Economía

El fuego no da tregua: arde ya en ocho meses lo mismo que entre 2018 y 2021

  • Las asociaciones reclaman una mejora de la limpieza y gestión de los bosques
El incendio de Bjís. Foto: Europa Press

Es el balance tiznado de negro de un año que, ya de por sí, discurría por una senda bastante oscura. Los incendios forestales han calcinado en España casi 300.000 hectáreas en los casi 400 fuegos que han encontrado en unas temperaturas anormalmente altas y en una pertinaz y también histórica sequía el mejor combustible. En ocho meses ha ardido tanto como en los tres años anteriores juntos.

Las llamas han engullido bosques y, también, estadísticas. Nunca antes se habían registrado, en tan pocos meses, tantos grandes incendios (aquellos que terminan calcinando más de 500 hectáreas). Este 2022 han sido medio centenar. Tampoco tantos vecinos habían tenido que ser desalojados de sus casas; hasta 27.500 han seguido el desarrollo de un incendio que amenazaba su casa, durante al menos una noche, desde un espacio habilitado de urgencia.

Los titulares se han ido superponiendo precipitadamente a partir del mes de junio. El peor verano en diez años, desde 2011, cuando se quemaron 166.000 hectáreas y se registraron 30 grandes incendios. Es necesario sumar las cifras del último lustro para alcanzar las firmadas este año.

Y la previsión, alarmante: "Por desgracia, la ciencia apunta a que estos próximos veranos van a traer temperaturas aún más elevadas". La sentencia la firmaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita al escenario del segundo incendio más poderoso del año en España, el de Bejís, en Castellón, con casi 20.000 hectáreas arrasadas.

Sánchez añadía que "todos nos enfrentamos a una emergencia climática que exige de una labor de extinción también complementada con una labor de prevención".

A la extinción le sigue la evaluación y la valoración económica. En este aspecto, también, récord: 15 de las 17 comunidades autónomas han recibido, en algún punto, la declaración de zona catastrófica, ahora conocida como zona gravemente afectada por emergencia de protección civil.

"Es la manera de articular los mecanismos de ayuda a las personas y a los bienes; tan solo Asturias, Cantabria y las dos Ciudades Autónomas quedan fuera del decreto", resumía la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez. Primero, la urgencia manda. Estabilizar, controlar y extinguir el fuego es siempre la prioridad. Pero las cicatrices no cauterizan tan rápido como el fuego engulle las masas forestales. El 16 de junio, los vecinos de la Sierra de la Culebra, en Zamora, empezaban a ver cómo su zona empezaba a arder; este gran incendio, el mayor de este año seguido del de Bejís (en Castellón) ha calcinado en total más de 30.000 hectáreas de un espacio reserva de la biosfera y, por haber sido el primero, las autoridades castellanoleonesas han sido también las que han podido tomar la avanzadilla en las labores

Venta de madera

Los Ayuntamientos de la zona tomaban pronto la iniciativa de adelantar la venta de la madera para poder rentabilizar, en la medida de lo posible, la que se ha mantenido útil y, antes incluso, para retirar rápidamente unos desechos que, de permanecer más tiempo del recomendable sin ser retirados, atraen las plagas. Pero no se trata, únicamente, de un problema ambiental; la madera también se descompone y pierde rápidamente su calidad. Si el proceso de recogida se dilata, el material es únicamente apto para ser triturado y convertido en biomasa, astilla para combustión o en pellets. Los primeros cálculos de las autoridades de Castilla y León anotan un beneficio de 27 millones de euros por esta venta adelantada.

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