Economía

Los líderes de la UE abogan por una relación "constructiva" y "estable" con Pekín y por reducir riesgos

  • Defienden atajar los desequilibrios a nivel económico y a nivel diplomático
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La Unión Europea trata de determinar qué tipo de lazos quiere establecer con China. Como telón de fondo figuran las recientes presiones ejercidas por Estados Unidos para que el bloque reduzca su exposición al gigante asiático y los intereses que las empresas europeas guardan en el entorno de Pekín. En este contexto, la UE se postula ahora por una relación "constructiva y "estable" con China y mantiene su ambición de "reducir riesgos".

Así lo han convenido los líderes de los Veintisiete que, reunidos en una Cumbre en Bruselas, han reiterado este viernes la necesidad de reducir riesgos con el país asiático al tiempo que se busca una mayor reprocidad. "Hay un amplio consenso entre los líderes de la UE y los socios del G7 en el concepto de reducir riesgos y no desconectar", ha indicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en rueda de prensa. Se trata de reducir riesgos a nivel económico y diplomático, según ha explicado.

A nivel económico, esto se traduce en atajar desequilibrios como el del déficit comercial, que se ha triplicado en los últimos diez años. "No es sostenible", ha indicado la alemana. Pero también se ha referido a las prácticas injustas contra empresas europeas que operan en China mientras las empresas chinas se benefician de las condiciones equitativas del mercado único.

La huella de la pandemia, con los cortes en la cadena de suministro, y la guerra, con la dependencia energética de Rusia han llamado a la UE a reducir riesgos. Es el mantra que ahora repiten los líderes frente a la defensa de una desconexión previa. Sin embargo, en lo que respecta a la emergente industria de vehículos eléctricos, la UE es mucho más abierta que China o Estados Unidos, cuyos subsidios a la industria se destinan tan solo a aquellos fabricantes que produzcan en el territorio.

El texto de conclusiones de la Cumbre de líderes pide a una "relación económica y comercial equilibrada", llama a "reducir dependencias y vulnerabilidades críticas, especialmente en la cadena de suministro". Y si en un principio la UE buscaba que Pekín se posicionara contra la agresión militar rusa de Ucrania ahora rebaja el tono y habla de "presionar" a Moscú para que detenga su agresión.

Frente a una jefa del Ejecutivo comunitario dura en lo que respectaba a China antes de su viaje a Pekín este año, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ya habló a su llegada a la Cumbre de líderes de defender la relación con el gigante asiático. Puso en valor el peso de la relación económica, señaló que debe "basarse en entendimiento" e instó a "poner en práctica" los tres conceptos que aúna "rival, competidor y socio". Una idea, esta última, que se refleja también en las conclusiones del encuentro.

"Reducir riesgo no es algo que recaiga sobre China. Negociar con ellos es nuestra obligación", señaló Borrell, en una llamada a poner la responsabilidad sobre las decisiones sobre los Veintisiete. Un mensaje que choca con el que Von der Leyen en el Foco Económico Mundial, a principios de año, donde criticó que las restricciones de Pekín a las empresas de la UE.

Una responsabilidad que ha derivado en una bajada de la tensión frente a Pekín. Altas fuentes diplomáticas explicaron a elEconomista que, si bien el undécimo paquete de sanciones incluía, en un principio, restricciones a varias empresas chinas, finalmente estas fueron retiradas de la lista. Quedó, finalmente, reducida la lista a tres empresas rusas con sede en Hong Kong.

Convenía a la UE ir rebajando la exposición a China. Las dos denuncias de la Comisión Europea a Pekín ante la Organización Mundial del Comercio sirvieron de pistoletazo de salida. Por un lado, por la falta de protección jurídica de las patentes de las empresas europeas en el gigante asiático, pero también por las sanciones que Pekín impuso a las exportaciones lituanas después de que el país abriera una embajada en Taiwán.

Precisamente Taiwán configura uno de los puntos de mayor tensión en la relación con China. La región, cuna del grueso de la producción de semiconductores avanzados, se prepara para una guerra comercial con el gigante asiático. A la par, Estados Unidos ha pedido reducir la exposición comercial a Pekín. Una estrategia que se ha aplicado para después pedir a la UE que siga los mismos pasos.

Por el momento, las conclusiones de la Cumbre hablan de "preocupación" por las crecientes tensiones en Taiwán y manifiestan la oposición de la UE "a cualquier tipo de cambio en el estatus quo" por medio de la "fuerza o la extorsión".

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