendencias más avanzadas de Europa en lo que respecta a la salud laboral. La experiencia internacional indica que, si se gestiona correctamente, la flexibilidad en las bajas laborales puede favorecer tanto la recuperación del trabajador como la sostenibilidad del entorno laboral, según los expertos consultados.
Varios estudios lo avalan
Varios estudios científicos evidencian que prolongar la inactividad laboral no solo no es siempre necesario, sino que puede resultar contraproducente. Muchas patologías o lesiones comienzan con una fase aguda que incapacita por completo, pero luego pasan a un periodo prolongado de recuperación donde los síntomas disminuyen y la persona recupera lentamente las capacidades necesarias para su vida cotidiana. En caso contrario, se ha demostrado que a mayor tiempo de baja, más complicado se hace volver al puesto habitual, ya que la inadaptación laboral tiende a incrementarse con el tiempo. Por ejemplo, las dolencias musculoesqueléticas, como la lumbalgia o la cervicalgia, son la principal causa de bajas en nuestro país. Las últimas recomendaciones científicas en cuanto a su tratamiento sugieren que, contrariamente a la creencia tradicional, es mejor evitar el reposo excesivo y mantener una actividad moderada. Así, se ha comprobado que adaptar las funciones laborales para permitir que el trabajador se reincorpore a su puesto favorece su recuperación y previene recaídas.
Una situación similar se observa en trabajadores que padecen enfermedades mentales, que constituyen la segunda causa de bajas en España. Se ha evidenciado que períodos prolongados de inactividad afectan negativamente la autoestima y la percepción de la propia capacidad, fomentando el aislamiento social y alimentando comportamientos de retraimiento que pueden agravar su condición médica.
El cáncer es la tercera principal causa de incapacidades temporales en nuestro país. Los trabajadores diagnosticados con esta enfermedad también enfrentan retos significativos para reintegrarse al trabajo una vez que su condición se estabiliza. A menudo, enfrentan el riesgo de ser excluidos del mercado laboral, ya que pueden sufrir secuelas como dolor o fatiga crónica. No obstante, las asociaciones de pacientes abogan por facilitar la reintegración laboral de aquellos que desean volver al trabajo, ya que es esencial para recuperar una calidad de vida comparable a la que tenían antes de la enfermedad.