
El sábado 29 de junio se produjeron seis asesinatos intrafamiliares, llamémosles así. El más terrible de ellos fue múltiple: una mujer y sus dos hijos. Leo en un periódico del domingo 30 de junio una crónica de estos tres asesinatos escrita en el estilo clásico del El Caso, un estilo narrativo que me atrae. Es más o menos así:
El hombre cumplió la amenaza que tantas veces había vociferado ante sus vecinos de Las Pedroñeras (Cuenca). Mató a cuchilladas a su ex mujer, a su hijo de ocho años y a su hija de tres años y después los metió en un baúl en una casa abandonada. La Guardia Civil le detuvo a las 11.00 horas del sábado en su casa. Estaba completamente borracho. Todavía llevaba la zapatilla ensangrentada.
El hombre, de 44 años, siempre dio mala vida a su mujer. Así lo prueba que ella figurara en el programa de víctimas de violencia de género (VioGen). Sin embargo, el asesino nunca tuvo una condena porque ella retiró las múltiples denuncias que interpuso contra él, la primera en 2017. El hecho de que el proceso judicial no cuajara en una sentencia condenatoria hacía que el sistema no apreciara riesgo elevado. No obstante, el juez decidió una orden de alejamiento.
Otros asesinatos ocurrieron el mismo día en Zafarraya (Granada) y Fuengirola (Málaga). Dos hombres atacaron y asesinaron a dos mujeres con las que mantenían, o habían mantenido, una relación sentimental. En el primer caso, la víctima tenía 20 años de edad y el asesino, su ex pareja, mató asimismo a la madre de la joven. En el segundo, en Fuengirola, un hombre de 75 años acabó con la vida de su mujer, de 76 años.
En lo que va de este año han sido asesinadas 16 mujeres y en todo 2023 lo fueron 58. Es decir, que esta plaga terrible sigue ahí y no parece que ni las leyes ni los dineros públicos dedicados a erradicar estos asesinatos hayan tenido ningún resultado tangible.
De la eficacia de las medidas da buena cuenta el citado asesinato de Las Pedroñeras, cuyo autor era de sobra conocido para los agentes de policía de la zona, donde llevaba 15 años viviendo y en su expediente policial se acumulaban las detenciones por atentado contra la autoridad, muchas de ellas en estado de embriaguez, y también por violencia machista contra su mujer.
Pero existe en la prensa una ocultación, una especie de censura que no soy capaz de entender. Este asesino de Las Pedroñeras, ¿de dónde era? Porque casi todos los periódicos nos lo ocultan. Pues era marroquí. Y el recientemente juzgado en Cataluña por haber violado y dejado casi muerta a una muchacha es boliviano.
Aproximadamente el 45% de estos asesinatos los cometen inmigrantes, que representan sólo el 17% de la población en España. En otras palabras: si los varones españoles tuvieran la misma tasa de asesinatos que los inmigrantes, las asesinadas en 2023 -que fueron 58- hubieran sido 154.