
Hacer la compra supone cada vez más esfuerzo para los hogares filipinos de bajos ingresos y mantener una nutrición digna es ya imposible ante unos precios de los alimentos básicos muy superiores a los que se ven en países desarrollados. Las cebollas a nueve dólares el kilo o el ajo a niveles de Occidente son la muestra del cóctel explosivo que azota el país: inflación más desastres naturales.
Las inundaciones y los terremotos han arrasado las cosechas en el peor momento, con los precios disparados en todo el mundo especialmente desde que Rusia iniciara la guerra en Ucrania hace casi 11 meses y sin ayudas a los agricultores, que se han visto obligados a encarecer los productos hasta el extremo.
La situación está modulando la cesta de la compra de los más vulnerables, que ahora compran más arroz y verduras baratas como cebollino o espinacas para estirar al máximo un sueldo mensual que ronda de media los 215 dólares. En un reportaje publicado por Efe, una trabajadora doméstica pone de relieve la magnitud de la situación: el kilo de cebollas está al nivel del sueldo diario cobra la mayoría de los trabajadores en Manila: 500 pesos o 10 dólares.
El alza es inasumible. Las cebollas llegaron triplicar en Navidad el precio de Suiza o Dinamarca al alcanzar los 700 pesos el kilo (12,70 dólares). Los huevos también se acaban de anotar un récord al marcar 124 pesos la docena (2,27 dólares) como consecuencia del último brote de gripe aviar.
En Filipinas, los alimentos son el componente principal del IPC, que en diciembre se situó en el 8,1%, la tasa más alta en 14 años. Ni vivienda, salud o educación, como ocurre en otros países. Y no se prevé que la inflación se relaje hasta finales de año.
Mientras los agricultores se quejan de falta de medidas, como el acceso a préstamos para poder ampliar las cosechas, el Gobierno culpa del aumento de los precios al exceso de intermediarios comerciales en la cadena de suministro y quiere eliminarlos para que los productos lleguen al consumidor a costes más bajos.
Mientras, el Departamento de Agricultura filipino ha autorizado la importación de hasta 22.000 toneladas de cebollas para controlar la situación y reducir a la mitad -espera- el precio de la hortaliza.