Economía

El año 2006 mostró al mundo la explosión económica de Asia

Patricia Souza

Tokio, 6 dic (EFECOM).- La India enseñó este año los dientes a su eterna rival China, con un crecimiento cercano al 10 por ciento que puede alterar las tradicionales hegemonías económicas en Asia, mientras Japón parece haber despertado de su eterno aletargamiento.

Esas tres economías de características muy diferenciadas se encargaron durante este año de recordar al mundo que el futuro pasa por Asia, donde se concentra el 60 por ciento de la población del planeta.

Este año, fueron muchas las atenciones dispensadas a la India y China, las dos economías emergentes con las mayores tasas de crecimiento mundiales, que hace tiempo que dejaron de mirarse sólo a sí mismas, para comportarse abiertamente como potencias políticas y económicas de pleno derecho.

Ya no son sólo países receptores de inversión por sus bajos costes de producción y mano de obra barata: muchos expertos auguran que en unos años compartirán el papel de grandes motores económicos mundiales.

Ahora, las principales empresas de China y la India se atreven a acometer grandes compras en los países ricos; sus exportaciones y consumo no dejan de aumentar; absorben gran parte de la energía mundial, y dejan sentir su peso en las negociaciones internacionales.

Frente a una China consolidada junto a Estados Unidos como locomotora mundial por su fuerte crecimiento y consumo, 2006 ha sido el año de la explosión de la India, un gigante al que le gusta recordar que, con 1.100 millones de habitantes, es la mayor democracia del globo.

Durante 2006, la India ha sido el país de moda, la novia a la que todos han cortejado, para tener un trozo del pastel de una economía que aúna tamaño y capacidad para seguir creciendo.

Con todos sus problemas de atrasadas infraestructuras, engorrosa burocracia, lenta apertura económica y anquilosamiento social, la India creció este año casi el 10 por ciento -sólo superada por China- y se jacta de ofrecer a los inversores el apetitoso mercado de una clase media cifrada en centenares de millones de personas.

Además, la India se ha visto favorecida por las preferencias de Estados Unidos, que ha querido convertirla en un contrapoder en Asia frente a la amenaza china y que este año suscribió un acuerdo que le permitirá transferirle tecnología nuclear para uso pacífico.

En cualquier caso, no hay que olvidar a su eterna rival China, cuarta economía del mundo, que ha recibido una inversión extranjera acumulada de 600.000 millones de dólares y sigue funcionando como un auténtico motor del consumo mundial.

El crecimiento de su PIB es desbocado (un aumento superior al 11 por ciento en el segundo semestre), hasta el punto de que algunos expertos alertan del riesgo de un abrupta desaceleración, mientras sus inversiones aumentan más del 30 por ciento y las exportaciones lo hacen en un 25 por ciento.

En este contexto de especial ímpetu de los gigantes emergentes, la segunda economía del mundo, Japón, ve en juego las hegemonías en Asia, si bien el país del sol naciente puede presumir de que en 2006 ha vuelto a renacer.

Tras años de recesión y muchos más de deflación, el Gobierno nipón declaró en 2006 el final de la etapa de estancamiento de los precios y constató un crecimiento económico más que saludable del 2 por ciento durante el tercer trimestre.

Aunque a un ritmo menos acelerado que en noviembre de 1965 y julio de 1970, la economía japonesa sumó en noviembre de 2006 su 58 mes de crecimiento ininterrumpido, hasta alcanzar su época más larga de expansión desde la Segunda Guerra Mundial (1939-45). EFECOM

psh/rl

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