
Carlos Umaña, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2017 y presidente de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, alertó la semana pasada en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid acerca de una "carrera armamentística dirigida a modernizar los arsenales nucleares" por parte de diversas naciones.
En su intervención, Umaña subrayó la importancia de promover tratados multilaterales "ya que son los que generan un cambio normativo y obligan a los países no adheridos a cumplir", e instó a las sociedades a exigir a sus gobiernos el desarme nuclear. Según afirmó, actualmente "existen 2.000 bombas nucleares en estado de alerta máxima, listas para ser lanzadas".
Umaña señaló que "las armas nucleares son vistas como un símbolo de poder, lo que explica la reticencia de los países a deshacerse de ellas. Un requisito esencial para avanzar hacia el desarme es debilitar ese valor mediante la estigmatización".
Entre los factores que incrementan el riesgo de conflictos nucleares, destacó la proliferación de discursos que promueven el uso de armas nucleares por parte de líderes políticos, la crisis climática y el peligro de detonaciones accidentales de bombas nucleares.
Umaña, en la conferencia, alertó sobre el preocupante estado actual del arsenal nuclear mundial, destacando que existen 12.150 ojivas nucleares, principalmente en manos de Rusia y Estados Unidos. Desde las devastadoras bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, se han realizado aproximadamente 2.060 detonaciones nucleares, muchas en áreas habitadas por poblaciones indígenas, como el atolón de Bikini en los años 50, causando radiación, malformaciones y una alta incidencia de cánceres.
En un conflicto nuclear limitado, con decenas de misiles, el hollín generado podría enfriar la temperatura global 1,5 grados centígrados, amenazando la seguridad alimentaria y potencialmente causando la muerte por inanición de 2.000 millones de personas. Por tanto, en un escenario de guerra nuclear total entre Rusia y Estados Unidos, el enfriamiento podría alcanzar los 25 grados, resultando en un "invierno nuclear" que pondría en peligro la civilización y la supervivencia humana.
Frente a esta amenaza, Umaña aboga por la eliminación de las armas nucleares, respaldando el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares de la ONU, aprobado en 2017. Sin embargo, solo los países sin armamento nuclear han firmado este tratado. Umaña confía en que, con tiempo y paciencia, más naciones se sumen, ejerciendo presión sobre los poseedores de armas nucleares.
Además del tratado, Umaña insta a una condena global del armamento nuclear, promoviendo un cambio de percepción que lleve a su estigmatización mundial. Alerta que estamos más cerca que nunca de un conflicto nuclear, como lo indica el reloj del apocalipsis, ahora a noventa segundos de la medianoche, exacerbado por la retórica beligerante de los líderes nucleares, crisis climáticas y la falta de comunicación entre Estados Unidos y Rusia, que podría desencadenar una alerta falsa y un ataque real.
Umaña también es copresidente de la IPPNW, la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, y miembro del Grupo Directivo Internacional de la ICAN, la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares. Fue director del Ministerio de Salud de Costa Rica y ha trabajado como médico en atención primaria, especializándose en obstetricia y ginecología. Desde 2013, Umaña ha trabajado activamente en concienciar sobre el impacto humanitario de las armas nucleares y en conseguir apoyo social y político para el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN).
¿Podría explicar por qué el riesgo actual de una guerra nuclear es más alto que nunca? ¿Por qué considera que estamos ante el riesgo más alto de la historia de una guerra nuclear a gran escala?
Varios expertos lo han expresado con preocupación. Entre los más destacados, está el Boletín de Científicos Atómicos, que en enero de este año comunicaron que el Reloj del Apocalipsis estaba a menos 90 segundos de la medianoche, el riesgo más alto de la historia. Según explican, este riesgo se debe a 3 factores principales: la retórica incendiaria de los líderes de los Estados nucleares y la ligereza con la que hacen amenazas con sus arsenales nucleares; la crisis climática y el potencial que tiene para generar y agravar conflictos bélicos; y la posibilidad de detonaciones accidentales.
Del arsenal actual de aproximadamente 12.150 ojivas nucleares, unas 2.000 se encuentran en estado de alerta máxima, listas para ser detonadas en cuestión de un minuto. Los sistemas de alerta máxima de los cuales depende la decisión de detonarlas no solo han fallado varias veces y han generado falsas alarmas, sino que son cada vez más vulnerables a ciberataques y a errores técnicos y humanos. Sabemos públicamente que, en 6 ocasiones, el mundo ha estado al borde de una guerra nuclear a gran escala. Por accidente. Destacan las célebres palabras de Robert McNamara, Secretario de Estado de Estados Unidos durante la crisis de los misiles de Cuba: "fue la suerte lo que evitó que estallara una guerra nuclear".
¿Cómo han influido los conflictos actuales, como los de Ucrania y Gaza, en el aumento del riesgo nuclear?
La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto el lado oscuro de la era nuclear, con un riesgo cada vez mayor de catástrofe nuclear, incluida la situación sin precedentes de tener centrales nucleares dentro de una zona de guerra. Se han cruzado varias líneas rojas y ha habido más amenazas nucleares explícitas que prácticamente en toda la Guerra Fría. Más aún, la comunicación entre bloques ha caído y, gracias a los avances tecnológicos, ha disminuido el tiempo de reacción a un ataque nuclear. Ante semejante posibilidad, el mandatario del pueblo que se presume atacado tiene seis minutos para determinar si la alarma es falsa o verdadera, decidir si atacar, con cuántos arsenales y a cuáles blancos. Seis minutos. Tardar más implicaría la posibilidad de que se destruyan sus arsenales. Es una situación volátil donde muchas cosas pueden salir mal y, cuando hablamos de una guerra nuclear a gran escala, no es una guerra que dure años, meses, o semanas, incluso días. Duraría minutos. Quienes tengan la mala suerte de sobrevivirla, se enterarían una vez que hubiera terminado.
¿Qué papel juegan los líderes políticos, como Vladimir Putin, Kim Jong Un y Donald Trump, en la exacerbación del riesgo nuclear?
Los líderes extremistas aumentan las posturas temerarias y debilitan la comunicación entre los países, multiplicándose el riesgo de detonaciones por malos cálculos o malentendidos.
¿Qué papel juega el Reloj del Apocalipsis en la concienciación sobre el riesgo nuclear?
Es una herramienta didáctica muy poderosa, puesto que es producido por una organización seria con miembros de mucho renombre y permite entender el riesgo actual y de forma relativa al contexto histórico y geopolítico.
¿Cómo ha influido el conflicto en Ucrania en la percepción y urgencia del desarme nuclear?
El tema nuclear ciertamente se habla con mucha más frecuencia y, para el cambio de paradigma que implica la abolición nuclear, es indispensable que el público tenga claras las dimensiones del problema. Ahora bien, políticamente, se ha reforzado el discurso nuclearista de la OTAN y hemos perdido el apoyo y el acercamiento que había de parte de países como Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia e incluso España al Tratado de prohibición.
¿Qué evidencia existe para refutar la idea de que las armas nucleares son necesarias para la seguridad global?
La postura tradicional de que las armas nucleares son necesarias para la seguridad, pero esta no se basa en evidencia, sino en preceptos ideológicos, y es tan temeraria como ingenua.
Tanto la evidencia como la lógica apuntan a que las armas nucleares, lejos de ser necesarias, son una amenaza para la seguridad global. Más allá de la evidencia de las consecuencias que han tenido las detonaciones nucleares, el riesgo y la exageradísima inversión nuclear -con la que se podrían sustentar casi todos los objetivos de desarrollo sostenible, generando verdadera seguridad- la doctrina de la disuasión ha corroído las relaciones internacionales. La disuasión nuclear, amedrentar al enemigo de un posible uso de las armas nucleares, lejos de evitar varios conflictos, más bien los ha provocado. Vivir en un perenne duelo mexicano es lo contrario a la seguridad o la estabilidad y es una situación insostenible.
¿En qué etapa nos encontramos actualmente en el camino hacia el desarme nuclear global?
Estamos en la etapa de la estigmatización, es decir, en deconstruir el símbolo de estatus que se les ha dado a estas armas y visualizarlas por su verdadera cara; verlas desde sus consecuencias humanitarias y los estragos políticos y económicos que generan.
Para eso está sirviendo el Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN): para crear una normativa internacional y un clima de condena moral en torno a estas armas, de la misma forma en la que se ha generado un tabú en torno a las armas químicas y la biológicas. Ya lo han firmado 93 países y lo han ratificado 70, y en virtud del TPAN, varias instituciones financieras y fondos de pensiones han retirado sus fondos de empresas relacionadas con estas armas.
¿Por qué España aún no ha firmado el TPAN, y qué presiones políticas influyen en esta decisión?
En septiembre de 2018, Pedro Sánchez manifestó su compromiso de firmar el TPAN; sin embargo, este compromiso no se ha llegado a concretar por miedo a represalias políticas de la OTAN. Ahora bien, no hay ninguna incompatibilidad jurídica entre la OTAN y el TPAN. De forma coherente con su historia y con la voluntad expresa del pueblo español, España debe colocarse del lado correcto de la historia, rechazar y condenar las armas nucleares y firmar el TPAN. Si un país como España no puede rechazar el uso de las armas nucleares en su nombre, ¿quién puede hacerlo?
¿Qué importancia tiene la reciente cumbre del G7 en Hiroshima para la estigmatización de las armas nucleares?
Es ciertamente un avance que se haya hecho en Hiroshima, ya que solo el simbolismo que representa la ciudad ayuda a la concienciación sobre las consecuencias de las armas nucleares y la importancia de vivir en un mundo desnuclearizado, más allá de palabras bonitas, no hubo acciones políticas directas en torno a reducir la escalada nuclear.
A pesar de los enormes desafíos, ¿qué le da esperanza y optimismo sobre la posibilidad de un mundo sin armas nucleares?
El apoyo al TPAN creció de cero a más de dos tercios de la comunidad internacional en menos de 4 años. El movimiento que crece y se fortalece. Cada vez hay más gente empoderada involucrándose. Solo en España, se conformó en 2023 una Alianza por el Desarme Nuclear el año pasado que está compuesta por 62 organizaciones y, gracias a la implicación de gente "de a pie", hace 2 semanas llegaron a 100 las ciudades españolas que apoyan el TPAN. Avanza el interés, y con él, la implicación en la solución colectiva. La esperanza de un mundo libre de armas nucleares es cada vez más fuerte.