
Es un sueño recurrente: jubilarse joven o, al menos, poder disfrutar durante la jubilación de unos recursos suficientes como para disfrutar de la vida que uno siempre ha querido. Ese objetivo se fija a menudo como motivación para lidiar con los problemas del día a día. Pero el premio tras toda una vida trabajando es algo cada vez más complicado para la Generación X, aquellos nacidos entre 1965 y 1981, que actualmente ven cómo sus ahorros lidian con lo complejo de la coyuntura económica mientras cuidan de sus padres mayores y de sus hijos aún no independizados.
Así lo advierte Goldman Sachs tras realizar un sondeo a más de 1.500 estadounidenses, del que extraen que la ansiedad financiera está muy presente en la población mayor de 40 años. Más de la mitad de los encuestados que pertenecen a la Generación X afirman que su nivel de ahorros está por debajo de lo que debería para poder jubilarse con un capital que les permita mantener su ritmo de vida. Es una preocupación compartida por los boomers, aunque son más optimistas los millennials (34%) y los de la Generación Z (27%) al tener más tiempo para llegar al momento de retirarse.
"La Generación X está en el centro del vórtice financiero", aseguran desde Goldman Sachs. "Son los que tienen un mayor saldo ahorrado para su jubilación, y eso les hace más susceptibles a la volatilidad del mercado y la inflación. Y, aunque aún les queda algo de tiempo antes de retirarse, el tiempo para incrementar sus ahorros se está reduciendo", resumen.
En la mayoría de los casos, la principal preocupación con respecto a su jubilación es el nivel de ahorros (51%), seguido de la inflación (49%), lo que lleva a que el 58% del total confiesen que están estresados a este respecto.
Parte de la problemática de los ahorradores viene dada por las cargas familiares, que ha obligado a parte de los encuestados a dejar de trabajar en algún momento. Eso implica que en el 25% de los casos hayan congelado sus ahorros para la jubilación y el 39% se hayan visto empujados a retirar fondos de esta 'hucha'.
También la crisis económica producida por la crisis sanitaria ha perjudicado a las perspectivas de jubilación de los estadounidenses, ya que el 37% de los trabajadores encuestados calculan que tendrán que posponer el momento de retirarse como consecuencia de la pandemia.
Quienes aún están en activo en el mercado laboral también pueden aprender de lo que están viviendo sus predecesores que ya disfrutan de la jubilación. Más de la mitad de los jubilados encuestados aseguran que su nivel de ingresos es menos del 50% de lo que percibían antes de dejar de trabajar.
Diferencias entre EEUU y España
Cabe recordar que en EEUU el sistema de pensiones públicas es diferente al español. Según datos de septiembre de 2022, hay más de 48 millones de estadounidenses que cobran una pensión de jubilación pública, cuya cuantía media asciende a 1.673,88 dólares al mes. Para un trabajador que cumpla los requisitos y decida retirarse a los 66 años, el máximo a percibir es de 3.240 dólares, bajando notablemente a los 2.364 dólares si la situación de jubilación se adelanta a los 62 años.
En España, la pensión de jubilación media se sitúa en 1.256 euros, con una pensión máxima de 2.819 euros. En todos los casos, la cifra se recorta según el trabajador anticipe su edad de retiro con respecto a la fecha fijada por ley.
La diferencia fundamental estriba, por tanto, en la diferencia que supone para el nivel de vida medio en ambos países. El ingreso medio de un ciudadano estadounidense se situaba en 4.148 dólares mensuales a inicios de este año, por lo que la pensión media supone solo el 40% del salario en EEUU. En el caso español, el sueldo medio es de 1.751 euros, de forma que la pensión media asciende al 71% de los ingresos laborales medios.