Pese al respiro que parecía que arrojaba la escalada de precios en marzo, la inflación en la zona euro experimenta un ligero repunte en abril, hasta el 7% interanual. La cifra supone una décima más que el mes anterior, aunque confiere cierto oxígeno pues se trata del segundo dato más bajo desde que empezó la invasión de Rusia en Ucrania.
Permite cierto aliento y da cierta sorpresa el IPC subyacente, que excluye el efecto de los precios de la energía, los alimentos, el alcohol y el tabaco. Experimenta un ligero descenso, de una décima respecto al mes de marzo, situándose en el 5,6% interanual. Una caída que rompe con la escalada que viene delineando desde hace casi un año.
Lejos de poner fin al problema de los altos precios, el dato preliminar publicado este martes por la oficina europea de estadística, Eurostat, continúa reflejando unos niveles de precios muy altos en la zona euro. Además, la cotización de los alimentos sigue en ratios muy elevados, del 13,6% en abril, casi dos décimas menos que en marzo y en niveles del pasado noviembre. Aunque en todo caso, se aleja del 6,3% de hace un año.
Si la energía ha sido uno de los principales catalizadores de la espiral alcista de precios desde el inicio de la guerra, la estimación de Eurostat deja espacio al optimismo pues sitúa la inflación del sector energético en un 2,5% interanual, una cifra que dista enormemente del 37,5% de abril de 2022 y por debajo de las ratios registradas en los últimos meses, siempre en niveles superiores al 10% a excepción del mes pasado, que arrojó un crecimiento negativo del 0,9%.
Sin contemplar el mes de marzo, el dato de inflación de abril constituye el más bajo de los últimos seis meses, desde el 10,1% registrado en noviembre. La cifra se está, también, por debajo del 7,4% del mismo mes del pasado ejercicio, marcado por el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania y la crisis de suministro energético en la UE.
La tendencia iba esbozando unos datos de inflación ya en cierta decadencia desde el pasado diciembre en las principales economías europeas, después de que en noviembre el IPC de la Eurozona lograse bajar desde el pico del 10,6%. Un dato que se articuló como el primer descenso en 17 meses.
España, tercera con la inflación más baja
En abril, España se sitúa tercera entre los países con un dato de inflación más bajo. Comparte el puesto con Chipre, con una cifra del 3,8% interanual. No obstante, Luxemburgo y Bélgica se erigen como los Estados miembro que han registrado un mejor comportamiento, con un 2,7% y un 3,3%, respectivamente.
El peor dato lo ha mostrado Letonia, con un IPC interanual del 15% en abril, aunque rebajando la tendencia registrada en el último semestre. Un comportamiento también aplicable a Eslovaquia, Lituania y Estonia en donde los niveles de inflación continúan en cotas altas del 14%, el 13,3% y el 13,2%, respectivamente.
Entre las principales economías de la zona euro, Alemania ha registrado un ligero descenso en los precios al 7,6% en abril y desde el 7,8% de marzo. Francia replica la tendencia y recorta también dos décimas, desde el 6,9% de marzo al 6,7% de abril e Italia registra una tendencia opuesta, con un rebote del 8,1% del mes pasado al 8,8 en abril.
España continúa siendo un caso excepcional entre los Veinte. Aún con el tercer dato más bajo de inflación de la zona euro, en un momento en el que el grueso de países constata mes tras mes una senda descendiente de la inflación, España registra un rebote del 0,7% en abril, respecto a marzo. Un dato que rompe con la curva a la baja que se viene marcando en el último semestre.
Si en los últimos meses la mayor parte de los países de la zona euro la inflación no paraba de registrar nuevos máximos, en España empezó a marcarse una curva descendente. Algo que se debe, en parte, al giro del precio de la electricidad en España y a la forma para contabilizar el IPC, que solo pondera los usuarios del mercado regulado, que se resintieron en primer lugar del golpe de la crisis energética.