Economía

La transformación de Haití: de referente en el café y azúcar a ser uno de los países más peligrosos

  • Desde 2021, los robos y los actos vandálicos se suceden sin parar
  • Durante el siglo XVIII,  fue considerada como la mayor productora de café y azúcar
  • Ahora, el país caribeño se ha eregido como un referente en la producción textil
Foto: EFE
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Haití es uno de los países más peligrosos del mundo, según se desprende del último informe International SOS. La extrema violencia e inseguridad a la que se enfrenta el país desde 2021 no cesa y el actual primer ministro interino, Ariel Henry, llegó a pedir ayuda internacional a finales de 2023 para combatir esta situación. Resulta curiosa la transformación de Haití, tercer país más grande del Caribe y el más poblado de la región, que llegó a ser todo un referente para el azúcar y café.

En estos momentos, la violencia no da tregua en Haití, como quedó patente cuando se sucedieron las imágenes de cadáveres en las calles de Pétion-Ville, en las colinas de Puerto Príncipe, mientras el país sigue a la espera de que se constituya el consejo presidencial de transición acordado hace justo una semana. Con esto, se espera un nuevo primer ministro y la organización de elecciones presidenciales, en las que no estará Ariel Henry, quien comunicó en un mensaje a la nación desde Puerto Rico que dimitirá del cargo cuando dicha institución esté implementada.

Los robos y los actos vandálicos se suceden sin parar, y algunas zonas de Laboule y Thomassin, barrios acomodados de Puerto Príncipe, son el blanco de estas bandas. También estos días ha sido objeto de los violentos la compañía pública de electricidad Electricite d'Haiti, hasta el punto de que cuatro subestaciones del área metropolitana de Puerto Príncipe y la central de Varreux han quedado destruidas, con la consiguiente falta de suministro en decenas de zonas.

Estos últimos ataques se suman a los registrados desde que hace casi tres semanas la violencia aumentara de forma exponencial en Haití, en especial en la capital y sus alrededores, sin que de ella se hayan librado instituciones públicas, empresas privadas, cárceles (el asalto a dos de ellas permitió la huida de unos 3.000 presos) o infraestructuras.

Un asesinato y tres años de violencia

Todo comenzó un 7 de julio de 2021, cuando un comando armado asaltó el palacio presidencial y asesinó al presidente Jovenel Moïse, que días antes había nombrado nuevo primer ministro a Ariel Henry, tomando posesión meses después, en julio.

Ya en 2022 la situación se agravó y empezaron a crecer los enfrentamientos entre bandas criminales, con cientos de fallecidos a sus espaldas. En octubre, en plena crisis económica y social producida por la subida del precio de los combustibles, el Gobierno solicitó el despliegue de las fuerzas militares internacionales. Ante esto, tres días después, el 10 de octubre, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, propuso desplegar una fuerza de acción rápida.

Fue en 2023 cuando llegaron al rescate los primeros esfuerzos internacionales. Destaca la ayuda por parte de Kenia, con 1.000 policías; y el 2 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el despliegue de una fuerza multinacional de asistencia a la Policía de Haití por un año (prorrogable). Días más tarde, el informe del Grupo de Expertos de la ONU señaló al expresidente Michel Martelly, entre otros, como financiador de bandas que aterrorizan el país para proteger sus bienes u obtener votos. A medida que los esfuerzos internacionales iban creciendo, el índice de criminalidad del país se disparó más del doble en apenas un año.

Sin embargo, en 2024 las bandas criminales de Haití se han vuelto más fuertes. A comienzos de este marzo, las bandas asaltaron la Penitenciaría Nacional de Puerto Príncipe y se fugaron 3.600 reclusos. Un día después, se declaró el estado de urgencia y el toque de queda por 3 días, renovables, en el departamento del Oeste, donde está Puerto Príncipe. El 10 de marzo, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas alertó de que al menos 15.000 personas fueron desplazadas por la violencia en Haití en la última semana, por lo que el número de haitianos obligados a huir de sus hogares por la crisis asciende ya a 362.000.

Su pasado como potencia de café y azúcar

La economía de Haití es la más pobre de América y del Hemisferio Occidental, es decir, es el país con menor PIB per cápita y uno de los más desiguales del mundo. Su renta per cápita es alrededor de una décima parte de la de sus vecinos de la región del Caribe. Tiene una tasa de desempleo bajo del 7% de su población y sus ingresos anuales per cápita son menores que el salario mínimo de otros países.

Haití fue una de las posesiones coloniales más rentables para la colonización europea. De hecho fue en buena medida una fuente de la riqueza de Francia en el siglo XVIII. Eran sus momentos más dulces, con 800 plantaciones de azúcar, 3.000 de café, 800 de algodón y 2.950 de añíl.

La producción de café ha sido, históricamente, importante para el crecimiento económico del país. Fueron los colonos franceses los que trajeron por primera vez plantas de café a Haití en el siglo XVIII. Desde entonces, el café ha resultado fundamental para los productores haitianos. Junto con el azúcar, el café ayudó a establecer la economía agrícola del país. Sin embargo, en la actualidad, la producción de café ha sido desplazada y, ahora, el mango y el cacao son los cultivos más exportados del país.

Aunque es poco probable que los volúmenes de producción de café de Haití lleguen a acercarse a los niveles anteriores, ciertamente hay potencial de crecimiento. A pesar de que muchos caficultores escogen cultivos más rentables, cada vez se presta más atención al sector cafetero del país, especialmente, por parte de los actores privados. Gracias a eso, es posible que la producción de café en Haití comience a crecer en los próximos años.

Con respecto al azúcar, más de lo mismo. Haití llegó a ser una potencia en este cultivo, y ahora ocupa el puesto 95 con una producción de 14.209 toneladas. En el siglo XVIII, la colonia de Haití se convirtió en la mayor productora de azúcar del mundo y en la mayor fuente de riqueza del Imperio francés.

Un terremoto que masacró al país

Uno de los momentos más trágicos que vivieron los ciudadanos fue el terremoto de 2010, a 15 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital haitiana, y fue considerado como el más mortífero del mundo hasta la fecha, con un total de 300.000 fallecidos y dejando 1,3 millones de personas sin hogar.

Pero lo peor llegó quizá después, con la fallida reconstrucción. Junto a la falta de fondos (solo el 1% de los fondos se entregaron al Estado haitiano), la crisis política endémica que padece el país y el creciente clima de violencia han retrasado la reconstrucción en Puerto Príncipe, que sufre desde hace cinco años una fuerte inseguridad que se deteriora día a día.

"Decidimos que lo haríamos todo. Pero no hicimos nada. No había gente en los puestos técnicos importantes. Faltaba voluntad. Después del terremoto no hubo ningún líder (…) nadie tomó la iniciativa en la reconstrucción", lamentó a EFE Rose-May Guignard, experta en urbanismo, quien señaló la ausencia de una oficina encargada de las acciones posteriores a la catástrofe, como se hace en otros lugares.

Cómo se convirtió en un líder manufacturero de ropa

Prácticamente con las secuelas del terremoto de 2010, Haití no tuvo más remedio que ponerse manos a la obra en la búsqueda de un nuevo motor de crecimiento. Por aquel entonces (2013), tres líderes empresariales se atrevieron con algo fuera de lo común: crear una compañía para demostrar que el país caribeño es un manufacturero de ropa de alto nivel y calidad. La idea corrió por parte de Joey Adler, el CEO de Diesel Canada y fundador de OnexOne Foundation; Richard Coles, el dueño de Multiwear, una de las manufactureras de ropa más importante en Haiti; y Rob Broggi, un ex ejecutivo de un fondo de inversión.

La idea finalmente se llevó a cabo y los tres empresarios crearon Industrial Revolution II, también conocida como IRII, una fábrica de ropa de alta calidad en Haití que, si bien es competitiva, invierte el 50% de las ganancias en sus trabajadores y sus familias. En total, IRII ya ha contratado 88 operadores, 70% de los cuales son mujeres. En lugar de contratar de otros fabricantes de ropa, esta empresa se decantó por la contratación de personas sin experiencia previa en costura y los preparó con un entrenamiento intensivo de tres meses.

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