El escritor TS Eliot dijo una vez que sólo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde se puede llegar. Durante muchos años, muchas empresas e inversores españoles consideraron que Australia era un mercado demasiado lejano. Las oportunidades que surgían más cerca de su entorno geográfico les resultaban más seguras y conocidas.
Pero el éxito obtenido por aquellas empresas españolas que han encontrado oportunidades en el mercado australiano en los dos últimos decenios ha ido creando un cambio de mentalidad. Hoy existe un interés intenso y creciente –además de algunos claros ejemplos de éxito– por parte de las empresas españolas en los sectores australianos de la energía, la infraestructura y el transporte, entre otros.
¿Por qué Australia en este preciso momento? Los eventos acaecidos en los dos últimos años han dejado claro que las empresas necesitan diversificar sus cadenas de suministro y mercados para hacerse más resistentes en un mundo que es cada vez menos estable y predecible. La economía de Australia ha demostrado ser resistente a múltiples sacudidas a lo largo de la pandemia del COVID-19, y se pronostica que crecerá un 4,2 por ciento en 2022. Se estima que Australia será la duodécima economía más grande del mundo en 2023, ofreciendo una oportunidad de diversificación geográfica a las empresas europeas, así como estabilidad política y económica y una economía altamente productiva, diversa y abierta.
El país invertirá más de 120.000 millones de dólares australianos en infraestructuras a lo largo de los próximos diez años, lo que ha atraído a muchas grandes empresas españolas a ese mercado. Las oportunidades que presenta la transición energética en Australia también están aportando grandes beneficios, y las empresas españolas parten de una posición idónea para tomar parte en este ambicioso plan de inversión en energías renovables y en tecnologías bajas en emisiones.
El mercado australiano resulta cada vez más familiar, lo que hace que crezca el interés en nuevos sectores. Por ejemplo, el sector de la tecnología está viviendo una fuerte expansión, ya que ha crecido un 26 por ciento desde el inicio de la pandemia hasta convertirse en el tercer mayor componente del PIB australiano. Y el atractivo de Australia como gran exportador de materias primas y proveedor de energía ha aumentado a medida que las empresas tratan de asegurar su acceso a las cadenas de suministro globales. Contamos con las mayores reservas mundiales de mineral de hierro, oro y uranio, y somos uno de los líderes en la producción de litio.
Muchas empresas han descubierto que tener una presencia en Australia favorece sus interacciones económicas con la región del Indo-Pacífico, hacia la que se ha desplazado buena parte del peso económico mundial. Australia cuenta con una red de 16 acuerdos comerciales que ofrece a las empresas un acceso preferencial a los mercados asiáticos, los cuales, según las actuales estimaciones, representarán cerca del 45 por ciento del PIB global en 2026.
La finalización del Acuerdo de Libre Comercio entre Australia y la Unión Europea sigue siendo una prioridad. Además de enfatizar nuestros valores compartidos y nuestro compromiso con un orden mundial basado en reglas, el Acuerdo reducirá aranceles, contribuirá a la certidumbre regulatoria y ayudará a diversificar el comercio en ambas direcciones, incluyendo áreas tan estratégicamente relevantes como la energía y las materias primas.
Australia ya no es un mercado nuevo para las empresas españolas. Muchas han recorrido ya ese camino, y hay abundantes ejemplos de éxito en los que pueden fijarse aquellas empresas que busquen una mayor diversificación.