
Los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania se están dejando sentir en las economías de los países de alrededor, pero también a miles de kilómetros de distancia. En el océano Índico, Sri Lanka se encuentra a las puertas de una crisis provocada por la caída de los ingresos del turismo y avivada por el incremento de los costes de las importaciones de petróleo y una inflación que ronda el 15%, la peor de toda Asia. En un intento por evitar el impago, el país ha aceptado la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En 2009, Sri Lanka puso fin a tres décadas de guerra civil entre la mayoría budista cingalesa y una minoría tamil predominantemente hindú. Desde entonces, el país ha intentado reactivar el crecimiento de su economía mediante la inversión millonaria en infraestructuras turísticas. Al duro golpe ha supuesto la pandemia para su economía se suma la presión derivada de la invasión de Ucrania. Sri Lanka es un importador neto de bienes, desde medicinas hasta combustibles, cuyos precios se han disparado casi un 50% este mes. Además, cerca del 30% de los turistas de 2021 procedían de Rusia, Ucrania, Polonia y Bielorrusia. Ambos fenómenos han terminado por agotar sus reservas.
En los dos últimos años, las reservas de divisas de la nación del océano Índico han caído un 70%, hasta alcanzar los 2.310 millones de dólares. Ahora, el gobierno de Sri Lanka debe hacer frente al pago de una deuda total de hasta 7.000 millones de dólares, incluidos 1.000 millones de dólares de pagarés que vencen en julio.
En cuanto a la inflación, en parte es resultado de las propias medidas del gobierno de Sri Lanka. El año pasado, el país puso en marcha un ambicioso plan para promover la agricultura ecológica que pasaba por prohibir las importaciones de fertilizantes químicos. Esto provocó una escasez de nutrientes, la pérdida de cosechas y desató protestas multitudinarias. Al final, el gobierno revocó la polémica decisión en noviembre.
En el pasado, las condiciones del Fondo Monetario Internacional llevaron a Sri Lanka a mostrarse reacio a colaborar con este organismo. En un primer momento, el gobierno del país buscó en China ayuda financiera en forma de líneas de crédito y swaps de divisas. Sin embargo, la guerra en Ucrania ha complicado las negociaciones y Sri Lanka se muestra ahora abierta a llegar a un acuerdo con el FMI.
El anuncio del decimoséptimo paquete de rescate financiero de Sri Lanka ha estimulado un repunte de los bonos del país. Según los datos recopilados por Bloomberg, el bono offshore con vencimiento en 2030 ha subido a 0,49 dólares desde el mínimo histórico de 0,389 dólares del 9 de marzo, mientras que la probabilidad de impago a un año ha bajado al 18,2% desde el 31,3% de finales de diciembre.
El presidente Gotabaya Rajapaksa se ha fijado como objetivo reducir su déficit comercial hasta los 7.000 millones de dólares este año, frente a los 8.100 millones de 2021. El gobierno del país espera recibir 5.000 millones de dólares en remesas para apuntalar las finanzas del Estado, casi lo mismo que el año pasado.
Los analistas, por su parte, aseguran que el país tendrá que aceptar un sólido paquete de reformas que podría incluir la fijación de precios transparentes de la energía, la reforma de las empresas estatales y nuevos impuestos para aumentar los ingresos del gobierno. Asimismo, señalan la necesidad de poner en marcha una reestructuración para hacer frente a los altos niveles de deuda, el principal problema de Sri Lanka.
La India le lanza un salvavidas
A mediados del mes de marzo, la India le lanzó un salvavidas a Sri Lanka en forma de una línea de crédito de 1.000 millones de dólares. El acuerdo incluía ayuda para productos básicos como alimentos y medicinas.
No es la primera vez que el país asiático acude al rescate de Sri Lanka. En enero, India amplió un swap de 400 millones de dólares y aplazo una liquidación de 500 millones de dólares de la Unión Asiática de Compensación. Asimismo, el gobierno de la India ha ofrecido una línea de crédito de 500 millones de dólares a Sri Lanka para la compra de productos petrolíferos, según publica Bloomberg.
Sri Lanka también recurrió a una línea de swap de 1.500 millones de dólares de China para reforzar las reservas. Parte de esa suma se destinó a reembolsar bonos en moneda extranjera el 18 de enero.
Pese a la ayuda de la India y a la espera de iniciar las negociaciones con el FMI, las protestas por la crisis económica en la que está sumida el país han continuado. Este viernes 1 de abril, el presidente de Sri Lanka ha declarado el estado de alarma tras una jornada de manifestaciones contra el Gobierno que se ha visto precedida de violentos disturbios y del intento de allanamiento de una residencia privada de Rajapaksa, según informa RTVE.