La balcanización (fragmentación en bloques más pequeños) de la economía es una tendencia preocupante para el Fondo Monetario Internacional. Este proceso puede destruir las sinergias que se han construido durante años con la colaboración de los grandes bloques económicos (tecnología, rutas comerciales...). Esta fragmentación puede restar varios puntos de PIB a la economía global en los próximos años.
La reversión del proceso de integración global de las economías amenaza con desembocar en una nueva Guerra Fría con bloques económicos enfrentados, según ha advertido el FMI, que estima un impacto adverso en el PIB mundial de hasta siete puntos porcentuales en caso de producirse una fragmentación geoeconómica severa.
En un artículo publicado por la directora gerente de la institución, Kristalina Georgieva, la economista búlgara ha destacado que el coste a más largo plazo de la fragmentación del comercio podría oscilar "entre el 0,2% de la producción mundial en un escenario de fragmentación limitada y casi el 7% en un escenario severo", lo que equivale aproximadamente al PIB anual combinado de Alemania y Japón. Algunos autores como el economista Nouriel Roubini llevan tiempo alertando sobre una posible balcanización de las economías.
"La integración económica ha ayudado a miles de millones de personas a ser más ricas, tener mejor salud y educación. Desde el final de la Guerra Fría, el tamaño de la economía mundial casi se triplicó y casi 1.500 millones de personas salieron de la pobreza extrema. Este dividendo de paz y cooperación no debe desperdiciarse", advierte la nota publicada por el FMI.
Caídas de hasta el 12% de PIB
"Si se agrega el desacoplamiento tecnológico a la mezcla, algunos países podrían experimentar pérdidas de hasta el 12% del PIB", apunta.
De hecho, Georgieva advierte de que es probable que el impacto total sea aún mayor, dependiendo de cuántos canales de fragmentación se tomen en cuenta, ya que, además de las restricciones comerciales y las barreras a la difusión de tecnología, la fragmentación podría sentirse a través de restricciones a la migración transfronteriza, flujos de capital reducidos y una fuerte caída en la cooperación internacional.
En este sentido, subraya que esto sería "especialmente difícil" para aquellos que se ven más afectados por la fragmentación, ya que los consumidores de bajos ingresos en las economías avanzadas perderían el acceso a bienes importados más baratos y las economías pequeñas de mercado abierto se verían muy afectadas, con un impacto sustancial en la mayor parte de Asia por su gran dependencia del comercio abierto.
Ante esta situación, la directora del FMI señala la necesidad de fortalecer el sistema de comercio internacional, comenzando con "una reforma vigorosa de la Organización Mundial del Comercio" y con la celebración de acuerdos de apertura de mercados basados en la OMC.
Fortalecer las cadenas de suministro
"También debemos ser pragmáticos sobre el fortalecimiento de las cadenas de suministro (...) Aún así, las opciones de política como la relocalización podrían dejar a los países más vulnerables a las crisis", añade Georgieva.
En segundo lugar, la búlgara recomienda ayudar a los países vulnerables a lidiar con la deuda, ya que la fragmentación podría dificultar aún más ayudar a muchas economías emergentes y en desarrollo vulnerables que se han visto gravemente afectadas por múltiples perturbaciones.
Complejidad para resolver crisis de deuda soberana
"La fragmentación hará que sea más difícil resolver las crisis de deuda soberana, especialmente si los principales acreedores oficiales están divididos según líneas geopolíticas", advierte.
Asimismo, Georgieva insta a los países a intensificar la acción climática, apuntando que un factor diferencial podría ser el establecimiento de un precio mínimo internacional del carbono entre los principales emisores, así como aumentar la financiación climática para ayudar a los países vulnerables a adaptarse.