La vida en el Congreso de EEUU es eso que ocurre entre prórroga presupuestaria y prórroga presupuestaria. A punto de cumplirse los 45 días de la última extensión, que llevó a la caída de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes ante la furia de los más radicales de su partido, su sucesor, Mike Johnson, ha anunciado que hará exactamente lo mismo. Para evitar que el Gobierno se quede sin dinero este próximo sábado, el Congreso votará hoy una nueva prórroga. Y, para completar el 'déjà vu', los republicanos más radicales ya han mostrado su oposición.
Johnson fue elegido presidente el pasado 25 de octubre, casi por aburrimiento después de que los republicanos quemaran a otros tres candidatos en varias semanas de peleas internas. Johnson viene del ala dura, pero no es uno de la veintena de radicales antisistema del llamado Caucus de la Libertad. Y, poco después de tomar posesión, se ha encontrado con que tiene que comerse la misma 'verdura' política que hundió a McCarthy: aceptar que debe negociar los presupuestos con la mayoría demócrata del Senado y el presidente demócrata, lo que implica renunciar a todas las exigencias de los conservadores más radicales y llegar a un acuerdo centrista que ambos partidos puedan aceptar.
El nuevo presidente, así, ha propuesto una extensión 'limpia', es decir, sin tocar el texto ya en vigor, hasta enero. De todas formas, no se ha resistido a hacer experimientos extraños y ha incluido la novedosa idea de prorrogar los presupuestos de algunos departamentos hasta febrero, de tal manera que si no hay un acuerdo definitivo en enero, todavía haya un margen de un mes en el que el temido 'cierre de Gobierno' -la suspensión de empleo y sueldo de los funcionarios, al no tener dinero para pagarlos- no afecte a las áreas más sensibles de la administración.
Como era de esperar, el Caucus de la Libertad ya ha anunciado que se opondrá a la propuesta. Y como en la votación que sentenció a McCarthy, Johnson necesitará apoyo demócrata para sacar la prórroga adelante, lo que se da por hecho. La pregunta es si la reacción de este grupo será presentar una moción de censura contra el flamante nuevo líder de su partido, o si le darán algún 'comodín' antes de rebelarse. Johnson les ha pedido tiempo para desplegar una nueva estrategia negociadora: "Llevo tres semanas, no puedo girar un portaaviones en una sola noche".
Los analistas esperan que este ciclo termine antes de que empiece la campaña presidencial, por febrero, y que se aprueben unos presupuestos hasta octubre (y, probablemente, se acuerde ya la siguiente ley para el año posterior, para que no haya una nueva crisis interna en el Partido Republicano cuando los ciudadanos ya estén votando). El problema sigue siendo el mismo: hacer entender a los diputados más radicales que no pueden exigir que les concedan todos sus deseos cuando solo controlan una de las tres 'palancas' legislativas en EEUU. Y que a este grupo no le importa hacer arder a su partido o a la economía de EEUU.