
La actividad privada sigue de capa caída en la eurozona. Los índices de gestores de compras (PMI) de la zona euro en su versión preliminar relativa a noviembre publicados este jueves muestran una ligera mejoría respecto al mes anterior, pero evidencian que la actividad en la región sigue claramente en zona de contracción (por debajo de 50 puntos). Mientras que la debilidad de la economía se hace patente en variables analizadas en la encuesta como el empleo, la persistencia de la inflación se refleja en las métricas sobre precios de las empresas. Es claramente otro mal trago más para un Banco Central Europeo (BCE) del que ya no se esperan nuevas subidas de tipos, pero sobre el que crece la especulación sobre cuándo los va a recortar.
El PMI compuesto se sitúa en los 47,1 puntos (46,5 en octubre), el PMI manufacturero en los 43,8 puntos (43,1 en octubre) y el PMI de servicios en los 48,2 puntos (47,8 en octubre). El limitado desglose por países publicado hoy muestra que, aunque el PMI compuesto mejoró notablemente en Alemania (pasando de 45,9 a 47,1 en noviembre), se mantuvo en territorio de contracción, mientras que el PMI de Francia bajó a 44,5 puntos. Esto implica que el PMI compuesto del resto de la eurozona subió en noviembre.
La producción industrial descendió por octavo mes consecutivo en el conjunto de la eurozona, mientras que los servicios registraron su cuarto descenso de la actividad pero a un ritmo más moderado. La reducción de la actividad total se explica principalmente por la caída de los nuevos pedidos recibidos, la menos pronunciada de los últimos cuatro meses, lo que ha producido que las empresas redujeran sus pedidos pendientes.
Por el flanco del empleo, en noviembre, la reducción de la actividad ha impulsado a las firmas a recortar personal, "la primera en poco menos de tres años, pero solo fue marginal", según el informe de S&P Global y Hamburg Commercial Bank (HCOB) con los datos. La reducción de plantillas ha sido impulsada especialmente por el sector manufacturero, que ha registrado los mayores recortes desde agosto de 2020, mientras que en los servicios se ha ampliado la contratación.
"La economía de la zona euro está atascada en el lodo. Durante los últimos cuatro a cinco meses, el sector manufacturero y el de servicios han experimentado un ritmo de contracción relativamente constante. El análisis de las cifras para noviembre indica el potencial de que se produzca un segundo trimestre consecutivo de contracción del PIB, que equivaldría al criterio comúnmente aceptado para una recesión técnica", explica en el comunicado con la lectura flash de los PMI Cyrus de la Rubia, economista jefe de HCOB.
"Los nuevos pedidos siguen cayendo a medida que se agotan los trabajos pendientes. Este es más el caso de la industria manufacturera, donde la recesión es más profunda que en los servicios. Aun así, los nuevos pedidos cayeron ligeramente menos en noviembre que en octubre. Esto confirma la opinión de que la recesión no se está agravando por el momento, pero tampoco hay muchos indicios de recuperación. En conjunto, parece que se trata de una recesión técnica poco profunda", comenta Bert Colijn, analista de ING, en una nota rápida.
"El crecimiento del empleo en el sector servicios había mantenido el crecimiento del empleo global hasta ahora, pero la encuesta sugiere que el empleo en este sector crece ahora a paso de tortuga. La destrucción de empleo en el sector manufacturero está provocando un retroceso marginal. Para nosotros, esto encaja en el panorama general de un mercado laboral que se debilita tras unos cuantos trimestres de crecimiento negativo", analiza Colijn sobre los datos de empleo del informe.
Pero lejos de que este deterioro económico se traduzca en el aplacamiento de la inflación (debilidad de la demanda), los precios siguen mostrando resistencia. Las empresas de la zona euro han registrado este mes un nuevo aumento de los costes de los insumos, a menudo debido al aumento de los sueldos en el sector servicios. De hecho, el aumento compuesto fue el más rápido desde mayo pasado.
Los precios de venta en el sector industrial cayeron por séptimo mes consecutivo, a medida que las firmas repercutieron a sus clientes la reducción de sus costes en medio del rápido descenso de la demanda, mientras que la inflación de las tarifas cobradas en el sector servicios se intensificó hasta su máxima de los tres últimos meses. Los precios cobrados compuestos aumentaron sólidamente en noviembre, y la tasa de inflación aumentó frente a la de octubre.
"Naturalmente, esto no es lo que el BCE desea ver. A pesar de la debilidad imperante en la economía, las empresas de servicios siguen adelante con aumentos de precios más rápidos en noviembre, impulsados por el alza sorprendentemente veloz y cada vez más rápida de los costes de los insumos. Esta última puede atribuirse principalmente a aumentos superiores al promedio de los salarios, que representan un factor sumamente importante en el sector servicios", valora De la Rubia.
Desde ING, Colijn argumenta que "la inflación sigue una sólida tendencia a la baja, pero el PMI indica que persisten las presiones sobre los costes de los insumos y que la inflación de los precios de venta aumentó en noviembre con respecto al mes anterior. Esto se debe principalmente a los servicios, ya que los precios en el sector manufacturero siguen bajando. Esto sirve de advertencia de que las presiones inflacionistas aún no han terminado, aunque la inflación sigue avanzando en la dirección correcta al haberse debilitado materialmente la demanda".
Especulación en torno al BCE
El economista Christoph Weil, de Commerzbank, ve claro que cada vez hay más indicios de recesión en la zona euro. Para empezar, hace hincapié en que el PMI manufacturero lleva meses estancado en territorio de recesión y la subida de 43,1 a 43,8 no cambia esta situación. "La recesión no es una sorpresa. Desde mediados de 2022, el BCE ha subido sus tipos de interés oficiales la friolera de 450 puntos básicos, lo que está teniendo un efecto de frenado total sobre la economía. Al mismo tiempo, la economía exterior apenas ofrece estímulos, ya que no solo el BCE sino todos los demás bancos centrales occidentales han subido los tipos de interés de forma masiva. La demanda de China también se está ralentizando", escribe en una nota para clientes.
Weil considera probable que los datos de hoy alimenten las especulaciones sobre una bajada de tipos del BCE. Sin embargo, sigue creyendo que tal medida es poco probable en un futuro próximo dadas las todavía elevadas presiones inflacionistas. "No esperamos que la economía de la zona euro salga de la recesión hasta la primavera, y que entonces repunte significativamente. Es poco probable que se materialice el fuerte repunte que suele seguir a una recesión, ya que el BCE probablemente seguirá pisando el freno. Tendrá que revisar aún más a la baja sus perspectivas económicas. En sus previsiones de septiembre seguía esperando que la economía de la zona euro evitara la recesión. Sin embargo, dado que la inflación sigue siendo elevada, es poco probable que el BCE empiece a recortar los tipos hasta finales de 2024", concluye.
"En general, los PMI respaldan nuestra opinión de que, aunque las perspectivas son muy inciertas, los mercados pueden estar sobreestimando la rapidez con la que el BCE empezará a relajar su política monetaria, ya que los mercados de swaps apuntan a una probabilidad del 60% de un recorte de 25 puntos básicos en abril y de alrededor de 90 puntos básicos en 2024. Teniendo en cuenta que el crecimiento de los salarios estaría impulsando la inflación de los servicios y que el mercado laboral apenas empieza a mostrar signos de relajación, creemos que lo más probable es que los responsables políticos esperen hasta la segunda mitad del año próximo antes de reducir los tipos por primera vez, y esperamos solo 50 puntos básicos de recortes el año próximo", apunta Adrian Prettejohn, de Capital Economics.