
Durante los últimos años la economía española ha estado marcada, entre otros factores, por la internacionalización que ha protagonizado el tejido productivo. No en vano, el comercio exterior sigue siendo un motor de crecimiento económico y generador de empleo en nuestro país.
A este respecto, desde su fundación en 2006, elEconomista.es fijó como uno de sus objetivos el respaldar a las empresas en su actividad más allá de nuestras fronteras. Así, este medio de comunicación ha reforzado su seguimiento informativo para impulsar la credibilidad y el prestigio de las empresas españolas.
En este contexto, con el fin de asegurar que la contribución positiva del sector exterior al crecimiento económico se convierta en un fenómeno estructural, el Gobierno tiene en marcha la Estrategia de Internacionalización de la Economía Española 2017-2027 que se desarrolla mediante planes de acción bienales. Como recoge el texto, "el sector exterior se ha configurado como el motor de salida de las crisis económicas que España ha superado en las últimas décadas".
A este respecto, las exportaciones españolas de bienes en el conjunto del 2022 marcaron un nuevo máximo histórico anual y superaron, por primera vez, los 389.000 millones de euros, según los datos de comercio exterior declarados de Aduanas. Esto supuso un crecimiento de cerca del 23% interanual respecto a 2021. Además, la actividad exportadora española mostró mayor dinamismo que la del conjunto de las economías europeas.
Según un estudio de KPMG, la actividad exterior ha evolucionado de ser una palanca coyuntural (como un elemento contracíclico que se activaba para contrarrestar caídas en el mercado doméstico) a convertirse en una palanca de crecimiento estructural.
Europa es, con diferencia, el principal destino en la internacionalización de la economía española: concentra el 70% de las exportaciones y el 44% de las inversiones españolas en el exterior, según detalla el estudio. La segunda región más importante es Latinoamérica (5% de las exportaciones y 31% de las inversiones), seguida de Norteamérica (6% de las exportaciones y 20% de las inversiones).
Mayor dinamismo
La aceleración de la internacionalización de la economía española en la última década ha situado a España como la potencia europea con mayor dinamismo exportador. Esta tendencia se ha mantenido también en los años más recientes. Según la Comisión Europea, las exportaciones españolas han crecido a un ritmo anual medio del 3,9% desde 2016, porcentaje superior al registrado por Reino Unido, Francia, Italia y Alemania.
Esta evolución positiva está sustentada en una base de empresas exportadoras cada vez mayor. El año pasado la base exportadora logró un nuevo récord, ya que superó por primera vez los 43.000 exportadores regulares de más de 1.000 euros (operadores que han exportado más de 1.000 euros en cada uno de los cuatro últimos años), lo que supuso un aumento del 2,7% en el último año. Además, la mayoría del comercio (el 90%) fue realizado por exportadores regulares.
A tenor de los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en 2022, el sector exterior aportó casi la mitad del crecimiento del PIB español, con una contribución de 2,6 puntos porcentuales, sobre un incremento del PIB del 5,5%.
Gracias a su evolución, actualmente España se sitúa como el quinto país del mundo por su grado de internacionalización, al mismo nivel que Alemania y por delante de países como Francia o Canadá, según un informe de PwC. En este sentido, en 1990 no había casi ninguna multinacional española y hoy hay cerca de 2.500, el 66% de ellas pymes. En 2004, solo 15 países albergaban más de 50 filiales de empresas españolas, mientras que ahora son 33. Asimismo, en los últimos diez, las empresas españolas con filiales en el extranjero han crecido un 66%.
"Sin duda, el gran cambio estructural de la economía española en los últimos años no sólo ha sido el fuerte aumento de las exportaciones, sino, fundamentalmente, el importante crecimiento de las inversiones de empresas españolas en el extranjero", señala el estudio.
Desde la consultora recalcan que "hoy en día nadie pone en duda que la internacionalización ha sido una de las claves para salir de la crisis". No obstante, "esto no es suficiente. Para que España y nuestras empresas tengan un papel relevante en el futuro escenario económico mundial, salir fuera no es una opción; es una cuestión de vida o muerte". Las estimaciones de PwC indican que las exportaciones españolas crecerán a un ritmo medio anual del 5% entre 2021 y 2033.
Hacia 2033
De cara a 2033 es de esperar que se produzca un profundo cambio en la configuración del mundo, "con un peso político y económico cada vez mayor de los países en desarrollo, de donde saldrán nuevas empresas globales. Además, los avances tecnológicos abonarán el nacimiento de sectores hasta ahora desconocidos y revolucionarán la cadena de valor de algunos de los tradicionales, dando relevancia al know-how frente a las infraestructuras físicas", señala el estudio de PwC.
A este respecto, muchos directivos esperan que en 2033 el peso de las exportaciones sobre la facturación de sus compañías haya crecido un 72% y que los ingresos de sus filiales en el extranjero hayan aumentado un 89%, destaca el informe elaborado por la consultora.
Ante este escenario, las empresas españolas tendrán que afrontar una serie de retos. "El nuevo mapa geopolítico exigirá saber trabajar en entornos cada vez más distintos y alejados de nuestra cultura. No perder el tren de Asia y África requerirá a nuestras compañías una gestión estratégica y proactiva de la internacionalización; en lugar de hacerlo de forma oportunista y obligada por la crisis. La internacionalización debe afianzarse como un elemento planificado, no solamente en el Ibex 35, sino en todo el tejido empresarial", sostienen desde PwC.
Además, las administraciones públicas deberán trabajar para crear un entorno regulatorio favorable para la mediana empresa, que la ayude a aumentar su tamaño medio y facilite su acceso a financiación.
Con todo, reza el informe, España se consolidará como exportador neto y en 2033 el comercio exterior aportará el 8% del PIB. El valor total de las exportaciones será ya equivalente a casi el 40% del PIB y más de una tercera parte procederá de los servicios. El turismo y el automóvil, a pesar de seguir creciendo, habrán dejado paso a los servicios a empresas y al sector agroalimentario. En conjunto, España habrá pasado a ser exportador neto de productos tecnológicos, mientras la industria transformadora seguirá perdiendo peso. La economía española, por lo tanto, se abrirá más al exterior.