
El informe Draghi, para impulsar la competitividad europea y no perder la carrera contra Estados Unidos y China, arroja luz sobre una de las debilidades del bloque: la falta de innovación. El fondo de rescate advierte de que los Estados miembro con niveles de inversión de I+D más bajos han visto como esta partida se recortaba todavía más durante los procesos de consolidación fiscal, como es el caso de España.
"Los países con menor gasto en I+D lo recortaron más que sus homólogos durante los procesos de consolidación fiscal", apuntan en un informe al que ha tenido acceso El Economista los autores del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Una coyuntura que agranda, más si cabe, la brecha y fragmentación dentro de la UE.
Por eso, al preparar los planes de ajuste que los gobiernos deberán presentar a la Comisión Europea antes de mediados de septiembre, los países deberán buscar un equilibrio entre la necesidad de consolidación y de impulsar la competitividad, argumenta el artículo. "La perspectiva a medio plazo de la nueva gobernanza económica es propicia a romper este círculo vicioso", consideran.
En procesos de consolidación fiscal, los países con niveles moderados de investigación y desarrollo (I+D) han registrado un recorte del gasto mayor en esta partida que aquellos Estados miembro que lideran en innovación. "La consolidación fiscal ha propiciado que los gobiernos prioricen las necesidades fiscales inmediatas frente a las inversiones a largo plazo en innovación, en particular en países con unos niveles de innovación menos desarrollados", apuntan los autores del artículo del fondo de rescate.
La situación se acaba convirtiendo en la pescadilla que se muerde la cola. Los países menos adelantados en gasto en innovación terminan en un círculo vicioso en el que se agranda la brecha frente a los países más aventajados se reduce su competitividad y ello perpetúa que se recorte todavía más en I+D+i. Por ello, el fondo de rescate subraya que mantener unos niveles de gasto estables durante un proceso de consolidación fiscal es importante para evitar una mayor fragmentación tecnológica en la eurozona.
De hecho, en los Estados miembro más avanzados en innovación, el sector privado es una parte fundamental de la ecuación pues destina recursos de forma eficiente para compensar unos niveles de inversión pública más bajos. Una coyuntura que se desarrolla completamente a la inversa en los países con bajos niveles de innovación, donde la inversión privada cae de la mano de la inversión pública y por tanto la brecha en innovación se agranda.
Los autores del artículo consideran que la política fiscal tiene mucho que ver en este proceso. Las consolidaciones que se sirven del recorte en el gasto no reducen la financiación en la pata de investigación pública, pero si se trata de una consolidación que se apoye en subidas de impuestos para equilibrar el presupuesto, acostumbra a reducir los recursos que las empresas destinan a I+D.
Esta segunda vía, apuntan los autores del MEDE, se asocia a "una reducción del ritmo de crecimiento en las inversiones y a una caída de la confianza del consumidor" y, a la par, recorta el gasto público y privado. A la inversa, la consolidación fiscal basada en el gasto "tiene a incentivar la inversión privada y compensar los recortes del gasto público".