
El ministro de Economía alemán, Christian Lindner, ha instado a los Estados miembro de la Unión Europea a volver a la senda de una mayor disciplina fiscal, porque "el hecho de que los Estados miembros puedan desviarse del Pacto de Estabilidad y Crecimiento no significa que deban hacerlo".
Al comienzo de la pandemia, cuando la producción económica de Europa se desplomó debido a la paralización de la actividad, la Comisión Europea decidió suspender este pacto por el que se establece que la deuda pública de los Estados miembro no debe superar el 60% del producto interior bruto y los déficits presupuestarios no deben superar el 3%. En un principio, la idea era reactivarlo a principios del año que viene, cuando la recuperación económica estuviera más afianzada. Sin embargo, la invasión de Ucrania y la escalada de los precios de la energía han obligado a Bruselas a prorrogar la suspensión un año más.
Algunos Estados miembros han abogado por una reforma, argumentando que determinados tipos de gasto público estratégico deberían recibir un trato preferente, como es el caso de la inversión en defensa o la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, Lindner se ha mostrado en contra de esta iniciativa, llegando a advertir que la decisión de prorrogar estas cláusulas no debe considerarse una oportunidad para reformar todo el reglamento fiscal de la Unión Europea, según admite el propio ministro de Economía alemán al Financial Times. Aunque reconoce que existe margen para una "mayor flexibilidad" en la forma de aplicar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, lo que no quita que la UE siga necesitando una "vía fiable a largo plazo para reducir la deuda de los Estados". Asimismo, aboga por actuar con rapidez para recuperar la estabilidad macroeconómica para que el actual escenario inflacionista no desemboque en estanflación, lo que ha descrito como "un peligro real".
La postura de Lindner cuenta con el apoyo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien insinuó que el resto de Estados miembro deberían seguir el ejemplo de Alemania.
La inflación interanual de Alemania alcanzó en el mes de abril el 7,4%, su nivel más alto en cuarenta años, según los datos difundidos por la Oficina Federal de Estadística que publicó la Agencia EFE. Respecto a marzo, el índice de precios al consumo (IPC) subió un 0,8 %. En marzo, la inflación se disparó hasta el 7,3 %, sobre todo por la evolución de los precios de los productos energéticos.