Economía

Los trabajadores estadounidenses empiezan a perder la 'batalla' del teletrabajo

  • El trabajo en remoto pierde la mayoría del terreno ganado en pandemia
  • Las ofertas para teletrabajar registran su primer retroceso en 20 años
  • Los empleados no an su brazo a torcer y alimentan la guerra del talento

Después de más de un año de tiras y aflojas alrededor de la vuelta a la oficina entre las grandes compañías estadounidenses, en remoto empieza a cerrarse, pese a que sus empleados siguen sin dar su brazo a torcer.

En mayo de 2020, el 35,4% de los ocupados de Estados Unidos se vieron obligados a teletrabajar por la pandemia. De ser una solución obligada por las circunstancias, se convirtió en algo que muchos quisieron hacer permanente. Avalados por miles de entusiastas estudios, aseguraban haber mejorado sus ingresos y su conciliación.

Aunque estas afirmaciones tenían algo de truco: un estudio de la Oficina del Censo de los Estados Unidos (US Census Bureau) publicado hace un año demostraba que aquellos más proclives a pasar de la oficina al remoto, y aprovechaban por tanto sus ventajas, eran precisamente los que antes de la pandemia ya tenían mejores ingresos, nivel educativo y salud.

Una cuestión nada menor en un país en el que para muchos trabajadores la atención sanitaria depende del seguro de empresa. Esto significa que estos trabajadores tienen mayor capacidad para exigir un mantenimiento  del teletrabajo.

Estos trabajadores se concentraban en sectores relacionados con la digitalización, la ciencia de datos, o el legal.

Pero el fin de la pandemia, ha normalizado las cosas. Según las estadísticas de empleo de agosto, el teletrabajo pandémico ha caído al 6,5%, 5,4 veces menos que hace dos años.  

Aunque el porcentaje es mayor en profesiones más en auge, y mejor retribuidas, tras la pandemia. En el sector tecnológico sube al 23,5%, mientras en el legal está en el 18,9% y en la ciencia de datos en el 17,8%.

En este contexto, las grandes empresas de estos sectores apuestan por una vuelta a la oficina, ya sea híbrida o total, aunque se están encontrando con el rechazo frontal de sus empleados

En este contexto, muchas de sus competidoras han descubierto que ofrecer la opción de teletrabajo es una forma de 'robar' talento a los grandes competidores que prefieren trasladarlo a la oficina.

El teletrabajo como anzuelo

No hay cifras oficiales de cuántas personas han cambiado de empleo por no poder teletrabajar. Pero, al menos, se puede afirmar que el teletrabajo es uno de los factores que ha agravado la guerra del talento ciertos sectores en un momento de sobrecalentamiento extremo del mercado laboral, eso que llaman la 'Gran Dimisión'.

La ventaja del teletrabajo como anzuelo es clara: permite a empresas 'no tan grandes' fichar a profesionales de excelente cualificación a los que no podría tentar solo con el sueldo.

El sector tecnológico es un excelente ejemplo. Según los datos de Indeed Hirign Lab, no solo ha disparado la publicación de ofertas tras la pandemia, sino que el 40% de ellas contempla el teletrabajo.

Se trata de industrias en la que el interés por el teletrabajo permite competir en reclutamiento a muchas empresas que no pueden hacerlo en sueldo con las grandes.

Esta situación explica que, a pesar del retroceso en el empleo en remoto desde 2020, las ofertas se hayan mantenido al alza, hasta llegar a un máximo del 9,8% del total en febrero. Esto ha alentado las exigencias de muchos trabajadores para retrasar su vuelta al modelo presencial.  

Pero este panorama optimista empieza a desinflarse. En los últimos seis meses, las vacantes para puestos en remoto han retrocedido un punto. Algo que no había ocurrido hasta ahora.

Según el analista de Indeed Nick Bunker, la razón no está en un rechazo general del teletrabajo, sino al enfriamiento de la contratación en los sectores más proclives a él, especialmente en el tecnológico.

¿Esto quiere decir que las mismas empresas que han apoyado el auge del teletrabajo ahora pueden provocar su caída? Quizá sea excesivo hablar de desplome: el volumen de ofertas de teletrabajo sigue siendo muy superior al previo a la pandemia.

Pero sin duda sí alivia la presión sobre las competidoras para ofrecerlo como fórmula de retener talento, y puede provocar un efecto contagio en otros sectores, como el legal.

Aunque el verdadero problema está en el desajuste entre oferta y demanda. El 9,6% de las personas que buscan empleo en Estados Unidos quiere teletrabajar, y aquí no se aprecia señal alguna de enfriamiento.

La lucha sigue

En un contexto en el que las empresas de Estados Unidos buscan soluciones para retener talento sin tener que ofrecer más sueldos, es difícil aventurar los efectos de este desacople entre oferta y demanda de teletrabajo. Es previsible que, si la pandemia no da nuevas sorpresas, la vuelta a la oficina se siga intensificando.

Pero hablamos de un país en el que hay más vacantes de empleo que teletrabajadores y las renuncias (por lo general para saltar a un empleo mejor) siguen a un nivel récord. Quizá el plan de la Reserva Federal para reducir el exceso de vacantes se vea auxiliado por una menor apuesta por el teletrabajo.

Sin embargo, el hecho de que los trabajadores no den su brazo a torcer en la batalla del teletrabajo apunta a un posible otoño complicado para muchas empresas en el marco más general de la guerra por el talento.

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