Bruselas calienta para una nueva Cumbre de líderes cargada de temas pero con un foco un poco difuso. Será este jueves y viernes que los jefes de Estado y de Gobierno se dispongan a debatir una retahíla de puntos en la agenda entre los que la economía adquiere un rol relevante. Así es que la competitividad de la UE y su estrategia a largo plazo frente a los subsidios estadounidenses y los recientes seísmos en el sector bancario conformarán las principales conversaciones del encuentro.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, y el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe se reunirán con los líderes de los Estados miembro. Será en el formato de una cumbre del euro, que hacía tiempo que no se celebraba, que se analizarán causas y consecuencias de los recientes acontecimientos del sector bancario en Estados Unidos, con la crisis de Signature Bank y Sillicon Valley Bank así como el colapso y rescate de Credit Suisse por UBS.
Se abordará la arquitectura financiera de supervisión de la unión bancaria para analizar las medidas para mantener la estabilidad del sistema financiero y tratar de avanzar en la unión bancaria y de mercado de capitales. Un proyecto herencia de la crisis del 2008 y al que le quedan todavía pasos por completar, como el marco de resolución de crisis o el esquema de protección de depósitos.
Será en el contexto de las conversaciones económicas que se espera que los líderes respalden, de paso, las últimas conclusiones del Ecofin sobre las reglas fiscales. Unas conclusiones que pusieron como fecha límite finales de este año para finalizar la reforma de la gobernanza económica y que establece unas directrices para que la Comisión Europea presente su propuesta de reforma el próximo abril.
De fondo, las tensiones entre Alemania y Bruselas y Francia y Bruselas podrían atraer la atención. Si bien es cierto que no se esperan conclusiones al respecto y que los intereses son divergentes, la escisión, de nuevo, del eje franco-alemán en el debate comunitario vuelve a dejar un escenario en el que se hace difícil encontrar el balance.
La conversación germana de fondo tiene que ver con el veto a los vehículos de combustión y el paso atrás que dio Alemania, en el último momento del proceso de ratificación comunitario, condicionando su visto bueno a la inclusión de los combustibles sintéticos. Un diálogo que mantiene ahora el Ejecutivo de Olaf Scholz con la Comisión Europea en aras de dar con un acuerdo.
El otro tira y afloja, el francés, tiene que ver con la energía nuclear y su papel en la descarbonización de la economía, especialmente en un momento en el que la UE debe cortar dependencias del gas natural. El mix energético es un tema muy delicado para algunos Estados miembro y la energía nuclear concentra la apuesta de algunos de ellos, como Francia aunque también Bulgaria.
El otro tema económico de fondo, el de la competitividad, se apoya en la propuesta presentada por el Ejecutivo comunitario sobre una ley para la Industria Cero Emisiones. También en la ley de Materias Primas que sienta las bases para aprovisionar a la UE de los materiales necesarios para impulsar la industria verde y competir en la carrera, en parte de subsidios, con Estados Unidos y China.
Y en tal escenario, el diálogo sobre los acuerdos comerciales adquirirá un rol especial con la vista puesta en América Latina y las reticencias que suscita para varios Estados miembro el acuerdo Mercosur, con trabajos aún pendientes con Argentina y Brasil. En todo caso el comercio se articula como un punto clave para la prosperidad de la UE, con un punto esencial focalizado en la sostenibilidad.