
Habían transcurrido ocho años desde que los países de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) no celebraban una cumbre conjunta. Un encuentro llamado a tender lazos entre ambas regiones y que se ha saldado con un regusto descafeinado y empañado por la divergencia de posturas sobre la invasión militar rusa de Ucrania y la campaña electoral en España.
Ha sido un acuerdo en el último minuto el que ha salvado el párrafo de la declaración conjunta sobre Ucrania. Finalmente, los Veintisiete países de la UE y 32 de los 33 la CELAC, exceptuando Nicaragua -aunque no explícitamente-, han convenido hablar de "preocupación profunda por la guerra contra Ucrania" e incluir una frase en apoyo a los "esfuerzos diplomáticos encaminados a una paz justa y duradera conforme a la Carta de las Naciones Unidas".
El resultado fue menos ambicioso de lo esperado. El primer texto de conclusiones resultó no convencer a los 33 países latinoamericanos, precisamente por recurrir una terminología similar a la de Naciones Unidas. Nicaragua, Venezuela y Cuba bloquearon varias propuesta de declaración. Hasta llegar a la última. Rechazaban pronunciarse en tono de condena respecto a la invasión militar en una declaración que necesitaba del consenso de los Veintisiete Estados miembro y los 33 países que conforman la CELAC.
Fue una solución gestada en el tiempo de descuento. Una reunión de última hora de los embajadores de los países de la UE postulaba una fórmula y tono rebajados respecto al conflicto en Ucrania. Se debatía si el vocabulario utilizado debía referirse a la guerra "contra" Ucrania o la guerra "de" Ucrania. Si "condenar" el conflicto o, como finalmente se ha acordado, referirse a "una preocupación profunda". No se hace mención, finalmente, ni a Rusia ni tampoco la invasión.
"No todo el mundo obtuvo el lenguaje que quería", afirmó en rueda de prensa el presidente de la CELAC, Ralph Gonsalves. Se pronunció también respecto a la declaración el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, que señaló la "determinación por proteger los intereses de Ucrania" y mostró su beneplácito por que 60 países hayan firmado la declaración.
No pilló por sorpresa la divergencia de posturas sobre la invasión militar rusa de Ucrania. Se preveía que fuera uno de los puntos que tensionaran el encuentro. No en vano, Brasil ha venido defendiendo poder desmarcarse y ser neutral respecto al conflicto y Nicaragua había rechazado firmar la última resolución de las Naciones Unidas condenando el movimiento de Moscú, del pasado febrero.
La posibilidad de cerrar el encuentro sin una declaración conjunta sobrevoló la cita. Con una puerta abierta, como explicó a la prensa el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel, a una resolución que contemplara el desmarque de Nicaragua respecto a la posición final. Fue la fórmula utilizada aunque no figura replicado en el texto.
Sánchez se marcha
Si la cita entre la UE y Latinoamérica se articulaba como una de las prioridades de España al frente de la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, se ha zanjado con un amargo sabor de boca por la campaña electoral. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ausentó de la cita y de la tradicional rueda de prensa al cierre del encuentro para acudir a un mitin en San Sebastián.
Sánchez no asistió a la que sería su primera comparecencia de prensa al frente del Consejo de la UE en la segunda jornada de la Cumbre, aunque estuvo presente hasta el final de la reunión de líderes, según fuentes de Moncloa. Un movimiento similar hizo en la primera jornada del lunes, el candidato socialista se ausentó de la cena de gala de la Cumbre UE-CELAC para acudir a otro mitín en Huesca.
Preguntado por la acogida de los líderes de tal actuación, Michel puso en valor que "España está muy comprometida con los esfuerzos diplomáticos" de la Cumbre. Fue un paso más allá el presidente argentino, Alberto Fernández, que expresó la necesidad de que Sánchez "haga campaña para preservar los mejores valores democráticos".
Acuerdos de la UE con Chile e Uruguay
La primera jornada estuvo marcada por el compromiso de inversión de 45.000 millones de euros del bloque al otro lado del charco. Durante la segunda la UE firmó con Chile una alianza relativa a la cadena de valor de las materias primas críticas, con el compromiso de desarrollar una industria de procesamiento a nivel local. También cerró un acuerdo con Uruguay, en este caso en el sector de las energías renovables, la eficiencia energética y el hidrógeno renovable.