
Las nuevas dinámicas geopolíticas atestiguan la emergencia de un nuevo orden en el tablero mundial. La tensión entre Rusia y Occidente derivada de la guerra de Ucrania no ha sido germen de un seguidismo global. Pese a condenar el conflicto ante las Naciones Unidas, hay quien ha preferido desmarcarse y evitar posicionarse. Es en este escenario que el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha puesto de relieve que más países están intentando formar parte del grupo de los BRICS, un término para aglutinar a las potencias emergentes Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y advierte que la UE debe prestar atención a su evolución.
"Muchos países desean formar parte del conjunto para que sea algo más que un grupo de países unidos por la situación coyuntural de desarrollo económico", ha señalado ante un grupo de medios, entre los que se encuentra elEconomista.es, el Alto Representante de la UE.
La guerra de Ucrania, que tanto la UE como Estados Unidos, han condenado de forma tajante y enérgica, parece suscitar menos desavenencias para otras fuerzas mundiales. Lejos de ver en el conflicto una invasión ilegal y una violación de la carta de Derechos Humanos, ciertos países han tomado posturas más distantes en las que dibujan una confrontación entre Rusia y Occidente.
Para ilustrar tal postura, Borrell le ha puesto algo de color. Habla de "relativismo a la hora de abordar la guerra", también de una falta de "indignación moral, como en Occidente, frente a la violación del derecho internacional". Y aflora, como trasfondo de toda esta coyuntura, el nacimiento de "una nueva distribución de cartas y conflictos geopolíticos".
Este posicionamiento, más bien tangencial, congrega cada vez a más países en torno al concepto de BRICS, que busca ampliar el grupo originario a nuevos Estados. "Vamos a ver a cuántos países dan entrada en el grupo y en qué consiste. La UE tiene que estar muy atenta a esa dinámica"; ha aseverado Borrell. Al fin y al cabo, lo que buscan es posicionarse geopolíticamente y existir en el tablero mundial. Importa menos buscar una solución a la guerra.
Será en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, que se celebrará, el próximo agosto la Cumbre de los países BRICS. Una cita llamada a la tensión. No tanto por el rechazo de Rusia a la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, como por la orden de arresto que pesa sobre el líder del Kremlin, Vladimir Putin, emitida por la Corte Penal Internacional. No obstante, fuentes comunitarias descartan que tal orden se ejecute.
En el horizonte más próximo de la UE hay una cita con los países de América Latina y el Caribe, el próximo julio, que pretende estrechar los vínculos entre ambas regiones. La Cumbre UE-CELAC, que se celebra por primera vez en ocho años, busca alinear posturas. "No queremos una confrontación de bloques. Hay que poner a América Latina sobre el tablero"; ha señalado Borrell.
Asume el Alto Representante de la UE que el mundo pivota hacia el Pacífico. No obstante, el sur emerge también "con una nueva centralidad". El objetivo es evitar esas narrativas que colocan en las materias primas y minerales el principal interés de la UE sobre Sudamérica, y arraigar una voluntad de aproximación basada en valores comunes.
De fondo, la actualización del polémico acuerdo Mercosur. Queda pendiente que los países de América Latina suscriban un anexo con compromisos adicionales en términos de sostenibilidad medioambiental que satisfagan las críticas comunitarias sobre que este pacto de libre comercio conferiría ventaja competitiva a los bienes producidos en Sudamérica.
"Están estudiando el documento. No puedo decir que haya provocado entusiasmo pero tampoco rechazo", ha explicado Borrell, que ha descartado que en la cumbre de julio se hayan solucionado los problemas que suscita. A la espera en los próximos días de una respuesta a los requerimientos planteados por el bloque comunitario, el encuentro entre jefes de Estado y de Gobierno está llamado a una conjunción en temas climáticos, digitales o de lucha contra la droga.
"China es un gran socio comercial de América Latina pero no pretende incorporarla al juego geopolítico como sí pretendemos nosotros", ha asegurado Borrell, que se ha referido a una distancia en los valores sobre cómo organizar la sociedad. "Hay una relación clara ente la inestabilidad geopolítica y las consecuencias del narcotráfico. En esto tenemos que mostrar más empatía con América Latina", ha exhortado.
Respecto al gigante asiático, la postura de los últimos meses sigue repitiéndose como un mantra: reducir riesgos. Lo cierto es que el Alto Representante aboga por "evitar confrontaciones inútiles con China". Lo ha dicho por el último paquete de sanciones contra Rusia, que se centra en reforzar las medidas para que el Kremlin no pueda salir airoso de tales represalias y en el papel colaboracionista que terceros países pudieran jugar en favor de Moscú.
Se han excluido, finalmente, las empresas chinas a las que la UE acusaba de transferir tecnologías de doble uso al Kremlin. "Hemos hablado con las autoridades chinas y han mostrado voluntad de abordar este problema", ha aseverado el Alto Representante, que ha justificado así que fueran eliminadas de la undécima tanda.