
Italia celebró ayer sus últimas elecciones generales en un momento económico delicado, con la economía del país todavía lejos de los niveles previos a la pandemia y en pleno reparto de los fondos Next Generation procedentes de la Unión Europea. La extrema derecha ha ganado mucho peso en los últimos meses, algo que preocupa a nivel económico, además hay que tener en cuenta que las negociaciones para formar una coalición pueden alargarse durante semanas, algo que tampoco juega a su favor. "Somos cautelosos con la deuda italiana, ya que las negociaciones podrían elevar los diferenciales muy por encima de los 250 puntos básicos", apuntan los expertos de Edmond de Rothschild Asset Management. A esto hay que añadirle que una posible coalición populista "aumente el déficit público de forma insostenible", añaden desde Schroders.
Los cambios en la economía italiana no se quedarían únicamente en sus fronteras, son muchas las empresas españolas que están presentes en el país. Se trata del tercer mercado más importante para Inditex, solo por detrás de España y México, tras el cierre de las tiendas rusas. El gigante de la moda que preside Marta Ortega cuenta, en concreto, con 341 locales en el país. La red se compone de 92 tiendas de Zara, 78 de Stradivarius, 68 de Bershka, 53 de Pull & Bear, 24 de Oysho, 23 de Zara Home y tres de Massimo Dutti.
También es significativa la presencia de Deoleo en Italia, es propietaria de las marcas Bertolli y Carapelli. La filial italiana de Deoleo, Carapelli Firenze, firmó en 2017 con The Organic Factory (TOF), una compañía de envasado de aceites orgánicos, un contrato por el que le alquila su factoría de Inveruno por un plazo de cuatro años con opción de compra a partir del tercero. Este convenio con TOF garantizó a la empresa española la producción de refinado y aceite de semillas y puede impulsar su crecimiento en el mercado de productos orgánicos.
Pese a que la importancia de Italia es innegable en el tejido empresarial español, la realidad es que por el momento las compañías descartan que los cambios les vayan a afectar.
El sector energético español es uno de los más expuestos al país vecino. Audax, por ejemplo, explica a este medio que hasta el momento no han detectado afectaciones en su negocio provocadas por la inestabilidad política.
Iberdrola no es que tenga mucha presencia, es que la está incrementado. Acaba de reforzar su presencia en el país con la construcción de su primera instalación fotovoltaica, Montalto di Castro, de 23 MW, en la región central de Lacio. La compañía continúa fortaleciendo su cartera de proyectos en Italia y tiene como objetivo triplicarlos hasta 2025.
Enagás también mantiene relaciones con Italia. El operador gasista está estudiando junto a su homólogo italiano, Snam, la viabilidad de un interconexión submarina con Italia ante la crisis energética, como plan B al MidCat.
En el ámbito de las infraestructuras, Sacyr, Abertis y Aleatica emergen como los tres grupos españoles con mayores intereses en el país transalpino. La compañía que preside Manuel Manrique tiene allí, de hecho, su mayor activo en el mundo, la autopista Pedemontana-Veneto (circunvalación de Venecia) . En los últimos años también gestiona la A-3 Napolés-Salerno y la explotación de las autopistas italianas A21 Turín-Alessandria-Piacenza y A5 Turín-Ivrea-Quincinetto. Asimismo, la firma desarrolla su actividad en el negocio de construcción, teniendo en su cartera en la actualidad obras en marcha como la del Hospital de Milán.
Abertis, por su parte, controla el 90,03% del grupo industrial italiano A4 Holding, cuyos principales activos son las autopistas de peaje A4 y A31. La concesionaria catalana tiene como propietario a la italiana Atlantia, que ha tenido que vender recientemente sus principales autopistas en Italia tras el derrumbe del puente de Génova. Aleatica, entretanto, compró hace dos años la autopista de peaje A-35 entre Milán y Brescia. Los operadores de carreteras españoles no contemplan impactos significativos en sus actividades ni en las posibles inversiones futuras con el nuevo Gobierno.
En la industria hotelera, las principales cadenas hoteleras españolas tienen una presencia destacada. NH Hotel Group expande sus establecimientos por todo el país, contabilizando 57 hoteles. Meliá Hotels International cuenta con seis hoteles en Milán (tres), Roma (uno), Génova (uno) y Florencia (uno). AC Hoteles alcanza una decena de hoteles en el país y otros grupos como Iberostar, con el Grand Fontana Di Trevi, en Roma, Palladium, con su hotel en Sicilia, también desarrollan su actividad en este mercado.
Un caso especial son aquellas que están directamente relacionadas con el Gobierno o alguno de los políticos que están en primera línea. El mejor ejemplo de ello es Mediaset, la dueña de Telecinco es filial de MFE, la antigua Mediaset Italia, y tras la opa que concluyó en junio el 84% su capital está en manos de la familia Berlusconi, quien fuera primer ministro del país italiano y que en estos nuevos comicios ha liderado la lista de Forza Italia.
También hay que tener en cuenta que un cambio de control en el Gobierno abriría la puerta a movimientos en el sector empresarial público italiano cuyos efectos podría repercutir en España. Compañías como la eléctrica Enel o la petrolera Eni podrían ver cambios en su cúpula directiva que, finalmente, se reflejaran en las filiales que ambas empresas tienen también en España. El 23,59% del capital de la primera está en manos del Gobierno italiano.