
El Foro Económico Mundial, el encuentro en el que anualmente se da cita la élite empresarial en Davos, ha sido el enclave para una reconciliación entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y las compañías del Ibex 35. El evento sirvió, al menos, para reunirlos en una misma sala, algo que hace meses que no sucede, y para evitar los temas más espinosos. Tanto es así que la conversación ha girado en torno al debate sobre el paquete de subsidios de Estados Unidos a la industria de las tecnologías limpias, sin mención a las redecillas por las medidas para contener la inflación.
En un encuentro informal de media hora en el arranque de la jornada del martes, el presidente del Gobierno se reunió con la presidenta de Banco Santander, Ana Botín; el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete; el consejo delegado de Naturgy, Francisco Reynès; el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz; el presidente de BBVA, Carlos Torres; el consejero delegado de Cepsa, Maarten Wetselaar; el CEO de Siemens Gamesa, Jochen Eickholt y con el consejero delegado de HP, Enrique Lores.
Faltó a la cita el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, que estaba reunido a la misma hora con el consejero delegado de Norges para escenificar el acuerdo que se ha comunicado este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
A un encuentro, que en todo caso, ha servido para que ambas partes dejaran de lado sus reservas y abordaran la Ley de Reducción de la Inflación y la inquietud que tal medida suscita ante la posibilidad de que las empresas trasladen sus operaciones al otro lado del Atlántico, según fuentes de Moncloa. Si bien Sánchez ha querido reforzar su voz en un debate europeo sumido en las tensiones entre Francia y Alemania, ha fijado una postura similar a la de ambas potencias comunitarias. Así ha hecho un llamamiento a una respuesta a nivel UE, aunque ha pedido evitar una guerra comercial con Estados Unidos.
Este tipo de encuentros de Sánchez con los presidentes de compañías del Ibex 35 se habían convertido, hasta la fecha, en una rareza. Por recordar, en septiembre de 2022, el presidente ya sustituyó su tradicional encuentro con los empresarios de arranque de curso político por una reunión con ciudadanos anónimos en Moncloa, previamente seleccionados por el Gobierno.
Lo cierto es que desde el verano pasado las tensiones entre las empresas y Gobierno han ido en aumento, sobre todo desde el anuncio de las medidas de emergencia para atajar los altos precios de la energía y sus repercusiones. Ni las grandes firmas energéticas recibieron con mucho entusiasmo la intervención en el mercado eléctrico con el mecanismo ibérico, ni tampoco la tasa solidaria.
El sector bancario tampoco es que estuviera mucho más contento después de que el Gobierno anunciara el impuesto a la banca para gravar los ingresos extraordinarios obtenidos de la subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo. Una idea que ni siquiera fue bien acogida por la autoridad bancaria europea que advirtió de que pone en riesgo el crédito y que puede distorsionar la competencia.
En este espacio propicio para los encuentros empresariales, Sánchez ha mantenido reuniones además con los líderes otras compañías internacionales, como el CEO de Vestas, Henrik Andersen; el presidente y CEO de Siemens Energy, Christian Bruch; el CEO de Fujitsu, Takahito Tokita; el vicepresidente de Amazon, Susan Pointer; el CEO de AstraZeneca, Marc Duunoyer; el CEO de Galp, Filipe Silva; o el jefe de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de Volvo, Niklas Gustaffson.
Una visión reformada
Ha sido ya entrada la tarde que Sánchez ha dado un discurso en el que ha hablado de la buena marcha de la economía española, especialmente en un contexto de perspectivas pesimistas en las principales economías mundiales. También puso en valor las reformas realizadas hasta la fecha y de las oportunidades de inversión en el país.
Además, ha resaltado el hecho de los organismos internacionales apunten a España como una de las economías occidentales que mejor navegará la incertidumbre y desaceleración económica.
Ha sido en este marco que el presidente del Gobierno ha hecho un llamamiento a los líderes empresariales para proteger a los ciudadanos ante el alza de la inflación.
"Hace cien años, cuando el mundo aún estaba gobernado por viejas aristocracias, habría sido ingenuo e inútil hacerlo. Pero las cosas han cambiado. Hoy, muchos de ustedes proceden de la clase media y trabajadora", ha enfatizado Sánchez antes de apremiarles a hacer un esfuerzo para reducir las injusticias y la desigualdad.
En el que se preveía no iba a ser un viaje de campaña política, hubo mensajes contra la ultraderecha, contra el riesgo que supone Rusia y la invasión de Ucrania, también para la situación de los mercados energéticos. "Es hora de que nuestra economía y nuestra política vuelvan a centrarse en lo que realmente importa: el bienestar de los ciudadanos", zanjó los últimos puntos de su discurso el presidente del Gobierno.
Ya en el turno de preguntas, Sánchez hizo de la Unión Europea valedora de las medidas emprendidas en su mandato, desde la reforma laboral o la reforma universitaria a iniciativas más controvertidas como el mecanismo ibérico, que fue objeto de un largo debate en el seno comunitario.