
Este viernes, la campaña de las elecciones autonómicas de Castilla y León, repleta como nunca de líderes nacionales de todos los colores, llegaba a su fin. Y lo ha hecho con más incertidumbres que certezas de cara a los resultados del 13F.
En apenas 15 días, los sondeos han dado una vuelta de 180º, desterrando la previsible mayoría absoluta del Partido Popular -incluso con menos de 33 escaños-, y abriendo la puerta al primer Ejecutivo PP con Vox, y también a una posible victoria del PSOE si los hados del mal tiempo y la desmovilización les acompañan.
Escenarios
Dicen los manuales políticos que las campañas apenas sirven para cambiar la intención de voto, salvo cuando la campaña no es tranquila, y finalmente desmoviliza a cierto electorado. Lo cierto es que los últimos sondeos dibujan ese panorama poco halagüeño para los intereses de Alfonso Fernández Mañueco. Desde un CIS que describe una horquilla de 24 a 30 diputados, o los 31 escaños que le de 40dB para El País al PP o, a los 35 que da GAD3 para ABC -un buen resultado-, pero eso sí, con una anotación a reseñar, y es que si a las dos de la tarde la participación está por debajo del 33%, "podría haber un Gobierno de izquierdas", gracias a las fuerzas del cambio, "incluso con un PSOE perdedor".
Así, con estos números, y salvo sorpresas, la ecuación más clara que resulta es que Mañueco pude verse obligado a pactar con Vox -emergente en los sondeos-. Una iniciativa que poco o nada gusta a la dirección nacional del PP, que baraja varios escenarios.
Asimilada que la mayoría absoluta -41 escaños- es poco menos que un milagro, un resultado de 34 a 37 diputados sería más que satisfactorio. En este caso, el PP podría negociar el apoyo exterior de Vox, cuyo líder, Juan García Gallardo, podría obtener hasta 14 representantes. Un apoyo que le dejaría formar gobierno, sin necesidad de incorporar en su ejecutivo a nadie de la formación de Santiago Abascal.
El otro escenario, por debajo de 34 escaños y hasta los 29 -una casuística que según fuentes del PP consultadas por eE, se manejaba este viernes en Génova-, colocaría a Mañueco en una difícil situación. De obtener Vox lo que aventuran las encuestas, al Partido Popular no le quedaría otra salida que pactar con la formación verde, por primera vez, e incorporarla al Gobierno; porque, de otro modo, si no lo hiciera, Alfonso Fernández Mañueco quedaría en una posición de imposible ejecución.
Un escenario de 29 diputados acarrearía para el dirigente salmantino el mismo laberinto político, con un ingrediente añadido: que ese fue exactamente el mismo resultado que obtuvo en 2019, cuando el PSOE fue ganador en las urnas con 35 escaños, pero el apoyo de los 13 de Cs salvo los muebles al Partido Popular de CyL.
Errores
Ahora las encuestas no vaticinan tan buenos números a Ciudadanos -aunque tampoco parece que a Francisco Igea le hayan quedado muchas ganas de reeditar ese acuerdo-, y al tiempo, en Ferraz crece el entusiasmo, hasta el punto de recurrir la presencia de Pedro Sánchez y algunos de sus ministros, sin olvidar a José Luis Rodríguez Zapatero, presuponiendo que el viento les viene a favor.
El PSOE tiene opciones de Gobierno después de 35 años
Pero, ¿qué es lo que ha ocurrido en Castilla y León? ¿Por qué ha dado ese vuelco las encuestas, y por qué por primera vez el PSOE tiene opciones de Gobierno, después de 35 años, cuando el candidato del Partido Popular era a todas luces el gran favorito de esta contienda.
Algunas voces del PP parten de la base de que Mañueco se lanzó a la piscina demasiado pronto, creyendo que era Isabel Díaz Ayuso, y poniendo por delante una amenaza de moción de censura por parte de Cs, que no era tan real.
Superada esta fase, y con la convocatoria en marcha, una sucesión de errores tapaba las garrafales afirmaciones del ministro Garzón en sus críticas hacia las macrogranjas, críticas que caían sobre una región eminentemente agrícola.
Pero a medida que ha ido avanzando la campaña, ésta se ha ido complicando para el Partido Popular, mientras un PSOE sorprendido, ha ido sacando pecho y llegando con optimismo a las urnas.
Desde una parte del PP se piensa que el error del voto de Alberto Casero en la reforma laboral, lejos de dar réditos, ha provocado más ruido y distorsión en la campaña. Además, tampoco se entiende desde esta corriente que supuestamente desde la dirección del PP se haga tanto hincapié en que no se puede gobernar con Vox, y que, llegado el caso, es mejor ir de nuevo a las urnas. El portazo de la Comisión Europea a los alcaldes que el pasado miércoles fueron a Bruselas a pedir igualdad en el reparto de los fondos tampoco ayuda, explican.
De otro lado, los detractores de Ayuso la señalan por defender un pacto con Vox en su primer mitin en Valladolid, y también afean el discurso de José María Aznar, dejando entrever que había cuestionado el liderazgo de Pablo Casado.
Al cierre de las urnas
Con lucha interna en el PP, y con Mañueco buscando la mano de Ayuso y Feijóo para que tiren del carro en el mitin de fin de campaña, la única foto finish que vale es la del 13F. En ese momento, y en función de los resultados, vendrán las lecturas políticas.
En esas quinielas, y si bien mal dadas y se pierde el bastión popular de CyL, ya hay quien sostiene que se pedirán cabezas, empezando por la dirección nacional, máxime cuando Andalucía está frenando unos comicios -aunque no podrá retenerlo por mucho tiempo-; y sin olvidar, que en Valencia también se esperan elecciones.
Un Gobierno imposible o tres consejerías
En este galimatías, no obstante, y estando la clave en la participación, de las bases de Vox llegaba este viernes a eE que su partido no tiene intención de pactar con el PP, porque su pretensión es más bien "hacer imposible" el Gobierno de Mañueco, exigiendo en cualquier caso una factura muy alta, quizás mirando a las elecciones andaluzas.
Claro que, a última hora del sábado, las tornas cambiaban, y fuentes próximas al partido de Santiago Abascal explicaban que su intención sí es entrar en el Gobierno de Fernández Mañueco, si consiguen el menos 10 escaños, pero a cambio de reducción de consejerías, el fin de las políticas LGTBi, "el fin de los chiringuitos" y, la dirección de tres consejerías, las de Agricultura, Educación y Familia.