El aumento de los fijos discontinuos inactivos no solo afecta a las cifras de desempleados que registra el Servicio Público de Empleo Estatal. También implica que se pagan prestaciones a más personas que no cuentan como parados. Y esto distorsiona una de las estadísticas claves para el Gobierno: la tasa de cobertura de las ayudas por desempleo, que ha aumentado en casi siete puntos desde la entrada en vigor de la reforma laboral.
El incremento interanual registrado en enero es especialmente sorprendente si tenemos en cuenta que en el mismo mes de 2022 había cerca de 100.000 afiliados en ERTE más que hoy, un colectivo de demandantes de empleo con relación laboral, pero con derecho a prestación y que durante la pandemia disparó excepcionalmente esta métrica.
Pero a pesar de que las prestaciones de desempleo no las cobran solo parados registrados, la tasa de cobertura se calcula como si así fuera. Su fórmula divide el número total de beneficiarios de las prestaciones por desempleo entre el número de parados registrados con experiencia laboral (es decir, que han cotizado y empezado a generar derechos a percibirlas). En enero eran 2.660.850, 300.000 menos que los parados registrados.
Si la tasa de cobertura se calculara sobre estos últimos, bajaría del 69,2% al 65,3%. Aunque para modular esta distorsión, la fórmula sí tiene en cuenta a los beneficiarios de subsidio agrario, que tampoco cuentan como parados registrado. El motivo de su exclusión es evitar que los beneficiaros del conocido como PER distorsionen los datos en Andalucía o Extremadura, las dos regiones donde se reparte este polémico subsidio.
Esta prevención nunca se tomó con los afectados por ERTE, al considerarse la suya una situación excepcional. Pero tampoco con los fijos discontinuos inactivos, trabajadores que siguen ligados a una empresa por un contrato, pero no están trabajando y pueden cobrar una prestación por desempleo mientras tanto.
El limbo fijo discontinuo
La razón era su irrelevancia sobre el total de contratos: apenas un 1% del total de los contratos firmados en 2021 (y un 16% de los indefinidos). Ello a pesar de que, a diferencia de los afectados por ERTE, sí son dados de baja de afiliación cuando pasan a la inactividad y no reciben ninguna remuneración de su empresa, que por tanto tampoco cotiza por ellos.
Sin embargo, inclusos a reducido número, antes de la reforma ya afectaban la tasa de cobertura. Esto se aprecia en Baleares, la comunidad donde tenían mayor peso (un 5,5% del total de contratos en 2021), la tasa de cobertura llega a superar el 100%: es decir, había más perceptores de prestaciones que parados. Sin embargo, la reforma laboral ha cambiado radicalmente el escenario.
Los fijos discontinuos han pasado de suponer el 12,1% del total de nuevos contratos firmados en 2022 (y un 38,1% de los indefinidos). Si en 2021 fueron 202.624 en 2022 llegaron a los 2,16 millones a cierre del año, 2,32 millones contando conversiones de temporales. Sin embargo, el incremento de la afiliación neta en 2022 solo fue de 451.663. Esto deja un 'limbo' de 1,87 millones cuya situación es una incógnita.
En teoría, debería supone un incremento sustancial de los que acaban inscritos como demandantes de empleo durante sus periodos de inactividad. Pero según los datos de una respuesta parlamentaria remitida por el Gobierno al PP, en diciembre solo había 443.078 fijos discontinuos. De ellos, solo 268.402, el 60,6%, cobraban una prestación. El porcentaje es incluso menor al registrado en enero del mismo año, cuando llegó al 71%.
Un ajuste con consecuencias
De hecho, los beneficiarios de prestación solo han aumentado un 53%, mientras que los que no cobran nada se han disparado un 145%. Esto revela otro de los problemas que afrontan estas personas cuando no trabajan: muchos no alcanzan el mínimo de cotización para cobrar una prestación ni no cumplen los requisitos para percibir un subsidio.
Además, según revela la respuesta parlamentaria, son prestaciones bajas. Solo 117.975 de estos perceptores, el 43%, cobraban la prestación contributiva (la más elevada). Un 27.154 de ellos, un 23%, la cobraba de manera parcial al compatibilizarla con una actividad de media jornada. Aunque este porcentaje llegó en los meses de verano a suponer el 30%. El propio Ejecutivo explica este repunte por el sector educativo y, en particular, "a actividades auxiliares como comedores de colegio".
Las cifras son reveladoras porque no coinciden con las que el Pero pese a que la precariedad y volatilidad de los fijos discontinuos se traslada a sus prestaciones, el ascenso de su presencia empieza a hacer mella en la tasa de cobertura. Si en enero suponían un 9,3% de los perceptores de prestaciones, en diciembre era del 14%.
La evolución de los datos es irregular (en primavera llegaron a desplomarse al 4%) y viene marcada por la estacionalidad y las campañas turísticas. Pero también muestra que el ajuste extraordinario en la contabilidad de estos demandantes realizado en octubre empieza a reforzar el peso de estos perceptores al cierre del año.
Como informó elEconomista.es, esta revisión no solo clarificó el registro de los nuevos demandantes: también convirtió a casi 122.000 parados registrados en demandantes con relación laboral a lo largo de 2022, más de 80.000 solo en el tercer trimestre.
El curioso caso de Baleares
Ello coincide con el salto de la tasa de cobertura dado a cierre de año (escaló siete puntos entre septiembre y diciembre), que ha continuado con todavía más intensidad en enero. Aunque el Gobierno no ha facilitado los datos desglosados de "fijos discontinuos excluidos del paro" que cobran prestación para este mes.-
En este sentido, destaca poderosamente el caso de Balerares, donde este indicador ha pasado de un llamativo 176% hace un año (un mes marcado por los ERTEs justificados por los confinamientos a los que obligó el coletazo del coronavirus y su variante omicron) a un 271%.
Este incremento no solo supone que hay casi el triple de perceptores que de parados, sino que los fijos discontinuos que cobran el paro están cerca de duplicar los parados registrados en una tendencia ya detectada en meses anteriores pero que no deja de acentuarse.
En el resto de las comunidades, no se llega al mismo porcentaje superior al 100%, pero los incrementos de la tasa de cobertura son notorios en comunidades que aún no usan esta modalidad con la misma intensidad. En particular en Extremadura , Cataluña, Andalucía, Murcia y Valencia.
Aunque en enero subsiste cierto efecto estacional, la previsión es que la tasa de cobertura siga subiendo según los fijos discontinuos inactivos vayan acumulando cotización suficiente para cobrar una prestación.
En cualquier caso, al Gobierno le viene bien esta récord de tasa de cobertura, sobre todo de cara a las elecciones, los expertos coinciden en que la tendencia obligará a revisar la fórmula de la tasa de cobertura como se hizo con los beneficiarios del PER. Máxime cuando el propio Gobierno ha dejado claro que en ningún caso pasará a considerar a los fijos discontinuos como parados.