Economía

Las 60 toneladas de oro de una antigua colonia británica que ocultan el método más tradicional de extracción del 'dorado'

Es posible que la Pagoda de Shwedagon solo sea conocida por aquellos creyentes del budismo o bien por los que hayan andurreado sus más de 45 hectáreas como templo religioso. Si bien tan solo ellos saben que este complejo ubicado en Myanmar, antigua Birmania, está recubierto de más de 60 toneladas de oro, misma cantidad que las reservas nacionales del 'dorado' de países como Argentina y superior a las de Finlandia, Corea del Sur y Brasil, según los datos correspondientes al año 2022 y aportados por el Fondo Monetario Internacional.

Y es que la cultura de esta antigua colonia británica se relaciona estrechamente con el oro, hasta el punto de que sus habitantes, y ante las grandes fluctuaciones de la moneda local (el kyat), prefieren mantener sus ahorros en forma de metal precioso y como poder adquisitivo. Aunque son sus más de cien pagodas las que se llevan la palma, recubiertas cada una en mayor o menor medida por finas láminas de oro. Con todo, Birmania no es un gran país exportador de oro, ni si quiera sus minas se encuentran entre las 20 primeras del mundo, a pesar de que existentes yacimientos industriales a lo largo y ancho de todo el territorio. Pero la sociedad birmana arrastra una larga tradición consistente en donar oro a sus templos religiosos, un oro cada vez más difícil de encontrar pero que incluso se busca diariamente entre los caudales de los ríos.

Y esta es una de las maneras más antigua de encontrar oro: la de 'lavar' el agua de las corrientes dulces con la esperanza de encontrar pequeñas motas de oro que poder atesorar de manera doméstica. Así, la gran mayoría del 'dorado' que se extrae en Myanmar se hace de manera casera y rudimentaria.

Se puede lavar en tierra o en el río

Según relata National Geographic, en Myanmar, con unos 58 millones de habitantes, existen dos grupos distintos para el mismo oficio de extracción: los kone-myaw y los ye-myaw, con la diferencia de que los primeros exploran la tierra en busca de oro y los segundos en los ríos, con la consecuente exposición ambiental al mercurio, que también afecta a la fauna y flora de los paisajes fluviales.

Ríos como el Chindwin, al oeste del país y uno de los principales afluentes del gran río Irawadi, que atraviesa el país de norte a sur, ya se encuentra en peligro de envenenamiento por las cantidades tan altas de mercurio y cianuro de sus aguas. Un problema que afecta también a los birmanos que se dedican a este tipo de extracción de oro, pues pueden llegar a concentrar el doble de mercurio de lo aptamente saludable para una persona.

National Geographic describe el proceso de extracción: "Existen minas industriales, pero gran parte del oro del país se extrae arduamente en cantidades ínfimas por parte de ejércitos de prospectores rudimentarios necesitados. Utilizan barreras de madera cubiertas con madejas de hierba artificial para atrapar las partículas de este tesoro. Esta tecnología no ha cambiado en milenios. Se alude a ella en el mito griego de Jasón y los Argonautas, donde el vellocino servía para el mismo propósito."

Y aunque el principal uso que los birmanos dan al oro es para donarlo a sus templos religiosos, no es el único, pues la situación económica del país durante tantos años ha provocado una desconfianza hacía la moneda de su país, el kyat. Una desconfianza infundada en las devaluaciónes periódicas de la misma que pueden llegar a ser hasta un 20% con respecto del dólar. Por tal motivo, la población de Birmania prefiere 'el dorado' como forma de ahorro y riqueza personal.

Una roca de riqueza eterna

En tiempos modernos se podría calificar la relación de Myanmar con el oro de tóxica, a saber, por la pesada obsesión de sus habitantes de acumular dorado tanto en sus casas como en sus templos más sagrados. Y aunque está fijación poco o nada se relaciona con el valor del oro y el acopio de inmensas fortunas, sí es cierto que el color dorado reinante del país es uno de los mayores atractivos para sus visitantes que buscan una suerte económica más relacionada con mitos y leyendas que con la realidad.

Así es el caso de la 'roca de oro', una imponente roca de 7 metros de altura cubierta de oro que hace equilibrio en el monte Kyaiktiyo, al sudeste del país en el Estado de Mon , y que, según las fábulas de la región, da la riqueza eterna a quien la visita 3 veces, aunque no especifica si riqueza material y de dinero o se refiere más bien a un sentido metafórico y espiritual. Se trata además del tercer monumento más visitado del país tras las pagodas de Shewdagon y Mahamuni.

El valor de la roca es incalculable pues su color dorado y brillante es el resultado de donaciones de hojas de oro desde hace siglos.

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