Economía

Jaume Sanpera, fundador de Sateliot: el sueño de un emprendedor a punto de cumplirse

  • La compañía española piensa revolucionar el espacio con la primera constelación de satélites con conexión 5G para IoT en todo el mundo
Jaume Sanpera, fundador de Sateliot.
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Jaume Sanpera (Manresa, 1966) mira el cielo desde su oficina en Barcelona, a pocos metros de la estación de trenes de Sants. Le cuesta entender y digerir lo que ha logrado con Sateliot: en 2018 emprendió con la idea de fundar una compañía del sector espacial y hoy está a las puertas de lanzar cuatro nuevos satélites de una constelación que dará conexión 5G para IoT (Internet de las cosas) a más de ocho millones de dispositivos en todo el mundo.

Hace casi seis años, Sanpera se alió con su compañero Marco Guadalupi, quien actúa como director técnico de Sateliot y con quien ya trabajó en proyectos anteriores. Ambos le dieron el "vamos" a una idea que recién estaba germinando. Como en la mayoría de los casos, el inicio no fue fácil, pero tenían un lema en mente. "Un mundo conectado es un mundo mejor", repiten, al unísono, casi como un mantra, para luego añadir que el 80% de la superficie terrestre no tiene acceso a cobertura móvil.

Otro dato: en 20 años se han conectado cuatro millones de dispositivos con tecnología IoT. La apuesta de Sateliot es tan ambiciosa que esperan duplicar esa cifra con una constelación de un centenar de satélites que estará completa en 2028. La importancia de este lanzamiento significa la apertura de su fase comercial: ya tienen amarrados 200 millones de euros en contratos e ingresos recurrentes con más de 400 clientes de 50 países alrededor de los cinco continentes.

La empresa tiene articulado un plan de despliegue de más satélites para 2025 y con este objetivo está inmersa en una ronda de conversaciones con empresarios e inversores del sector espacial a nivel nacional e internacional para cerrar su Serie B de 30 millones de euros. De hecho, a lo largo de su historia Sateliot ha conseguido levantar un total de 25 millones de euros, de los que seis millones proceden del Banco Santander. La Unión Europea, a través del fondo InvestEU, también le ha dado un respaldo económico a su actividad. Su plan de negocio recoge una facturación de 500 millones de euros en 2027 y de 1.000 millones en 2030, con más del 60% de Ebitda.

"Ha sido un camino difícil donde la principal tarea ha sido transformar las palmadas en la espalda en apoyos económicos. Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo hemos convencido y demostrado a los inversores de que esta idea tiene futuro", comenta Sanpera.

Esta hoja de ruta para desarrollar su estrategia empresarial es un potente mensaje de confianza al mercado y al sector aeroespacial: hablamos de una empresa española que cuenta en su accionariado con Indra y Cellnex como socios industriales con una participación del 10,5% y el 3,5%, respectivamente. También de Sepides, con cerca de un 5% del capital.

Historial de emprendimientos

Sin embargo, la historia de Jaume Sanpera comenzó varios años antes que Sateliot. Este ingeniero en Telecomunicaciones tiene, además, un máster en Administración de Empresas (MBA) y un Programa de Alta Administración de Empresas (PADE). Con esta formación no cumple con el típico perfil del emprendedor del New Space, una industria que no deja de crecer en España y el resto del mundo: no es un ingeniero aeronáutico de 35 - 40 años que estuvo un tiempo en una transnacional y salió buscando nuevos aires y un camino propio. A sus casi 60 años, tiene un recorrido bastante más extenso. Antes de Sateliot fundó nueve empresas, varias "puntocoms" como Festuc.com, una red social móvil para poner en contacto a jóvenes para que compartan ocio y Ambientum.com, el directorio digital de empresas renovables. Otra compañía a su haber es Eurona, a la cual le hizo pasar de dos millones a 150 millones de euros en ventas en apenas seis años.

New Space

De regreso a la misión, los satélites ya están integrados en un cohete Falcon 9 de SpaceX y sólo esperan que todo esté listo, y las condiciones climatológicas permitan el lanzamiento durante estos días desde California, Estados Unidos.

Una vez que estén desplegados en el Espacio, sobrevolarán la Tierra desde la órbita terrestre baja (LEO) a unos 500 kilómetros de altura. Desde allí funcionarán como torres de telecomunicaciones, proporcionando una extensión de cobertura a los operadores móviles, a través de acuerdos mayoristas, para que puedan ofrecer servicios de internet de las cosas allá donde las redes terrestres no llegan. Los expertos estiman que, en la actualidad, hay más de 8.100 satélites en órbita terrestre baja, donde la gran mayoría corresponde a los de la red Starlink de SpaceX, la empresa del magnate estadounidense Elon Musk. Los de Sateliot, en tanto, siguen la lógica de los CubeSats: aparatos que tienen unas dimensiones de 20 x 10 x 35 centímetros, más o menos el tamaño de un microondas y un peso neto de 10 kilos. Su vida útil es de, aproximadamente, cinco años y están diseñados para que, llegado ese momento, realicen maniobras de desorbitación. Esto implica cambiar su órbita de manera controlada para que se quemen en su reentrada en la atmósfera, evitando así la acumulación de desechos espaciales y minimizando eventuales riesgos de colisión.

Es la era del New Space, un concepto imposible de unificar entre los actores del sector. Sin embargo, se puede entender como la era en la que las grandes agencias espaciales han cedido terreno ante empresas consolidadas y startups que han llegado para darle un giro a la industria. El desarrollo de un satélite ya no cuesta décadas y millones de dólares. Sateliot ha tardado, de media, año y medio por cada uno y el coste por unidad no supera el medio millón de euros.

"Los costos se han abaratado, pero la eficiencia que exige lanzar satélites al Espacio sigue siendo igual de alta. Hemos demostrado que se podía lograr. Toca celebrar este hito del lanzamiento, pero ya mañana seguimos trabajando para completar la constelación", cierra Sanpera.

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