
La economía de EEUU sufrirá una recesión duradera y no se recuperará este año, según pronostica el financiero de origen húngaro George Soros, quien considera que el sistema bancario estadounidense es "básicamente insolvente". En su opinión, el relajamiento de la norma contable de valoración de activos (mark-to-market) supone un riesgo, ya que puede establecer las condiciones para prolongar la vida de las entidades zombies.
En una entrevista concedida a Reuters, el multimillonario inversor afirma que, aunque la nacionalización de entidades está fuera del análisis, los test de estrés llevados a cabo por el Tesoro deberían servir como precursores de unas recapitalizaciones más exitosas.
Relevar al dólar
Por otro lado, Soros abre la puerta a la posibilidad de que el dólar finalmente acabe siendo sustituido como divisa de reserva y apunta a los derechos especiales del FMI, tal y como hiciera China, como posible alternativa al 'billete verde'.
"A largo plazo, contar con una unidad contable internacional al margen del dólar iría en nuestro provecho", afirma Soros, quien insiste en la necesidad de reformar un sistema que ha permitido a EEUU gastar más de lo que produce. "Está llegando a su fin y no se permitirá que vuelva a suceder. Deberá haber algunos cambios", apunta.
Respecto a la economía mundial, Soros señala que la recuperación en 2010 puede ser posible, aunque reconoce que el ritmo dependerá definitivamente de la profundidad de la recesión y espera que sea China la primera economía en emerger, probablemente este mismo año.
Sobre la zona euro
Por otro lado, el inversor de origen húngaro apunta que la crisis representa un incentivo para los países de la Eurozona para permanecer en el bloque, mientras que los países periféricos encaran graves problemas.
En este sentido, Soros considera que el euro ha sido una "enorme ventaja" para los países que lo usan, por lo que concluye que "no se puede cuestionar la posibilidad de que un país débil decida abandonar la moneda".
Por otro lado, el inversor apunta que, pese al incremento de los fondos del FMI para ayudar a los países de Europa del Este, los países bálticos aún se enfrentan a serias dificultades, mientras que Ucrania no está muy lejos de no poder hacer frente a sus obligaciones.