Economía

Meloni intenta ganarse a Europa a través de estabilidad presupuestaria

  • El futuro gobierno necesitará recaudar 40.000 millones para seguir dando ayudas por la crisis
La ganadora de las pasadas elecciones italianas, Giorgia Melloni.

La victoria de Giorgia Meloni, con una ventaja considerable sobre sus aliados Matteo Salvini de la Liga y Silvio Berlusconi de Forza Italia, podría ser una buena noticia para la estabilidad de las cuentas públicas italianas. En la coalición ganadora que tendrá el control del 60 por ciento de los escaños del Parlamento transalpino, Salvini y Berlusconi son los líderes que más promesas económicas hicieron durante la campaña electoral, por un coste total estimado por los analistas en 70.000 millones de euros. Meloni a cambio, ha intentado mantenerse cautelosa, proponiendo cambios fiscales "paso a paso" en lugar de la introducción inmediata de una "impuesta plana" aupada por sus aliados.

La líder del partido post-fascista Hermanos de Italia ha matizado en los últimos meses su antiguos tonos eurófobos y apunta a reducir la desconfianza que su victoria genera en Europa, gracias a una "transición ordenada" con el Ejecutivo del primer ministro saliente Mario Draghi. Una paradoja si se piensa que Meloni hizo una dura oposición al expresidente del BCE durante su etapa en la presidencia de Gobierno.

El pasado jueves Draghi y su sucesora, que desde antes de las elecciones están en contacto, coincidieron en la estrategia para hacer frente a la crisis energética: insistir con Europa para que desacople el gas de la electricidad y no aprobar en Italia ayudas financiadas a través de nuevo déficit. Meloni sobre este tema se contrapone a su aliado Salvini que sigue pidiendo la asignación de 30.000 millones de euros de nuevo déficit para paliar la subida de los precios de la energía para familias y empresas.

La presidente de Hermanos de Italia que obtuvo en los comicios el 26 por ciento de los votos, frente al 8 por ciento de Salvini y Berlusconi, tiene la fuerza para definir la política económica del futuro Gobierno y nombrar en autonomía los ministros más importantes. El preferido para Economía es el miembro del comité ejecutivo del BCE, Fabio Panetta. Como alternativa, los rumores indican Domenico Siniscalco, vicepresidente del banco Morgan Stanley y antiguo ministro en los Gobiernos de Berlusconi. Un perfil que en todo caso podría tranquilizar a mercados e inversores.

En el programa electoral de Hermanos de Italia la agenda económica se centra en la defensa del "interés nacional" y propone temas propios de la derecha conservadora, empezando por ayudas a las familias y fomento de la natalidad. El conjunto de estas medidas (cheque bebe, reducción de impuestos para la compra de la primera vivienda, subsidios para las familias numerosas) se podría financiar a través de la anunciada eliminación de la renta básica, que tiene un coste de 9.000 millones de euros al año. Se trata de un subsidio para desempleados y familias bajo el umbral de la pobreza, aprobado por el populista Movimiento 5 Estrellas y criticado por Meloni ya que no ha tenido los efectos esperados a la hora de estimular la búsqueda de empleo. La líder derechista quiere, en cambio, reducir la carga fiscal para trabajadores y empresas y racionalizar el sistema de ayudas a las empresas incentivando la creación de empleo: la propuesta de la futura primera ministra es que durante los primeros dos años de contrato, el empleador no tenga que pagar impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social.

El primer banco de pruebas del nuevo Gobierno derechista serán los Presupuestos que el país tiene que aprobar dentro del 31 diciembre. El nuevo Ejecutivo se formará después de la toma de posesión del Parlamento, el 13 de octubre. Por esto Roma podría tener un mes más de tiempo, con respeto a la fecha límite del 15 de octubre, para enviar a Bruselas el primer borrador de ley presupuestaria.

Algunos asesores de Meloni ya han empezado a trabajar con la presidencia de Gobierno y el ministerio de Economía, pero la labor no es nada fácil. Para seguir la agenda económica de Draghi, Meloni necesita recaudar alrededor de 40.000 millones de euros, según una estimación de la oficina de estudios de la asociación de artesanos y pequeñas empresas CGIA. De hecho varios subsidios a familias y empresas, aprobados por el Gobierno saliente para hacer frente a la crisis energética y económica, caducan a finales de año y necesitan nuevos recursos para ser prorrogados. Sin embargo el Gobierno saliente deja a Meloni una pequeña ayuda. En la puesta al día del Documento de Economía y Finanzas, la hoja de ruta presupuestaria de Italia, el titular de Economía Daniele Franco acaba de revisar a la baja el déficit: en 2022 pasará del 5,6 al 5,1 por ciento y en 2023 del 3,9 al 3,4 por ciento. Esto deja al nuevo Gobierno un margen del 0,5 por ciento para cada año, es decir unos 10.000 millones para 2022 y otros 10.000 para 2023.Además entre el 5,1 por ciento previsto para 2022 y el 3,4 por ciento estimado para 2023 y hay bastante margen en el que trabajar para encontrar los recursos sin levantar demasiadas protestas en Bruselas.

Meloni sabe que el destino de su Gobierno se jugará durante los primeros meses. En la derecha italiana está todavía vivo el recuerdo de la caída del Ejecutivo conservador de Silvio Berlusconi que en 2011 fue derrumbado por la especulación y por la falta de confianza en los mercados, con un diferencial de la prima de riesgo que había llegado a superar los 500 puntos básicos.

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