
Las tensiones al este de Europa por las presiones de los precios a la baja en los mercados agrícolas nacionales derivados de las exportaciones de grano de Ucrania ya tienen respuesta por parte de Bruselas. Tras las reiteradas quejas por parte de, principalmente, Polonia y Hungría de que la llegada de producto ucraniano está distorsionando el mercado y depreciando los beneficios para los productores locales, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha remitido este miércoles una carta a estos dos países, junto con Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria, en la que ha planteado tres medidas para paliar la situación, entre ellas, un paquete de apoyo de 100 millones de euros de para los agricultores afectados.
La dotación económica se sumaría a los 56,3 millones de euros que Bruselas puso sobre la mesa en abril para los agricultores del este de Europa y se complementará con otra medida: que estos países se articulen como puntos de paso y no de destino de las exportaciones de grano ucraniano. Se trata de una disposición para que los cinco Estados miembro limítrofes solo puedan servir como puntos de transporte de mercancía para otros Estados miembro o terceros países fuera de la UE, aplicable a ciertas categorías de cereal: colza, maíz o girasol entre ellos. Con lo que busca paliar las repercusiones sobre los productores nacionales.
Y la tercera parte de la solución de la alemana se basa en una investigación sobre qué otros productos son sensibles de correr la misma suerte.
Polonia y Hungría fueron los primeros Estados miembro que, el pasado fin de semana, tomaron la decisión unilateral de imponer un veto a las importaciones de grano de Ucrania hasta el 30 de junio con el objetivo de contener las repercusiones sobre la producción local, y la consecuente bajada de precio y del rendimiento de la cosecha de los agricultores polacos y húngaros. Un movimiento que ha sido secundado por otros Estados miembro limítrofes con el país en guerra, como Eslovaquia o Bulgaria por el exceso de capacidad que experimentan estos mercados. Bruselas trata de dar respuesta a la situación en su misiva, articulando estos territorios como meros puntos de tránsito y no de destino de las exportaciones de grano de Ucrania.
En la UE no tardaron en saltar las alarmas. El mensaje de la Comisión Europea el pasado lunes fue contundente: la política comercial es competencia comunitaria, no de las autoridades nacionales. Como parte del rechazo a las decisiones tomadas de manera unilateral por Varsovia y Budapest, Bruselas llamó el pasado lunes a la coordinación entre Estados miembro. Una coordinación que trata de liderar Von der Leyen en la propuesta de su escrito.
Además, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, se reunirá esta tarde con los cinco Estados miembro para determinar la valoración de tales medidas. Una discusión en el que también participará Ucrania y que verá su continuación en el Consejo de ministros de Agricultura de la UE de la próxima semana.
Fue tras el inicio de la guerra de Ucrania, que la UE decidió aplicar a las importaciones de productos agrícolas ucranianos una exención de cuotas que estará vigente hasta 2024. Sin embargo, la situación de los mercados agrícolas al este de Europa guarda mucha relación con la decisión de Rusia de bloquear los puertos del Mar Negro y, con ello, dificultar una salida comercial para exportación de grano de Ucrania.
Todo ello ha redundado en que los países limítrofes en principales receptores de producto ucraniano, considerando además que los costes logísticos son mucho más bajos que enviarlo a los puertos de Hamburgo o Amberes. Según han explicado fuentes comunitarias, el 40% de los costes de venta de este producto se corresponden con la logística, por lo que han abogado por impulsar corredores hacia Alemania o el Adriático.
En los últimos doce meses, Ucrania exportó 63 millones de toneladas en bienes a la UE, de los cuales la mitad es grano. Una cifra por debajo de los 20 millones de toneladas en bienes que la UE exportó al país en guerra en el último año. Fuentes comunitarias han aclarado que Polonia ha tenido un buen año de cosecha, no así otros productores agrícolas comunitarios, como España, Portugal o Italia afectados por la sequía.