El Fondo Monetario Internacional publicó este lunes sus conclusiones preliminares tras completar su misión para la Eurozona. En el mismo estableció que las enérgicas políticas aplicadas en la zona del euro durante el último año han apoyado la renta disponible de los hogares, han mantenido las relaciones entre los trabajadores y el empleo, han proporcionado crédito a la economía y han protegido los balances del sector empresarial.
De cara al futuro, los funcionarios de la institución recalcan que será un reto coordinar la normalización de las políticas fiscal, monetaria y del sector financiero ante la incertidumbre de la dinámica y los legados de la pandemia. Es por ello que las políticas deben seguir siendo acomodaticias, pero cada vez más selectivas, centrándose en mitigar los posibles aumentos de la desigualdad y la pobreza.
En conjunto, estos factores sugieren la posibilidad de revisiones modestas en las perspectivas de crecimiento del Fondo que se publicarán el próximo enero desde las proyecciones actuales de crecimiento del 5% para 2021 y del 4,3% para 2022. Más allá de las cifras principales, es probable que la recuperación sea desigual entre países y sectores.
Según el Fondo, la actual oleada de infecciones y la renovada preocupación por las variantes más nuevas y transmisibles de Covid-19 ponen de manifiesto el continuo riesgo que la pandemia supone para la recuperación, especialmente si va acompañada de una menor eficacia de las vacunas o de una cobertura de vacunación incompleta.
La expiración de las políticas de apoyo, una posible corrección de los mercados inmobiliarios o los efectos de una fuerte desaceleración en China también podrían crear vientos en contra.
En el lado positivo, un ajuste más rápido de lo esperado impulsaría la actividad, mientras que una reversión importante del gran exceso de ahorro podría aumentar significativamente el consumo. El FMI también estima que la inflación subyacente en la zona del euro siga siendo débil.