Quedan 5 días para que EEUU declare la suspensión de pagos, según advirtió la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Los dos partidos están tratando de que el acuerdo firmado este fin de semana para que el país pueda volver a emitir deuda se tramite lo antes posible, pero los plazos apuntan a una amenaza de que la ley llegue demasiado tarde y el Tesoro se vea obligado a impagar sus deudas durante un par de días.
Este miércoles es el turno de la Cámara de Representantes. Ayer, el Comité de Reglas, el que decide el orden del día y qué leyes van a votación, aprobó por un solo voto su inclusión en la sesión de hoy, con el rechazo de dos de los nueve diputados republicanos en dicho comité (y de los cuatro demócratas). En el voto en pleno, que ocurrirá cerca del cierre de Wall Street, a las 22:00 hora peninsular española, se da por hecho que habrá votos suficientes para su aprobación: los demócratas ofrecerán todos los apoyos necesarios para alcanzar la mayoría absoluta.
El apoyo del partido del Gobierno es fundamental, porque un buen número de diputados republicanos, especialmente del 'Caucus de la Libertad', el ala más radical del partido, consideran que este texto es una "traición" y una "rendición" ante el presidente, Joe Biden. Algunos de ellos ya han advertido de que están dispuestos a presentar una moción de censura contra el presidente del Congreso, Kevin McCarthy, que ya necesitó 15 rondas de votaciones para conseguir que estos mismos radicales apoyaran su nombramiento.
Normalmente, cuando los dos partidos llegan a un acuerdo, su aprobación se puede hacer de forma muy veloz. Peor algunos senadores republicanos de ese mismo ala radical han avisado de que están dispuestos a ralentizar al máximo la tramitación del texto en la Cámara Alta a partir de mañana. En el peor de los casos, si esos senadores usan toda su capacidad de bloqueo, la votación definitiva sería el martes 6, el día después del plazo fijado por Yellen. Y el Tesoro solo podría empezar a emitir deuda al día siguiente, cuando la ley fuera publicada en el Registro Federal. Una posible suspensión de pagos breve, pero que recordaría a los inversores el riesgo que supone negociar con EEUU con el nivel de polarización existente.
Un acuerdo equilibrado... y una victoria para Biden
El texto que se vota, un acuerdo presupuestario bipartidista de los de toda la vida, incluye suficientes cesiones para que ambos lados puedan mostrarse satisfechos con él. McCarthy celebró que los demócratas han aceptado limitar el aumento del gasto a un 1% anual para los dos próximos ejercicios, lo que supone en la práctica un recorte, dada la elevada inflación de este año. Además, exigirá a más beneficiarios de ayudas sociales demostrar que están trabajando, una de las prioridades de su partido.
Biden, a cambio, consigue cerrar las Cuentas de dos años, evitando otra crisis similar (o un cierre de Gobierno, el otro 'sabor' de crisis política que EEUU vive de forma recurrente) en lo que resta de legislatura. Y sus cesiones son bastante más ligeras que las que exigieron de entrada los republicanos: ni derogará su ley estrella de inversiones verdes contra el cambio climático, ni hará los enormes recortes de hasta un 25% de gasto social que pedían.
El resultado es un 'empate' legislativo, de los que suelen hacer los perros viejos de cada partido cuando el poder está dividido en Washington, pero que ha sentado entre los republicanos más duros como una derrota. Ron DeSantis, el principal rival de Donald Trump para ser el candidato republicano a la presidencia en 2024, ya ha rechazado el acuerdo, y se espera que un centenar de diputados republicanos voten en contra. McCarthy pidió perdón a ese grupo: "Si creéis que os he fallado, pido perdón. Pero si creéis que os he fallado, creo que estáis equivocados", dijo en la reunión de su grupo el martes.