
La cultura de las propinas que impera en EEUU podría cambiar drásticamente en unos meses si Donald Trump se impone en las elecciones presidenciales que el país celebrará el próximo mes de noviembre. La vuelta a la Casa Blanca del expresidente daría forma a lo que hasta ahora es una promesa electoral, y es que Trump ha avanzado que, si gana, eliminará los impuestos que ahora rigen sobre el extra prácticamente obligatorio que pagan los clientes en hostelería y ocio.
El candidato republicano lanzó la propuesta el pasado domingo durante un mitin en Las Vegas (Nevada) donde uno de cada cuatro trabajadores trabaja en los sectores dependientes de las propinas, aunque no avanzó más detalles del plan.
Pese a ser una pincelada, la idea da un nuevo aire al eterno debate de las propias en EEUU. Librarlas de los impuestos significa sacarlas del escrutinio del Servicio de Impuestos Internos (IRS), que las asimila -siempre que supongan un plus para el trabajador de más de 20 dólares al mes- como un ingreso imponible ordinario independientemente de cómo lleguen a los camareros o camareras (en efectivo o mediante tarjeta, si el empleador la reparte en especie en forma de vales o determinados productos...). En todas sus formas se consideran como un ingreso salarial y se grava bajo el nombre de 'otras propinas e ingresos regulares'. Como tal, están sujetas a impuestos sobre la renta y sobre la nómina para el Seguro Social y Medicare, según establece la agencia tributaria estadounidense.
Los trabajadores deben mantener al día de su 'diario de propinas' a los empleadores para que estos retengan el importe correspondiente para cubrir los impuestos sobre la renta y la nómina. Ocultar los ingresos por propinas ante Hacienda conlleva enfrentarse a impuestos adicionales y multas monetarias.
No es una cuestión baladí un un sistema que apuesta por salarios base bajos que dependen de los aguinaldos de los clientes para completarse. Las propinas son una parte fundamental -si no las más importante- para los empleados de restaurantes y otros negocios del sector servicios.
Los ingresos por propinas se elevaron por encima de los 38.000 millones de dólares en 2018, último ejercicio fiscal sobre el que hay datos completos que casi duplica los datos de 2008. Según Erica York, economista senior y directora de investigación de la Tax Foundation, más de seis millones contribuyentes informaron de las propinas ese año y declararon casi 6.250 dólares de media en concepto de estos ingresos.
Los fuegos que abriría aplicar la promesa de Trump con las propinas
La promesa de Trump presentaría varios desafíos. Para empezar, al Congreso de EEUU, que, de aprobarla, enfrentaría a los legisladores a una compleja redacción. Para seguir, a la agencia tributaria, que tendría que cambiar el sistema de declaración de impuestos y, además, dejaría de ingresar al año miles de millones de dólares. Y para concluir, al mercado de trabajo, que varía aún más marcados los dos niveles de trabajadores.
La medida de Trump obliga a profundizar en esto último. Ni todos los clientes son iguales ni todos los locales tienen el mismo glamour como para sobrevivir a base de propinas. No es lo mismo comprarse un perrito caliente en un local que entrar a comer a mesa y mantel en un restaurante. Por eso, tampoco pueden ser iguales las propinas en unos que en otros, como no lo sería la ventaja fiscal entre ambos; no resolvería la inestabilidad económica en gran parte de los casos.
El cliente también se vería afectado por la medida porque el plan de Trump podría ser un incentivo para que las empresas apostaran por mantener el sistema de salarios bajos y potenciaran aún más el pago de propinas.
Pero los tentáculos de quitar impuestos a las propinas extendería la desigualdad con trabajadores de sectores que no tengan que ver con la hostelería pero en los que también imperen los bajos salarios si estos no fueran también agraciados con el nuevo beneficio fiscal. Si la norma que derivara de lo que de momento es el esbozo de un plan sirviera para ser aplicada en otros ámbitos -que poco a poco van entrando en el terreno de la propina-, el dueño de un taller o de una tintorería podría apostar por limitar los precios y los salarios y fomentara las propinas como forma de obtener ingresos libres de impuestos para los trabajadores.
La hoja de ruta que Trump presentó en Nevada (Estado que se le resiste) contraria a la que intenta seguir el actual presidente de EEUU y candidato a la reelección Joe Biden, que busca que el salario mínimo llegue también a los trabajadores que reciben propinas y reducir su dependencia de las mismas.