Economía

La revisión de la política inmigratoria europea queda bloqueada 'sine die'

La Cumbre informal de líderes de Granada del pasado viernes tenía muchas ambiciones sobre la mesa. Una de ellas era llegar a un acuerdo político sobre el Pacto de Migración y Asilo pese a los años de bloqueo que cuenta este expediente.

Era tal la ambición de España al frente de la presidencia española del Consejo de la UE, después de que el pasado miércoles se conjurara un acuerdo, y postura común, a nivel de ministros.

Tales bases no han servido para llegar una declaración de Granada consensuada a Veintisiete y se ha vuelto a congelar sin fecha un complejo acuerdo a nivel político sobre migración.

La declaración de Granada rebajó las ambiciones del encuentro. Aunque ya a su llegada a la cita, Polonia y Hungría hicieron patentes sus intenciones que han hecho excepción el párrafo sobre migración.

Intentó salvar la situación el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que puntualizó en rueda de prensa: "hay declaración conjunta. No hay párrafo de migración", para luego apuntar que se trata de un encuentro informal y que el trabajo legislativo continuará ahora en las negociaciones con el Parlamento Europeo.

"No empaña. Todo lo contrario. Sabíamos que este era uno de los riesgos", señaló en calidad de presidencia española del Consejo de la UE este segundo semestre de 2023. Una postura que compartió la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, que ha puesto, de paso, en manos de la próxima presidencia belga la continuación de las negociaciones.

Lo que hubo en este encuentro es una constatación de que la Unión Europea endurece el tono en lo que respecta a migración. A su entrada de la Cumbre informal de líderes de la UE en Granada, la presidenta de la Comisión Europea constató: "nosotros, europeos, decidimos quien viene a Europa, no los traficantes".

Y es que en su discurso abogó por una "migración regular", por escoger las vías seguras, y por establecer alianzas con países de origen y tránsito.

"Es importante que invirtamos en estos países", defendió la alemana que ha hecho estandarte de tal idea los 150.000 millones de euros en inversiones de la agenda Globalgateway como fórmula para invertir en infraestructuras en países de África.

En paralelo Italia y Reino Unido aunaron fuerzas para lanzar un mensaje de "urgencia" contra la situación migratoria.

El primer ministro británico, Rishi Sunak y la primera ministra italiana, Giogia Meloni, exhortaron a juntar fuerzas para atajar lo que han dado en llamar crisis "moral", "humanitaria" y "europea" y han mostrado su voluntad "solucionar un problema global".

En los márgenes de la Cumbre, el jueves, se reunieron los líderes de Italia, Reino Unido, Albania, Francia, Países Bajos y la Comisión Europea en un intento por acercar posturas para contener la llegada de barcos con tráfico de personas a las costas comunitarias.

Un encuentro organizado en paralelo y que no suscitó precisamente, bienestar al organizador de la cita, España, ni tampoco a Alemania.

En todo caso, el rechazo a la actual formulación del Pacto de Migración y Asilo quedó patente en las palabras del primer ministro húngaro, Viktor Orbán ya a su llegada.

Lo comparó con una violación a la normativa sobre migración: "legalmente estamos siendo violados. Si te fuerzan a acordar algo, ¿cómo vamos a encontrar un acuerdo? Es imposible", sentenció el líder húngaro.

No tuvo tampoco tapujos en pronunciarse en nombre del Ejecutivo polaco: "Polonia y Hungría no están satisfechos con la propuesta. A Polonia y Hungría nos dejaron fuera. No hay ninguna posibilidad de que lleguemos a un acuerdo o compromiso para migración", sentenció.

Ya concretó que su postura se refiere a los próximos años: "es políticamente imposible".

Mostró un acercamiento comprensivo el Alto Representante de la UE, Josep Borrel, que se ha mostrado partidario de dotar de apoyo a terceros países para controlar sus fronteras, no sólo en el Mediterráneo sino en el sur, afirmó.

"Debemos atajar las causas que son la raíz de la inmigración", señaló Borrell, que argumentó que no se trata de un problema aislado, sino que "afecta a todas las políticas".

El del miércoles de la semana pasada era un acuerdo legislativo. Y lo que se buscaba en Granada era llegar a un acuerdo político.

Una postura que aúne la ya longeva divergencia de posturas y que levante el bloqueo de las demandas polacas y húngaras, así como otras diferencias de posturas como la italiana, dura con las actuaciones de rescate de las ONGs en el Mediterráneo.

No es que la fórmula contentara precisamente a Polonia y Hungría. Países que tradicionalmente han mantenido un tono duro y restrictivo respecto a la política migratoria y que votaron en contra de la normativa.

El acuerdo a nivel de Veintisiete endurece las condiciones: prolongar las detenciones en frontera más allá de máximo de 12 semanas actuales, a 40 semanas en caso de llegadas masivas.

Acelera además los retornos de quien no cumplen condiciones para demandar asilo e incluye un punto al que Hungría y Polonia se han venido oponiendo: reubicar refugiados para ayudar a países de primera línea o se impondrá una multa de 22.000 euros por persona rechazada.

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